La crisis política que estalló en Galicia en las últimas horas forzó al alcalde de Monforte de Lemos, José Tomé, a abandonar sus principales responsabilidades institucionales. El también presidente de la Diputación de Lugo y dirigente destacado del PSdeG anunció su renuncia este miércoles, después de que se hicieran públicas varias acusaciones de acoso sexual atribuidas a su persona.
El político socialista compareció por la tarde en una rueda de prensa en Monforte, donde confirmó su salida y adelantó que aún debe comunicar formalmente qué ocurrirá con la alcaldía.
Las acusaciones que desencadenaron la dimisión
El detonante se produjo la noche anterior, cuando el programa Código 10 difundió testimonios que señalaban supuestos comportamientos machistas y actitudes inapropiadas hacia mujeres vinculadas a su entorno. Horas más tarde, la dirección nacional del PSOE confirmó que existían denuncias internas que habían llegado al canal oficial del partido: la filtración aceleró los tiempos y dejó a Tomé en el centro de una tormenta.
En su comparecencia, el socialista insistió en que las acusaciones difundidas son “falsas” y “anónimas”, pero admitió que el impacto público era incompatible con mantener sus cargos. Según explicó, tomó la decisión tras dialogar con compañeros del partido tanto en el ámbito provincial como regional: “Lo hago voluntariamente para evitar cualquier perjuicio al PSOE y a las instituciones”, afirmó.
Suspensión de militancia y efectos en la alcaldía
Tomé detalló que solicitará la suspensión cautelar de su militancia en el PSdeG con el fin de no comprometer al partido durante el proceso judicial que prevé iniciar para defenderse. Su intención, dijo, es disponer de margen para afrontar las acusaciones “con mayor libertad”.
En el plano municipal, la decisión abre un nuevo frente: el regidor anunció que él y todos los concejales socialistas de Monforte pedirán también la suspensión cautelar de militancia y pasarán a operar como un grupo no adscrito mientras se resuelve el expediente interno.
La renuncia se produce, además, después de que en la mañana de ese mismo día Tomé participara en un acto oficial del servicio de bus rural sin tener aún conocimiento de las denuncias difundidas, entonces había asegurado que no contemplaba dimitir. La situación cambió por completo al conocerse la postura de Ferraz, que exigió que entregara su acta de diputado autonómico y dejara la alcaldía.
Tensión con el BNG y riesgo para el gobierno provincial
La crisis también alcanzó a sus socios de gobierno en la Diputación de Lugo, el BNG. La formación nacionalista evitó pronunciarse hasta que Tomé diera explicaciones, pero una vez conocidas sus declaraciones, sus líderes fueron tajantes.
El teniente de alcalde de Lugo, Rubén Arroxo, subrayó la necesidad de mantener una posición de “tolerancia cero” frente a conductas machistas y trasladó apoyo a posibles víctimas. La portavoz nacional del BNG, Ana Pontón, expresó su indignación y calificó los hechos de “repugnantes”, apelando a la responsabilidad política.
Incluso dentro del propio equipo de gobierno provincial surgieron advertencias: Efrén Castro, representante del BNG en la Diputación, adelantó que abandonaría el ejecutivo si el PSOE no apartaba a Tomé de sus funciones, un movimiento que finalmente quedó evitado tras la renuncia.
