El economista y profesor de la Universidad de Barcelona Gonzalo Bernardos lanzó un mensaje directo en Formentera: el actual modelo turístico de Baleares “ya no es sostenible” y debe replantearse con urgencia. Durante su conferencia en la Jornada Metafuturo Impulsa Illes Balears, defendió que el archipiélago debe apostar por la calidad frente a la cantidad, reduciendo la presión turística pero aumentando el nivel de gasto por visitante para proteger la economía y el territorio.
Bernardos, uno de los economistas más influyentes del panorama nacional, advirtió que la masificación turística y la presión sobre el territorio ya están generando tensiones económicas y sociales en Baleares. «El turismo seguirá siendo esencial para esta comunidad, pero hay que gestionarlo con cabeza. Si no se cuida lo que convierte estas islas en únicas, se destruirá el negocio», señaló en la exposición organizada por Onda Cero y Atresmedia Radio en el hotel Five Flowers con el apoyo de la AETIB, el Consell de Formentera y empresas del sector como Paya Hotels, RIU Hotels & Resorts, Formentera Lines, PIMEF y CAEB.
El economista fue claro en su propuesta: «En Baleares caben un número determinado de turistas y que tienen que ser menos, pero que paguen más». Según explicó, el camino pasa por una combinación de desestacionalización, aumento del gasto por visitante y selección de mercados que apuesten por la calidad. Para ello, defendió medidas concretas como reducir la afluencia en temporada alta, incrementar la llegada de visitantes el resto del año, fomentar el turismo de cuatro y cinco estrellas y mantener una lucha firme contra las actividades irregulares.
Bernardos mostró también una visión crítica hacia la gestión pública del turismo en las islas, a la que acusó de actuar «con lentitud y miedo político». Comparó la situación de Baleares con la de territorios peninsulares como Aragón o Málaga, a los que puso como ejemplo de capacidad de adaptación. «El sector privado puede impulsar cambios con rapidez mientras que la política tiende a actuar con freno por miedo al fracaso y preocupación por el relato público», afirmó.
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