Pedro Sánchez y José Luis Ábalos dejaron de hablar durante cuatro meses tras la repentina destitución del entonces ministro de Transportes en julio de 2021. Ahora, una serie de mensajes privados recuperados por la Guardia Civil, y revelados en exclusiva por El Mundo, muestra cómo el presidente del Gobierno reanudó el contacto con su antiguo número dos en medio de un contexto judicial explosivo.
Lo que parecía una ruptura total, se convirtió en una reconciliación política marcada por afecto personal, análisis estratégicos y gestos de complicidad que podrían reescribir la historia reciente del PSOE. ¿Qué hay detrás de estos mensajes? ¿Y qué consecuencias pueden tener?
“Este viaje ya terminó. No cuento contigo para la nueva etapa”. Así, de forma tajante, Pedro Sánchez le comunicó a José Luis Ábalos su destitución como ministro de Transportes el 10 de julio de 2021. Lo que hasta ese momento había sido una alianza clave dentro del Ejecutivo socialista, se rompió sin motivo aparente.
Ábalos, visiblemente afectado, pidió una explicación que no dañara su reputación. “Me parece razonable que me des un motivo que no ponga en riesgo mi reputación”, respondió, según revelan los mensajes. Pero Sánchez no cedió: “No puedo darte ningún motivo”.
La frialdad del mensaje marcó el inicio de cuatro meses de silencio absoluto, en los que ambos evitaron cualquier contacto.
El mensaje del deshielo
El 6 de noviembre de 2021, Sánchez rompió el hielo con un mensaje inesperado: “Hace tiempo que no hablamos. Te escribo para trasladarte mi solidaridad ante los infundios que, por desgracia, estamos viendo en los medios”.
Este WhatsApp marcó el inicio de una reconstrucción progresiva de una relación política rota, que terminaría devolviendo a Ábalos al núcleo duro del PSOE. Una historia de reencuentro que hoy, tras su revelación, genera más preguntas que respuestas.
De apestado a asesor en la sombra
Tras aquel primer mensaje de apoyo, Ábalos fue reincorporándose progresivamente al círculo socialista. Regresó a las televisiones como portavoz, recibió un puesto de salida en las listas del 23-J y se convirtió, nuevamente, en consejero estratégico de Sánchez.
En julio de 2023, el presidente le envió un mensaje especialmente emotivo: “He echado de menos muchas veces trabajar contigo. Siempre he valorado mucho tu criterio político. También tu amistad. En fin. Te mando un abrazo”.
Una confesión que no solo revela cercanía personal, sino una revalorización política de su exministro en un momento crítico para el Gobierno.
Pegasus, Villarejo y la sombra de la conspiración
Los WhatsApp también muestran conversaciones anteriores al cese de Ábalos, como cuando le informó sobre la aparición del nombre “Pedro Sánchez” en las agendas del comisario Villarejo. El exministro lo aclaró rápidamente: “Se trata de un informático, no del presidente”.
La tensión era palpable. Un día después de ese mensaje, Ábalos fue destituido.
En otra ocasión, en 2022, tras el escándalo del espionaje con Pegasus, Ábalos justificó las actuaciones del Estado ante Sánchez, reforzando el relato de vigilancia a líderes independentistas: “No se trató de quemar un contenedor, sino de bloquear el aeropuerto. Era una infraestructura crítica”.
La campaña del 23-J: emociones y reencuentros
Con las heridas aparentemente cerradas, Ábalos se convirtió en el número dos por Valencia en las listas del PSOE para las elecciones generales. Él mismo definió la campaña como “intensa, muy emotiva y plena de reencuentros”, según otro de los mensajes recuperados.
Además de actuar como candidato, el exministro retomó su rol como asesor estratégico, enviando a Sánchez análisis políticos y sugerencias discursivas. En abril de 2023, en plena Semana Santa, le escribió un mensaje extenso con reflexiones de alto contenido político.
El relato épico y la “socialización del esfuerzo”
En su papel de estratega, Ábalos propuso una narrativa para la campaña basada en el esfuerzo colectivo durante la pandemia. Habló de “socializar los logros”, conectar emocionalmente con el electorado y resaltar una épica de país.
“En la memoria de todos está la lucha contra la pandemia. España funcionó como una empresa colectiva”, escribió. Y añadió: “Debemos dejar en la memoria un relato épico de esfuerzo y grandeza”.
Sánchez respondió en tono de total complicidad: “Gracias por el mensaje. Esta idea de socializar los avances es un gran hallazgo. Así lo haré. Gran abrazo”.
El WhatsApp tras El Hormiguero y la confesión definitiva
El 27 de junio, tras la intervención de Sánchez en El Hormiguero, Ábalos volvió a escribirle: “Motos se rindió desde el principio. Si no fue la mejor, fue una de tus mejores entrevistas. Enhorabuena”.
La respuesta del presidente fue un emoji lanzando besos. Días después, el clímax: “He echado de menos muchas veces trabajar contigo”.
Una confesión inesperada que hoy genera un terremoto político tras su revelación pública.
La carta de Waterloo y la vía Junts
En plena negociación de la investidura, Ábalos propuso a Sánchez una vía de contacto con Junts a través de Alexis Marí, ex de Ciudadanos. Este aseguraba tener acceso directo a Puigdemont y su entorno en Waterloo.
Sánchez respondió con pragmatismo: “Toda ayuda siempre es buena”. Ábalos se ofreció a actuar de enlace: “Lo miro”.
El contenido de estos intercambios demuestra que Ábalos no solo fue rehabilitado políticamente, sino que recuperó influencia en decisiones clave para la gobernabilidad del país.
El caso Koldo, el entorno tóxico y la caída final
Seis meses después de estos mensajes, estalló el caso Koldo, que salpicó directamente al entorno de Ábalos. La Guardia Civil incautó los dispositivos donde estaban almacenados estos WhatsApp.
Ábalos, en paralelo, atravesaba una crisis matrimonial que, según fuentes citadas por El Mundo, derivó en acusaciones de corrupción interna dentro del PSOE.
La imagen del exministro cambió radicalmente de nuevo. Pasó de ser un “resucitado político” a un “problema judicial”, pese a que los mensajes con Sánchez no mostraban implicación del presidente en las tramas investigadas.
¿Qué implicaciones tiene esta filtración?
El impacto de esta exclusiva va más allá del morbo político. Revela que:
-
Sánchez reactivó la relación con su exministro pese a las sospechas públicas.
-
Ábalos fue una pieza clave en la estrategia electoral y en la negociación con Junts.
-
La Guardia Civil ya tiene en su poder conversaciones privadas que podrían cruzarse con otras tramas.
¿Y ahora qué?
El contenido de estos mensajes —de alto valor estratégico y emocional— plantea serios interrogantes sobre la gestión interna del PSOE y la sinceridad del relato oficial de Moncloa.
¿Fue Ábalos realmente apartado? ¿O simplemente reubicado en un papel invisible? ¿Qué más se oculta en las memorias incautadas?
Una cosa es segura: la historia entre Sánchez y Ábalos está lejos de haberse cerrado.