Rosalía ha dado un paso audaz en su carrera con el lanzamiento de su nuevo sencillo titulado Berghain, que cuenta con las colaboraciones de Björk y Yves Tumor. El tema sirve como primer adelanto de su cuarto álbum de estudio, LUX, cuya publicación está programada para el 7 de noviembre de 2025.
Mientras la canción genera expectación por su carga simbólica y estética, la presencia de Yves Tumor la convierte en un cruce entre lo experimental y lo popular, y abre la conversación acerca del papel que este artista tiene hoy en la escena contemporánea.
Yves Tumor, el talento inclasificable que desafía al público
Detrás de Yves Tumor está Sean Lee Bowie, nacido en 1990 y criado en Knoxville, Tennessee, en un entorno que él mismo describe como “aburrido y conservador”. A los 16 años comenzó a producir música como vía de escape, enseñándose a sí mismo a tocar guitarra, bajo, batería y teclados.
Su primera incursión artística, bajo el alias Teams, lo vinculó a la escena post-chillwave, pero el verdadero salto llegó con When Man Fails You (2015) y Serpent Music (2016), trabajos que lo acercaron al sello PAN Records y a la escena experimental de Berlín, donde actuará el próximo 22 de noviembre.

Desde entonces, Yves Tumor ha sido un viajero sonoro y vital, moviéndose entre continentes, identidades y estilos. Actualmente reside en Turín, pero su territorio real es el tránsito. Su música rompe las etiquetas: combina el soul con el noise, el R&B con la psicodelia, la electrónica con el glam rock. En discos como Safe in the Hands of Love (2018) y Heaven to a Tortured Mind (2020), su sonido se volvió más físico y directo, sin perder esa sensación de peligro que lo define.
Su obra más reciente, Praise a Lord Who Chews but Which Does Not Consume; (Or Simply, Hot Between Worlds) (2023), lo consolidó como uno de los artistas más provocadores de su generación, mezclando erotismo, angustia y teatralidad, en una línea que recuerda tanto a Prince como al Bowie que inspira su nombre.
Cómo ha surgido la alianza

Berghain de Rosalía
La unión de Rosalía e Yves Tumor es una convergencia de mundos. Berghain promete unir tres visiones artísticas distintas pero complementarias: la mística electrónica de la excéntrica Björk, el barroco emocional de Rosalía y el «paganismo posmoderno» de Tumor.
El club berlinés donde transcurre la canción, más símbolo que espacio real, representa ese templo profano donde la música deja de ser entretenimiento para convertirse en rito y catarsis.
Que Rosalía sitúe allí el primer corte de LUX es una declaración de intenciones: una expansión del flamenco digital hacia una liturgia europea donde el pop se cruza con la experimentación, la espiritualidad y la iconografía queer.







