Los socorristas del municipio de Ibiza han lanzado un comunicado en el que advierten de que trabajan en condiciones laborales que “rozan lo tercermundista”. Su denuncia llega en plena temporada turística y subraya la paradoja de que, mientras la isla proyecta al exterior una imagen de lujo, sus servicios de vigilancia en playas se mantienen en una situación que califican de indigna y peligrosa.
El colectivo asegura que las torres de vigilancia, pese a las reclamaciones presentadas desde 2019, siguen siendo las mismas que hace más de una década. Explican que muchas de ellas se encuentran “carcomidas, podridas y peligrosas”, hasta el punto de moverse con el viento y carecer de protección frente al sol o las tormentas. Para evitar insolaciones durante sus turnos, algunos trabajadores se ven obligados a improvisar sombrillas y refugios precarios junto a las torres.
Un puesto sanitario inhabitable
La situación en el módulo de enfermería, según denuncian, es aún más alarmante. Lo describen como un espacio donde “ratas corretean entre botiquines y camillas” y las cucarachas se pasean por los uniformes de los trabajadores durante sus comidas. Una imagen que, sostienen, pone en riesgo no solo a los socorristas, sino también a los usuarios que requieren atención en emergencias.
A estas condiciones se suma lo que califican como precariedad salarial. Mientras en otros municipios de la isla se han aprobado mejoras, en Vila —aseguran— se continúa abonando un sueldo insuficiente para un trabajo que implica salvar vidas cada día. La consecuencia, añaden, es una rotación muy elevada de plantilla, con profesionales que rara vez permanecen más de una temporada.
Los socorristas concluyen que el contraste entre los lujos asociados a la isla y la realidad de su día a día en las playas no solo resulta indignante, sino que también compromete la seguridad de bañistas y vecinos.