FIESTA PRIVADA EN VILLA DE LUJO

Revuelo por otra megafiesta ‘free’ en Ibiza: lujo, secretismo y la provocación a las discotecas

Evento privado, acceso por QR y ambiente de fantasía: "la fiesta del verano" en una villa de Sant Josep consolida la tendencia de megafiestas exclusivas en la isla, que sin venta abierta ni promoción, funcionan en el límite de la legalidad y reafirman el pulso con las discotecas tradicionales

A la izquierda la informacion para la fiesta. A la derecha, uno de los carteles en el camino
A la izquierda la informacion para la fiesta. A la derecha, uno de los carteles en el camino

La noche ibicenca tiene un nuevo clásico: el “bosque encantado” no es ya solo un cuento, sino una cita consolidada en la agenda de la Ibiza más exclusiva y surrealista. Entre los pinos y caminos de Cana Xica, Sant Josep, una villa se transforma varias veces cada verano en escenario de una fiesta privada de dimensiones singulares. Este tipo de eventos, y otros con similitud, son cada vez más frecuentes y ponen tensión al sector del ocio en Ibiza.

No es una excepción, sino una costumbre que se repite hasta tres veces por temporada y que, según ha podido saber La Voz de Ibiza, lleva años celebrándose con la misma profesionalización logística y el mismo aire de secreto a voces.

Un acceso de cuento: QR, disfraces y lanzaderas en la oscuridad

Llegar a la “Enchanted Forest Party” (Fiesta del Bosque Encantado) requiere algo más que ganas de fiesta. La invitación es digital y personal, con un QR exclusivo que se debe mostrar al llegar. El lugar exacto no se revela hasta última hora, y los invitados acuden en furgonetas para la ocasión o coches de alta gama, aparcando entre los árboles y, según ha podido saber este medio, en terrenos contiguos que algunos vecinos alquilan expresamente para el evento.

El acceso queda marcado por un cartel artesanal (“Enchanted Forest Ahead”, “Bosque Encantado adelante”; “No trespassing”, “Prohibido el paso”), que funciona tanto de filtro real como de prólogo temático: quien entra, cruza una frontera hacia un universo propio.

QR de la fiesta
QR de la fiesta

La entrada es tan teatral como eficiente. Personal de seguridad verifica el QR y entrega la pulsera identificativa. El dress code —“It’s time to shine” (“Es momento de brillar”)— sugiere la estética, y muchos asistentes acudieron con disfraces, tocados y detalles de fantasía, en sintonía con el concepto del “bosque encantado” sugerido en la invitación. El ambiente, a ojos de cualquier observador, oscila entre lo carnavalesco, lo selecto y lo absolutamente surrealista.

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La organización de la “Enchanted Forest Party” aparece vinculada a Michel De Liedekerke, tal como figura en el propio material de invitación digital enviado a los asistentes para la edición del 8 de julio de 2025.

No es la primera vez que su nombre encabeza eventos de este tipo en la isla, según puede comprobarse en redes sociales vinculadas a villas de lujo y fiestas privadas en Ibiza. Su presencia recurrente al frente de estos encuentros refuerza la idea de continuidad y profesionalización en un circuito exclusivo del verano ibicenco.

Una producción que no improvisa: organización y tradición

No es la primera vez, ni será la última. La “Enchanted Forest Party” y eventos similares en la zona se celebran cada verano, varias veces por temporada, y siempre con los mismos organizadores y equipo de seguridad.

La profesionalización de la logística ya es una marca de la casa: sistema de invitados, controles digitales, shuttles privados y personal especializado en mantener la discreción.

El fenómeno, según relatan fuentes conocedoras del sector, forma parte de una Ibiza paralela donde la fiesta no es sólo ocio, sino también ritual y, a su modo, tradición. En cada edición, la escala y el despliegue ya rivalizan con los clubs de la isla, tanto en aforo (más de 500 asistentes según estimaciones recabadas por este medio) como en producción y sofisticación.

Barras, consumiciones y el negocio bajo la lupa

Dentro del recinto, el funcionamiento recuerda más a un club privado que a una fiesta improvisada. Según ha podido saber La Voz de Ibiza, no se cobra entrada y el acceso es estrictamente por invitación, pero las bebidas «sí se abonarían», insisten quienes pudieron estar cerca del evento, replicando así la experiencia de un club privado. Este medio no ha podido comprobar el detalle de precios ni el funcionamiento exacto.

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La economía de la fiesta se extiende más allá de las barras. Algunos terrenos colindantes, utilizados como aparcamiento para la ocasión, habrían sido alquilados a vecinos de la zona, aportando un matiz inesperado de convivencia –y negocio– al paisaje nocturno.

Coches
Coches aparcados para la fiesta.

Medidas policiales, denuncias y la frontera legal

La magnitud y visibilidad del evento no pasan inadvertidas para nadie. Durante la última edición, la policía local montó un filtro temporal en el camino de acceso a la villa como medida de protección y control, aunque dicha intervención no pudo prolongarse más allá de unas horas.

De hecho, la fiesta fue denunciada oficialmente por alteración de la pacífica convivencia en la tarde-noche previa, sumando un nuevo expediente a la lista de incidentes que marcan el pulso entre fiesta privada y orden público en Ibiza.

Pese a la vigilancia y las denuncias, la realidad legal es compleja: el evento se celebra en una villa registrada como ETV (Estancia Turística en Vivienda), bajo la protección constitucional de la propiedad privada. Mientras no se produzcan infracciones graves o denuncias por delitos claros, el margen de actuación es limitado y el fenómeno sigue reproduciéndose con naturalidad cada verano.

Un secreto a voces: el ritmo singular de la Ibiza moderna

Lo que hace solo unos años habría parecido una extravagancia, hoy se repite cada verano como una cita consolidada entre la élite de la isla. Las fiestas como la “Enchanted Forest Party” no son eventos abiertos ni gratuitos: son encuentros privados, de acceso únicamente por invitación, organizados con una inversión y un despliegue que poco tienen que envidiar a los grandes clubes.

Hay logística profesional, equipos de seguridad, DJs, ambientación temática y una cuidada selección de invitados, todo bajo el sello de la Ibiza más exclusiva.

La gran paradoja es que, aunque no hay venta pública de entradas ni promoción abierta, el funcionamiento real se asemeja al de cualquier evento organizado y planificado hasta el último detalle. Se ha consolidado un circuito en el que la legalidad ampara actividades que, en otras circunstancias, serían consideradas fiestas ilegales.

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Mientras este esquema continúe, parece difícil que pueda frenarse: el resultado es un ocio privado que convierte lo extraordinario en rutina y lo exclusivo en industria perfectamente legalizada, aunque la polémica y el debate estén siempre presentes en el entorno.

Interior de la fiesta
Interior de la fiesta

El pulso a las discotecas y la Ibiza de las dos caras

Este modelo de megafiestas privadas no sólo desafía a la legalidad, sino también al modelo de ocio tradicional de Ibiza. La competencia a las discotecas es directa: producción, aforo, consumo y secretismo a medida de un público que busca experiencias exclusivas y un entorno controlado. Las grandes villas del interior, muchas con discotecas subterráneas y tecnología de insonorización, son ahora el nuevo epicentro de una Ibiza tan exclusiva como difícil de fiscalizar.

Para la mayoría, todo esto sucede a unos metros y a años luz de distancia. La policía patrulla, los shuttles van y vienen, los terrenos cambian de uso durante una noche en un bosque encantado. Ibiza, una vez más, hace de la extravagancia rutina y del surrealismo ley.

Crónica de una noche que ya es costumbre

El resultado es una postal tan real como increíble: más de 500 personas bailando en Cana Xica bajo un bosque de luces y brillos, un desfile de invitados con detalles de fantasía. La fiesta dura hasta el amanecer, o más; después, el silencio vuelve y la naturaleza recupera su sitio, aunque sólo hasta la próxima edición.

Por ahora, la “Enchanted Forest Party” queda registrada como otra noche más en la Ibiza imposible: una isla donde el lujo, el secretismo y la provocación no son excepción, sino parte de la trama que cada verano escribe, a su manera, el cuento real más surrealista del Mediterráneo.

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