DÍA MUNDIAL DE LA PREVENCIÓN DEL SUICIDIO

Tres minutos sin hablar: qué siente una persona al borde del suicidio y cómo ha cambiado el tema en los últimos años

Cada 10 de septiembre se recuerda el Día Mundial de la Prevención del Suicidio: detrás de cada llamada hay miedo, soledad y palabras que hoy empiezan a escucharse más, cuenta un voluntario que atiende las llamadas que llegan desde Ibiza y Formentera.

Adolescente con su teléfono. Desde la pandemia, los jóvenes se han abierto a hablar de su salud mental.
Adolescente con su teléfono. Desde la pandemia, los jóvenes se han abierto a hablar de su salud mental.

No siempre hay palabras al principio. A veces solo se oye el aire de una respiración contenida , un roce, un silencio que pesa. “ Hay personas que pasan tres minutos sin poder hablar; hay un nudo emocional ”, cuenta Lino Salas, 75 años, nacido en México y con casi cuatro décadas en Baleares, voluntario del Teléfono de la Esperanza.

Del otro lado alguien sostiene la línea, se presenta, baja la velocidad y repite: “ No te preocupes, no cuelgues. Yo no voy a colgar, te estoy escuchando ”. En esa constancia empieza a abrirse una grieta en la angustia.

La pandemia vino a ayudar a romper el tabú del silencio”, dice a La Voz de Ibiza Salas, quien comenzó hace 39 años en Mallorca el Proyecto Hombre, y que luego contribuyó al crecimiento del Teléfono de la Esperanza.

Según cuenta, muchos ya estaban mal antes, pero guardaban el dolor en privado; el confinamiento puso nombres a la angustia ya la pérdida de seguridad. “ La ansiedad pasó al primer lugar, luego la depresión y después la soledad ”, resume.

Cifras que marcan una tendencia

Las cifras acompañan el cambio : las peticiones de ayuda de jóvenes y menores en Baleares se cuadruplicaron respecto a 2015–2019, las atenciones por ideación suicida también se multiplicaron y la media diaria de solicitudes pasaron de tres a casi doce . En el primer semestre de 2025, 1.682 personas pidieron apoyo en las Islas y una de cada cinco comunicaciones con conducta de riesgo entró por chat, un nuevo servicio que apunta a contener a los más jóvenes.

Contenido relacionado  Ibiza en alerta naranja por lluvias torrenciales y rachas de viento: qué hay que tener en cuenta

Precisamente, Salas explica que no todos piden ayuda de la misma forma. “Los chicos no marcan un número por teléfono”, explica, sino que “prefieren escribir”. Por eso, el chat abrió una puerta a adolescentes de 12 a 15 años que encuentran en el teclado un refugio sin ojos.

En el extremo opuesto, muchos adultos mayores marcan por primera vez tras ver el número en prensa o televisión . Detrás suele haber soledad, timidez, una dificultad enorme para poner en palabras lo que duele , y también el alivio de descubrir que nadie les juzga .

Aunque se habla más, la vergüenza y el estigma siguen frenando. “El teléfono es un servicio anónimo, nadie se entera ”, repite Salas, casi como una llave. Poder nombrar sin exponer la identidad desactiva miedos y permite pedir orientación.

Qué siente quien piensa en morir y qué se le brinda

Miedo, culpa, cansancio profundo; la sensación de estar solo en una habitación sin ventanas. Eso trae a menudo quien llama o escribe. Lo primero que se ofrece es tiempo : alguien que no cuelga , que escucha sin juicio , que refleja y nombra . Luego se pactan pasos : volver a llamar si el malestar sube , avisar a alguien de confianza , acudir a urgencias si aparecen señales de riesgo , activar recursos especializados cuando hace falta. La clave —insiste— es no dejar sola a la persona , ni romantizar el dolor : acompañar hasta que el pico baje y la red se active .

El silencio

La escena se repite a diario. Suena el teléfono, se ofrece acogida, y el silencio responde . “Sientes que hay alguien porque oyes ruidos; pero no dice nada ”, describe. Entonces llega la frase ancla : “ Respira, respira profundo… te estoy escuchando”. No se presiona; se acompaña. La misión, dice, es ayudar a que el dolor encuentre palabra, porque cuando aparece la primera frase, ya mejora un poco el horizonte . Solo entonces se explorarán señales de riesgo, apoyos cercanos y pasos seguros que pueden sugerirse.

Contenido relacionado  Qué hacer en Ibiza: el nuevo calendario de eventos para no perderte nada en la isla

La preparación que se necesita para asistir

Nada de esto se improvisa. Los 30 voluntarios de Baleares (todos radicados en Palma) y los 1.200 que asisten en los 29 centros de toda España tienen una formación de un año antes de atender las llamadas.

Durante ese período se trabaja, primero, en el autoconocimiento: “Quién soy , cómo me vinculo , qué actitudes traigo”, explica Salas.

Después, se aprende un protocolo y las actitudes necesarias para acoger sin invadir . Se filtra la “actitud salvadora”:El Teléfono de la Esperanza no salva, intenta escuchar”, dice. Y remarca que, aunque las épocas cambian, hay pilares que se mantienen como imprescindibles para la tarea: empatía, respeto y compasión.

Según Salas, la clave es ponerse en los zapatos del otro sin hundirse con él. Si el perfil no encaja, el equipo dice que no al voluntariado, porque sostenerlo requiere cuidado y límites.

Aunque las llamadas son anónimas, muchas veces los voluntarios reciben un feedback que gratifica. Muchas personas agradecen al terminar —“ me habéis ayudado ” se oye a menudo— y algunas vuelven a llamar tiempo después: segundas conversaciones para rearmarse o llamadas de agradecimiento . Cuando el servicio aparece en prensa, suben las llamadas , dice Salas, y esa visibilidad se convierte en otra forma de cuidado .

Contacto

Los números del Teléfono de la Esperanza son 717 003 717 y, en Baleares, 971 46 11 12. Hay voluntarios que atienden las 24 horas.

También se puede contactar al chat, disponible de 18 a 24. O bajarse la aplicación Conéctate Social.

Sigue leyendo:

Scroll al inicio
logo bandas