La okupación en pleno centro de Sant Antoni ha llegado este viernes a su punto más crítico. Vecinos indignados se congregaron en la calle Bisbe Cardona para expulsar a los okupas que llevaban varios días en la vivienda de Vicent Riera ‘Garrover’. Lo que comenzó como una protesta pacífica se convirtió rápidamente en una escena de alta tensión con enfrentamientos físicos, empujones y la intervención de la Policía Local y la Guardia Civil.
A partir de las 17:30 horas, decenas de ciudadanos comenzaron a reunirse frente a la vivienda, exigiendo la salida inmediata de los okupas, una pareja conformada por una mujer española y un hombre marroquí. La indignación creció cuando algunos manifestantes lograron entrar en la vivienda y comenzaron a sacar las pertenencias de los okupas a la calle, arrojándolas por la puerta y la ventana.
Última hora: peleas a puñetazos y un okupa atrincherado en Ibiza tras la protesta vecinal
La tensión aumentó hasta el punto de que se produjeron peleas a puñetazos entre algunos manifestantes y los okupas, obligando a la Policía Local y a la Guardia Civil a intervenir para frenar los ataques. En medio del caos, uno de los okupas se atrincheró en la vivienda mientras los vecinos coreaban «fuera, fuera».
La policía y la Guardia Civil evitan un enfrentamiento mayor
Los agentes trataron de contener la situación e interponerse entre los manifestantes y el okupa que permanecía dentro del piso. A pesar de su presencia, la multitud seguía exigiendo la expulsión inmediata de los intrusos, argumentando que la vivienda no debía seguir ocupada ni un minuto más.
La protesta se mantuvo durante dos horas, con momentos de alta tensión y con los vecinos reclamando una actuación inmediata de las fuerzas de seguridad. Finalmente, los okupas terminaron abandonando la vivienda bajo la presión de la protesta, sin que se produjeran detenciones ni heridos graves.
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Los vecinos celebran la expulsión al grito de «¡Viva España!»
Cuando los okupas salieron de la vivienda, la multitud estalló en aplausos y celebraciones. Al grito de «¡Viva España!», los vecinos festejaron lo que consideran un triunfo contra la okupación y la recuperación del piso para su legítimo propietario.
Durante la protesta, la Guardia Civil y la Policía Local se mantuvieron en la zona para evitar que la situación derivara en incidentes mayores. Aunque se registraron enfrentamientos y empujones, la okupación terminó sin que fuera necesaria una orden judicial para desalojar la vivienda.