Casi dos meses después de la desaparición de María Matilde Muñoz Cazorla, la abuela mallorquina de 72 años que se esfumó en la isla indonesia de Lombok, la investigación ha dado un giro inquietante. La Policía local confirmó este domingo el hallazgo de sus pertenencias en la zona de basuras del hotel Bumi Aditya, en la turística localidad de Senggigi. Entre los objetos aparecieron ropa, sandalias, libros, un neceser y la mochila de viaje que la acompañaba en sus estancias por Asia.
El descubrimiento, informado por ABC, ha aumentado la angustia de la familia. Sus allegados reconocen sentir “esperanza y horror a la vez”, esperanza por recuperar parte de sus cosas y horror por lo que pueda haber ocurrido con ella.
Contradicciones en el hotel
Desde el inicio de la investigación, el personal del alojamiento ha ofrecido versiones contradictorias. Primero afirmaron que Matilde abandonó la habitación el 2 de julio, aunque más tarde se confirmó que lo hizo un día antes. Incluso se equivocaron en el número de habitación, diciendo que ocupaba la 111 cuando en realidad estaba registrada en la 107.
Estos datos han sembrado dudas sobre la colaboración del establecimiento y alimentan las sospechas de negligencia o encubrimiento.
Un mensaje sospechoso
La familia también ha alertado sobre el uso del teléfono móvil de la desaparecida. El 6 de julio se envió un único mensaje en el que supuestamente aseguraba encontrarse en Laos. Los allegados descartan esa opción, ya que el texto contenía errores gramaticales impropios de ella. Creen que alguien pudo suplantar su identidad para desviar la atención de la investigación.
Además, entre los objetos recuperados no figuran ni el pasaporte, ni el teléfono, ni dos tarjetas bancarias, lo que incrementa la incertidumbre.
Antecedentes de robos violentos
El hallazgo de las pertenencias se suma a un contexto preocupante. En los tres meses previos a la desaparición se registraron robos violentos en habitaciones del mismo hotel, lo que para la familia no es una coincidencia.
Por ello piden que la Policía española y la embajada en Yakarta se impliquen directamente, reclamando la geolocalización del teléfono de Matilde como paso clave para aclarar el caso.
Este hallazgo supone un nuevo capítulo en la búsqueda de una mujer nacida en Ferrol y residente en Mallorca, cuya familia insiste en mantener viva la presión diplomática y mediática. La desaparición de Matilde ha pasado de ser un enigma sin pistas a convertirse en un rompecabezas marcado por contradicciones, objetos hallados en la basura y demasiadas incógnitas abiertas.