El susto sufrido por un niño de 10 años en las instalaciones del CD Menorca ha encendido todas las alarmas en la comunidad educativa de Baleares ante la expansión del reto viral conocido como mataleón. El menor tuvo que ser trasladado a Urgencias del Hospital Mateu Orfila después de que otro niño, dos años mayor, le practicara esta maniobra asfixiante que lo dejó al borde de perder la consciencia.
El episodio ha provocado la rápida difusión de un mensaje de WhatsApp entre familias de Maó alertando de la extrema peligrosidad de esta práctica, que imita una llave de estrangulamiento utilizada en artes marciales y popularizada en redes sociales.
Un juego no juego
Aunque esta técnica lleva décadas usándose en contextos deportivos, su uso como “juego” entre menores se ha disparado en los últimos meses a raíz de los retos virales que circulan en TikTok. Educadores y autoridades advierten que la situación se ha agravado tanto en Baleares como en el resto del país por la proliferación de vídeos que acumulan miles de visualizaciones y muestran cómo ejecutar un mataleón e incluso variantes más agresivas como la llamada Ilia Topuria. Esta exposición ha normalizado entre muchos alumnos una maniobra cuyo riesgo real desconocen.
El mataleón consiste en rodear el cuello de la víctima con un brazo por detrás y ejercer presión sobre las arterias carótidas, lo que puede cortar el flujo sanguíneo hacia el cerebro en segundos. Sus efectos pueden incluir mareos, desmayos, convulsiones y, en casos extremos, daños neurológicos permanentes si la compresión se mantiene demasiado tiempo.
Los menores, por su menor fuerza cervical y la ausencia de técnica, son especialmente vulnerables, como demuestra el caso de Maó: el niño afectado tuvo que someterse a pruebas médicas para descartar lesiones internas y días después seguía con dolor en el cuello y la cabeza.
Refuerzo en los centros educativos
Centros docentes y policías tutores de Mallorca confirman que han tenido que intervenir en varios colegios e institutos para intentar erradicar esta práctica entre el alumnado. Hasta hace poco, los casos eran puntuales, pero la viralización del reto ha multiplicado los episodios y obligado a reforzar la vigilancia en patios, pasillos y actividades extraescolares.
Los agentes advierten de que muchos menores imitan lo que ven en redes sin medir las consecuencias, convencidos de que se trata de un simple desafío. En algunos casos, incluso graban y difunden los vídeos para presumir en redes sociales tras dejar inconsciente a sus compañeros.
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