El próximo viernes 20 de junio a las 18:30 horas, el espacio Estudi Tur Costa, en Nuestra Señora de Jesús, inaugurará una nueva exposición dedicada a las obras de Erwin Bechtold y Franco Monti, dos figuras clave de la vanguardia artística europea vinculadas históricamente a Ibiza.
La muestra permanecerá abierta hasta principios de septiembre de 2025, y ofrecerá al público una inmersión en la abstracción pictórica y la escultura telúrica, articulada en un diálogo entre forma, materia y memoria.
Concebida como un homenaje a la fuerza del signo plástico y a la potencia estructural del arte, esta exposición celebra también a Ibiza como crisol creativo, un territorio que, durante la segunda mitad del siglo XX, acogió a numerosos artistas internacionales que encontraron en la isla un refugio para la experimentación lejos de los circuitos tradicionales.
Una historia compartida en la Ibiza vanguardista
Bechtold y Monti compartieron amistad y trayectoria con Rafael Tur Costa, figura central del arte ibicenco. En el contexto de una Ibiza abierta a la modernidad, ambos artistas formaron parte de una comunidad que incorporó la luz mediterránea, la arquitectura vernácula y el espíritu libre de la isla como parte de su lenguaje artístico.
Esta exposición propone revivir el eco de aquella vanguardia silenciosa, desde un presente que reconoce la radicalidad de sus propuestas.
Tres espacios de contemplación
La muestra se organiza en torno a tres núcleos temáticos: materia y contorno, historia y presente, tránsito y contemplación. El recorrido incluye dos salas expositivas, el antiguo taller de Tur Costa, diseñado por el arquitecto Erwin Broner, y la sala contemporánea firmada por Marc Tur, además del jardín que conecta ambos espacios, pensado como lugar de transición y encuentro.
La obra de Erwin Bechtold, figura de referencia de la abstracción europea, destaca por su rigurosidad formal y su vínculo con la arquitectura racionalista. En sus lienzos, el blanco actúa como superficie activa, zona de tensión y pausa, donde las formas flotan entre la estructura y el desvío, generando composiciones que se habitan más que se resuelven.
Por su parte, Franco Monti propone una escultura esencial y ritual, construida con hormigón pigmentado por tierras y óxidos. Su trabajo se inspira en el arte africano, mesoamericano y oceánico, y plantea una geometría orgánica donde cada objeto vibra con una energía telúrica. Sus piezas invitan a una contemplación profunda, alejada del ornamento y cercana a la esencia de la forma.
