SALUD

¿El VIH es sida? Cuál es la diferencia entre ambas enfermedades y cómo son

Aunque suelen confundirse, el VIH y el sida no son lo mismo. Conocer la diferencia es clave para la prevención, el diagnóstico temprano y el tratamiento.

Las diferencias entre el VIH y el SIDA

Desde hace décadas, el VIH y el sida forman parte de la conversación pública sobre salud, pero siguen generando dudas y confusiones. A menudo se utilizan como si fueran lo mismo, cuando en realidad hacen referencia a etapas distintas de una misma infección. Entender qué significa cada término no solo ayuda a prevenir la enfermedad, sino también a combatir el estigma que todavía rodea a quienes conviven con el virus.

Con los avances médicos actuales, vivir con VIH ya no implica necesariamente desarrollar sida ni tener una mala calidad de vida. Por eso, diferenciar ambos conceptos resulta fundamental.

Qué es el sida y cómo se manifiesta

El sida es la fase más avanzada de la infección por VIH: sus siglas corresponden al síndrome de inmunodeficiencia adquirida, una condición que aparece cuando el sistema inmunológico se encuentra gravemente debilitado. En este punto, el organismo pierde gran parte de su capacidad para defenderse frente a infecciones comunes o enfermedades que normalmente no supondrían un riesgo grave.

Esta etapa no surge de forma inmediata, el sida es consecuencia de años de infección por VIH sin tratamiento, y no todas las personas con VIH llegan a desarrollarlo. Gracias a la terapia antirretroviral, muchas personas mantienen su sistema inmunitario fuerte y nunca alcanzan esta fase.

Desde el punto de vista médico, el sida se diagnostica cuando el número de células CD4 (un tipo de glóbulo blanco clave para las defensas) cae por debajo de un nivel crítico, o cuando aparecen infecciones oportunistas graves o determinados tipos de cáncer asociados a la inmunodeficiencia. Sin tratamiento, el sida puede ser mortal, pero con detección precoz y seguimiento médico, hoy es una condición prevenible.

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Qué es el VIH y cómo afecta al organismo

Cómo actúa el VIH en el organismo

El VIH (virus de la inmunodeficiencia humana) es el agente que origina toda la infección. Se trata de un virus que ataca de manera progresiva al sistema inmunológico, en especial a las células CD4: al ingresar en el cuerpo, el virus comienza a replicarse, debilitando poco a poco las defensas naturales.

Una de las características del VIH es que puede no presentar síntomas durante años, especialmente si la persona recibe tratamiento desde etapas tempranas. Esto significa que alguien puede vivir con el virus sin desarrollar enfermedades graves y llevar una vida completamente normal.

El VIH se transmite a través de determinados fluidos corporales (como sangre, semen, fluidos vaginales o leche materna) y las vías más habituales de transmisión son las relaciones sexuales sin protección, el uso compartido de agujas o la transmisión de madre a hijo durante el embarazo, el parto o la lactancia. No se contagia por contacto cotidiano, como abrazar, besar, compartir cubiertos o convivir en el mismo espacio.

Aunque actualmente no existe una cura definitiva, los tratamientos modernos permiten controlar el virus hasta niveles indetectables, lo que no solo protege la salud de la persona, sino que también impide la transmisión por vía sexual.

La diferencia clave entre VIH y sida

La diferencia esencial entre ambos conceptos radica en el momento y el estado de la infección: el VIH es el virus que se adquiere; el sida es una posible consecuencia si esa infección no se trata durante años. Tener VIH no equivale a tener sida, y desarrollar sida no es un destino inevitable.

Gracias a la terapia antirretroviral, la mayoría de las personas con VIH nunca llegan a la fase de sida. El tratamiento frena la multiplicación del virus, protege el sistema inmunológico y permite una esperanza y calidad de vida similares a las de la población general.

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En cuanto al diagnóstico, el VIH se detecta mediante pruebas específicas que identifican la presencia del virus en la sangre. El sida, en cambio, se diagnostica cuando el daño al sistema inmunológico ya es profundo, ya sea por un descenso marcado de las defensas o por la aparición de enfermedades asociadas.

Información, prevención y menos estigma

Comprender la diferencia entre VIH y sida no es solo una cuestión médica, sino también social. La desinformación alimenta el miedo y la discriminación, cuando la realidad actual demuestra que el VIH es una infección tratatable y controlable.

Hablar con claridad, informarse y acceder a pruebas y tratamientos son las herramientas más eficaces para prevenir la enfermedad, mejorar la calidad de vida de quienes conviven con el virus y avanzar hacia una sociedad más justa y libre de prejuicios.

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