El conflicto conocido como el caso de la “abuela okupada” parece entregar su último capítulo. La pareja venezolana que habitaba la vivienda en el centro de Ibiza decidió abandonar el piso y alojarse temporalmente en un hotel. Así lo comunicó el propio inquilino a La Voz de Ibiza, al explicar que “no podíamos aguantar más presión, amenazas y coacciones”.
Según su relato, la noche anterior a la salida del piso fue especialmente tensa. “Nos dejaron solos en casa, lo que es sumamente raro. Siempre está o la señora mayor o su hija con su esposo, los verdaderos conflictivos, haciendo presión con su presencia”, afirmó.
Lo que le llamó la atención, dijo, fue una secuencia de visitas extrañas a la puerta del piso: “A partir de las siete u ocho de la noche, cada cinco o diez minutos, personas desconocidas tocaban el timbre de la puerta del piso —no el telefonillo del portal— y se iban de inmediato al ascensor. Salía a abrir y ya no había nadie”.
Según cuenta, ese patrón se repitió «unas cuatro o seis veces» en menos de una hora. “Lo tomamos como un acto de amenaza debido a todo el invento de esta señora y al llamado al odio que ha incitado con el cuento y las mentiras que se inventó en el Diario de Ibiza”, señaló.
El joven aseguró que sintieron miedo por la situación y decidieron salir del piso “como pudimos” y alojarse en un hotel mientras organizan su regreso a Sevilla. “No podíamos más”, resumió.
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