La pintora ibicenca Josefina Torres ha inaugurado en el municipio mallorquín de Algaida su exposición La deconstrucción del alma, una serie de 16 obras abstractas en acrílico sobre papel, cartón y lienzo que podrá visitarse hasta el 2 de mayo en el espacio cultural Sa Peixateria.
La muestra, abierta al público los fines de semana entre las 18:30 y las 20:00 horas, fue inaugurada oficialmente el pasado 4 de abril con el apoyo del Consell de Mallorca, el Ajuntament d’Algaida, la Fundació Baleària y la asociación Art amb B, presidida por Antoni Torres Martorell.
Esta exposición es una ampliación del proyecto que Torres presentó en Madrid a finales de 2024, en la galería Malvin. Su título alude a una reinterpretación personal de los conceptos del deconstructivismo filosófico, en especial del pensamiento de Jacques Derrida, cuya influencia queda patente en la intención de “desafiar la idea de que existe un significado establecido y universal para las palabras y conceptos”, según explica la artista. “La deconstrucción del pensamiento abre nuevas formas de comprender el mundo, reconociendo las complejidades y contradicciones inherentes al lenguaje y las ideas”, señala Torres.

Azul, negro y vacío: el alma en fragmentos
Partiendo de esa base conceptual, Josefina Torres busca trasladar esa deconstrucción del pensamiento a un plano más íntimo, espiritual y visual: la del alma. En sus propias palabras, el proceso artístico supone una “reconstrucción auténtica de lo que somos a través del análisis de nuestras creencias, comportamientos y esencia”. Para lograrlo, ha creado imágenes abstractas con acrílicos mezclados de forma caótica o azarosa, donde predominan los colores azul y negro, que luego fragmenta y recompone como collages de estructura geométrica. “El azul representa el alma, lo etéreo, lo intangible, nuestra parte espiritual; mientras que el negro simboliza lo más escondido y enigmático”, explica.
La exposición se divide en dos partes. La primera, Deconstrucción agrietada, se caracteriza por tener las franjas geométricas “rotas en forma de grietas”, un gesto que remite a trabajos anteriores de la autora y que sugiere ruptura como paso previo a una nueva construcción. En cambio, en Deconstrucción geométrica, las formas permanecen intactas, simbolizando una unidad reconstruida.
Todas las piezas comparten un rasgo distintivo: el uso del vacío como elemento compositivo central. El papel sin pintar, la ausencia de trazo o color, convive con la mancha cromática y la estructura como un elemento tan protagonista como la presencia misma. “El vacío, en este caso el papel sin pintar, es tan importante como la mancha de color. La obra, que considero minimalista, reduce su paleta a la combinación de azules y negros, para conferir espiritualidad, equilibrio y dramatismo”, afirma.

Tensión entre lo racional y lo gestual
La tensión formal que recorre toda la muestra se refuerza con la presencia de líneas curvilíneas hechas con carboncillo o lápiz, que rompen la simetría de las composiciones y aportan un carácter más orgánico y gestual. Estas líneas introducen lo anecdótico frente a lo estructurado, lo emocional frente a lo racional. “Son un elemento de discordia y complementariedad. Rompen con lo geométrico y racional de las obras y le aportan un sentido anecdótico y gestual”, detalla la artista.
Con esta nueva presentación en Mallorca, Josefina Torres reafirma su madurez creativa y su capacidad para transformar conceptos complejos en propuestas visuales accesibles, emotivas y profundamente simbólicas. Su trabajo, íntimo y reflexivo, se sitúa en un cruce entre la filosofía, la estética minimalista y la abstracción contemporánea.