La revolución tecnológica en carretera llega a España con fecha estricta: el 1 de enero de 2026 los tradicionales triángulos dejarán de ser válidos. En su lugar, solo serán legales las balizas V16 conectadas a la nube, un dispositivo que ya es objeto de debate, polémica, negocio y preocupación por la privacidad. La DGT ha sido tajante: “No habrá prórrogas ni excepciones”, advirtió Pere Navarro para despejar cualquier esperanza de retraso.
La norma impacta en más de 30,5 millones de vehículos, pero el dato inquietante es otro: el 80% de los conductores aún no dispone de la V-16, según un estudio de Coyote, pese a que su uso será obligatorio en pocas semanas. La transición no solo tiene implicaciones de seguridad, sino también económicas y tecnológicas.
¿Por qué desaparecen los triángulos? Un cambio impulsado por la siniestralidad
La justificación de la DGT es contundente: cada año una veintena de personas mueren atropelladas al colocar los triángulos. El nuevo dispositivo pretende eliminar esa exposición al riesgo.
Con la Baliza V16, basta con bajar la ventanilla y colocarla en el techo, gracias a su base magnética. Su luz debe ser visible a 360 grados y a un kilómetro, incluso con lluvia o baja visibilidad, superando a los triángulos reflectantes. Pero la verdadera revolución no está en la luz.
La conexión a la DGT 3.0: cómo funciona realmente
La baliza no solo ilumina: envía automáticamente una señal de geolocalización a los servidores de Tráfico cuando se activa. Esa información permite alertar a los demás conductores mediante paneles luminosos o apps de navegación. La emisión es periódica (cada 100 segundos) y se detiene cuando se desactiva.
Privacidad garantizada: ¿rastreará la DGT tu coche?
El debate público se ha intensificado en los últimos meses: ¿pueden las Balizas V16 convertirse en una herramienta de vigilancia encubierta? La preocupación se disparó en redes sociales, pero tanto la DGT como la AEPD han sido tajantes al negar esa posibilidad.
Ambos organismos explican que la baliza solo transmite la posición del vehículo cuando se activa por avería o accidente, y nunca durante la conducción normal. Además, remarcan que no envía datos personales ni la matrícula, sino que utiliza un “identificador técnico” que no está asociado a una persona concreta.
También subrayan que la baliza incorpora una eSIM soldada, cuya única función es emitir el aviso de emergencia, sin capacidad técnica para llamadas, navegación o transmisión continua de datos. La conexión se realiza a través de redes IoT, diseñadas exclusivamente para enviar paquetes mínimos de información.
En consecuencia, el funcionamiento del dispositivo impide cualquier tipo de rastreo continuo o monitorización de trayectos. La baliza no identifica al conductor ni permite reconstruir sus movimientos, limitándose estrictamente a comunicar una inmovilización en carretera.
Un negocio millonario: así ha surgido un mercado de 1.400 millones
La obligación ha creado un nicho lucrativo. Las Balizas V16 cuestan entre 40 y 50 euros, porque incluyen la conectividad obligatoria durante 12 años. Los triángulos costaban entre 5 y 25 euros y no tenían caducidad.
La cifra global es gigantesca: con 34,5 millones de vehículos, el mercado mueve casi 1.400 millones de euros. El Estado también gana: cada unidad lleva 8,4 euros de IVA, generando una recaudación cercana a 264 millones.
Telecos, fabricantes y cadenas: quién vende las balizas V16
Aunque hay 239 modelos homologados, solo 29 fabricantes producen realmente, y tres empresas dominan dos tercios del mercado: LimburgTechnology, LedelSolutions y Premier Auto Accessory. Entre ellas destaca NetunSolutions, fundada por dos exguardias civiles.
Las telecos han entrado de lleno: Vodafone, Movistar y MasOrange ofrecen sus propias balizas por unos 50 euros, con promociones agresivas como las de Orange o Euskaltel, que las entregan gratis a cambio de permanencia. En retail, MediaMarkt, Amazon, Carrefour o El Corte Inglés ofrecen modelos entre 34,95 y 39,99 euros, y la opción más barata detectada es la Trophy V16 IoT por 29,90 euros.
Las especificaciones técnicas: qué exige la DGT
La normativa que regula las Balizas V16 es especialmente estricta y marca un antes y un después respecto a los antiguos triángulos de emergencia. Desde el 1 de enero de 2026, solo serán legales las balizas conectadas, aquellas capaces de transmitir información a la plataforma DGT 3.0.
Una de las claves del nuevo sistema es la tecnología interna de estos dispositivos. Todas las balizas deben incorporar una eSIM integrada y no extraíble, soldada en la placa del circuito, lo que garantiza que solo pueda utilizarse para la comunicación automática de emergencias. Cuando se activa la señal luminosa, el dispositivo envía la ubicación del vehículo cada 100 segundos, manteniendo ese pulso constante hasta que la incidencia queda resuelta.
Estas balizas también tienen una vida útil limitada: caducan a los 12 años, ya que ese es el periodo máximo durante el cual la eSIM mantiene el servicio de conectividad incluido en el precio. Pasado ese tiempo, el usuario tendrá que sustituir la baliza por una nueva o contratar una reconfiguración si el fabricante lo permite.
En cuanto a la energía, todas las Balizas V16 funcionan exclusivamente con pilas, no con baterías recargables. Esto se debe a la exigencia de fiabilidad ante la inactividad prolongada. La DGT establece que deben garantizar una autonomía mínima de 30 minutos en modo emergencia, además de poder permanecer en reposo hasta 18 meses sin perder eficacia.
Para soportar las condiciones de carretera, los dispositivos deben contar con certificación IP54, lo que asegura resistencia al polvo, a la humedad y al viento. Además, la normativa fija un rango de funcionamiento específico: las balizas deben operar correctamente entre –10 ºC y 50 ºC, incluso en situaciones climáticas adversas.
Multas y riesgos legales: qué pasa si no la llevas
La DGT insiste en que solo serán válidas las balizas que cuenten con homologación oficial de LCOE o IDIADA, algo que debe poder verificarse en la propia carcasa del dispositivo. Además, el embalaje debe mostrar un número IMEI, prueba de que la baliza tiene capacidad real de transmisión de datos.
No disponer de la V16 o utilizar una que no esté homologada se considera una infracción leve y conlleva una sanción de 80 euros, que queda en 40 euros con pronto pago. También se contemplan sanciones de hasta 200 euros si se hace un uso indebido del dispositivo o si este no cumple los estándares exigidos por Tráfico.
Sin embargo, el aspecto más delicado no es la multa, sino el impacto legal en caso de siniestro. Si se acredita que la señalización empleada no era legal o falló por falta de homologación, la aseguradora puede negarse a cubrir los daños, dejando al conductor en una situación económica y jurídica especialmente complicada.
El último consejo: no esperar al 31 de diciembre
Con poco más de un mes por delante, la recomendación es clara: comprar la Baliza V16 cuanto antes.
La transición al vehículo conectado ya no es un concepto futurista. Es una obligación legal que entrará en vigor con las campanadas.
