En la primera corrida de la Feria de Otoño de Madrid, Emilio de Justo vivió una de las escenas más dramáticas que se recuerdan en Las Ventas. El extremeño fue cogido brutalmente en el primer muletazo de la tarde, cuando toreaba al primer toro de Victoriano del Río. El astado le propinó un derrote en el muslo, otro en el vientre y un tercero en la otra pierna, dejándole derribado en el suelo.
La secuencia fue sobrecogedora. El toro, tras lanzarlo al aire, lo buscó en el suelo para embestirlo de nuevo, mientras los tendidos llenos de Madrid se quedaban mudos ante la violencia del momento. Sus compañeros, rápidos en reflejos, lo rescataron del albero y lo trasladaron a la enfermería entre gestos de preocupación.
Una cogida que heló Las Ventas
El jarro de agua fría cayó sobre los aficionados nada más arrancar la feria. De Justo, que llegaba a Madrid tras una temporada irregular pero con ganas de reivindicarse, sufrió una contusión costal que hizo temer por su continuidad en la tarde. La faena fue rematada por Borja Jiménez, mientras en los tendidos muchos se preguntaban si el extremeño podría volver a salir al ruedo.
Un regreso heroico
Contra todo pronóstico, y cuando parecía que su participación había terminado, Emilio de Justo reapareció en el sexto toro de la tarde. El público, que lo recibió con una gran ovación, fue testigo de una faena vibrante, emotiva y cargada de entrega.
El extremeño empezó anclado de rodillas y muy ajustado a tablas, hilando verónicas y chicuelinas que encendieron los tendidos. Con el público en pie, brindó la faena y demostró que, pese al dolor, todavía tenía fuerzas para firmar uno de los momentos más épicos de su carrera.
Dos orejas y la Puerta Grande
Con series limpias y muy bajas por ambos pitones, De Justo construyó una faena que mantuvo la emoción de principio a fin. Tras una estocada certera, cortó dos orejas y logró atravesar la Puerta Grande de Las Ventas por quinta vez en su carrera.
El contraste entre el drama inicial y el triunfo final convirtió su actuación en un relato de superación que ya forma parte de la historia reciente de la plaza madrileña.
El resto de la tarde
Mientras tanto, Tomás Rufo y Borja Jiménez intentaron aprovechar sus toros con momentos de calidad, aunque sin alcanzar el nivel de emoción generado por De Justo. Rufo brilló con una tanda por la izquierda al segundo toro, y Jiménez con pases cambiados en el tercero que pusieron al público en pie. Sin embargo, las espadas les jugaron una mala pasada y se quedaron sin premio.
Ficha del festejo
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Toros: de Victoriano del Río y Toros de Cortés. Primera corrida de la Feria de Otoño. Lleno de “no hay billetes”.
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Emilio de Justo: herido y dos orejas.
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Borja Jiménez: ovación y ovación.
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Tomás Rufo: silencio y silencio.
La Feria de Otoño comenzó con una tarde para el recuerdo: la dura cogida de Emilio de Justo y su regreso heroico para cortar dos orejas se convirtieron en un símbolo de valentía y entrega en Las Ventas, una gesta que emocionó a todos los presentes.








