El próximo viernes 19 de diciembre será una fecha clave para los astrónomos de todo el mundo. Ese día, el cometa 3I/Atlas (un objeto de origen interestelar que viaja por el espacio desde fuera del Sistema Solar) alcanzará su mínima distancia con la Tierra en su trayectoria actual. La cercanía de este cometa único ha motivado un operativo de seguimiento sin precedentes liderado por la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN) de la ONU, coordinado por la NASA, con el objetivo de mejorar las técnicas de rastreo de cuerpos cercanos a la Tierra (NEO, por sus siglas en inglés).
Un visitante de otro mundo
El cometa 3I/Atlas no es un cometa cualquiera. Fue descubierto a finales de junio y es, hasta ahora, el tercero en la historia registrado que proviene de fuera del Sistema Solar, después de 1I/’Oumuamua en 2017 y 2I/Borisov en 2019. A pesar de su origen poco común, se comporta como un cometa típico: al acercarse al Sol, su superficie libera gas y polvo, generando una coma, esa característica envoltura nebulosa que hace visibles a estos cuerpos celestes.
Pese a este comportamiento habitual, su origen interestelar lo convierte en un objeto de enorme valor científico, ya que puede ofrecer pistas sobre las condiciones físicas y químicas en sistemas estelares distintos al nuestro.
Por qué la ONU está detrás del 3I/Atlas
La presencia del cometa ha activado a la IAWN, una red internacional que agrupa a más de 80 observatorios y a numerosos científicos y aficionados dedicados al seguimiento de objetos cercanos a la Tierra. La misión de esta red es optimizar y afinar los métodos de rastreo de NEO para identificar con precisión las trayectorias de cometas y asteroides que puedan aproximarse a nuestro planeta.
En el caso de 3I/Atlas, además de su interés científico por su origen, la campaña de seguimiento permite probar una nueva técnica de astrometría diseñada específicamente para trazar su trayectoria. Según James Bauer, investigador principal del IAWN y profesor de astronomía en la Universidad de Maryland, esta iniciativa “tiene un alto valor” porque podría mejorar la predicción de otros acercamientos cósmicos, como ocurrió con el cometa YR2024, que generó expectación meses atrás.
La idea es que los datos obtenidos permitan perfeccionar algoritmos y métodos que también podrían servir para planificar futuras misiones espaciales a cuerpos similares, como ya se ha hecho en el pasado con cometas y asteroides cercanos, por ejemplo la misión de la NASA al asteroide Bennu.
Un desafío técnico de primer orden
La observación de 3I/Atlas no es sencilla. Aunque su paso a 270 millones de kilómetros (una distancia segura para la Tierra) no representa una amenaza física, medir con precisión su posición y trayectoria plantea dificultades.
Esto se debe, en parte, a la variabilidad de su brillo y a las fluctuaciones de su coma, la nube de gas y polvo que envuelve al cometa cuando se calienta al acercarse al Sol. La coma puede incrementar su tamaño y alterar la forma en que la luz se refleja, lo que complica la labor de los astrónomos para rastrear el núcleo exacto del cometa.
Estas complicaciones forman parte de los retos que la IAWN y los observatorios asociados esperan superar con esta campaña, ya que aprender a lidiar con este tipo de variaciones será clave para futuras operaciones de vigilancia de NEO.
Lo que está en juego para la ciencia
Aunque 3I/Atlas no representa ninguna amenaza para la Tierra en su paso cercano, su seguimiento ofrece beneficios importantes:
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Perfeccionar técnicas de rastreo y predicción de trayectorias de objetos celestes.
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Mejorar la respuesta internacional ante posibles amenazas futuras de asteroides o cometas cercanos.
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Incrementar la precisión de los modelos astronómicos utilizados para planificar misiones espaciales.
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Aumentar el conocimiento sobre cuerpos de origen interestelar, que pueden contener información primordial sobre la formación de sistemas estelares distintos al nuestro.
La colaboración internacional en proyectos como este demuestra que la vigilancia del espacio cercano a la Tierra es un esfuerzo conjunto que va más allá de las fronteras de cualquier país.
¿Cuándo sabremos más?
Aunque la campaña de observación es intensa, la IAWN ha sido clara acerca de los plazos: los datos recopilados sobre la posición y trayectoria del 3I/Atlas y su interpretación no se harán públicos a través de un estudio científico hasta principios del próximo año.
Esto significa que los entusiastas de la astronomía y la comunidad científica tendrán que armarse de paciencia para acceder a resultados detallados y conclusiones finales. Sin embargo, el seguimiento del cometa ya está proporcionando una enorme cantidad de información que será analizada con rigor en los próximos meses.












