SALUD

La variante K de la gripe se adelanta a la Navidad: estos son los 10 síntomas que deberías conocer ya

La subvariante K del virus de la gripe A (H3N2) se expande con rapidez en España y provoca contagios adelantados y síntomas muy característicos; expertos detallan los signos más habituales

Variante K del virus H3N2
Variante K del virus H3N2

España ya se encuentra en fase epidémica de gripe y las alarmas sanitarias se han encendido ante la expansión de la denominada variante K de la gripe, una mutación del virus A (H3N2) que está provocando una ola de contagios antes de lo esperado y de forma anticipada a la Navidad. Aunque esta subvariante no parece generar cuadros clínicos más graves que la gripe estacional habitual, su mayor capacidad de transmisión y su aparición temprana están incrementando la presión sobre los servicios de Atención Primaria y urgencias hospitalarias, que ya operan con recursos tensionados.

Expertos en Salud Pública subrayan que esta cepa presenta mutaciones en la proteína hemaglutinina que le permiten evadir parcialmente la inmunidad previa, y registran un comportamiento distinto al de otras temporadas gripales, con brotes adelantados e incremento de casos en varias comunidades autónomas.

Un virus que circula antes de tiempo

Los especialistas han observado un comportamiento inusual de los virus gripales esta temporada. La presencia de la variante K ha provocado que los contagios aparezcan tres o cuatro semanas antes de lo habitual. Este adelanto es especialmente preocupante porque coincide con una capacidad de transmisión muy elevada, que ya ha obligado a algunos hospitales a ampliar el número de camas disponibles ante el aumento de ingresos.

La explicación técnica detrás de esta expansión se refiere a las mutaciones que caracterizan a esta subvariante. Según La Razón, el epidemiólogo Joan Carles March describe que esta variante ha adquirido “unas siete mutaciones que la hacen propagarse con mayor facilidad al evadir parcialmente la inmunidad generada por vacunas o infecciones pasadas”, lo que explicaría su rápida propagación incluso entre personas vacunadas o que han pasado gripe previamente.

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Los 10 síntomas más frecuentes de la variante K

Aunque la variante K no se asocia con una mayor severidad de los síntomas, sí se ha observado que, al circular con mayor facilidad, incrementa el número absoluto de contagios, lo que puede traducirse en mayor número de hospitalizaciones y saturación en los centros de salud. Entre los síntomas más característicos de los casos detectados, según los expertos, se encuentran:

  1. Fiebre alta repentina

  2. Dolor corporal generalizado

  3. Fatiga intensa, agotamiento y malestar general

  4. Tos seca

  5. Dolor de garganta

  6. Dolor de cabeza

  7. Dificultad para dormir

  8. Pérdida de apetito

  9. Diarrea

  10. Dolor de estómago

Además, en el caso de los niños, se han observado síntomas adicionales como dolor de oído y una menor actividad o apatía, que pueden ser indicadores importantes de infección gripal en los más pequeños.

Indicadores clínicos de la gripe K

La sintomatología registrada en los centros de salud muestran porcentajes representativos de los signos clínicos más habituales: un 81,6% de los contagiados presentan tos, un 80,3% tienen fiebre, a menudo alta, y un 74,5% experimentan fatiga y malestar. También se ha detectado que el 72,8% sufre congestión nasal, mientras que el 60,1% presenta dolor de garganta, y un porcentaje menor, aunque significativo, manifiesta dolor de cabeza y dolores musculares.

Estos datos no solo confirman los síntomas típicos de un cuadro gripal, sino que reflejan la contundencia con la que la variante K puede afectar a quienes la contraen, especialmente en fases tempranas de la epidemia.

Más contagiosa, pero no más grave

Los especialistas insisten en que el hecho de que esta variante sea más transmisible no significa que sea más grave en términos de virulencia. Sin embargo, la peor transmisión implica que más personas se contagien en menos tiempo, lo que puede saturar los servicios sanitarios y aumentar el número total de pacientes que requieren atención.

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En este sentido, March explica que las vacunas actuales, aunque menos eficaces frente a esta subvariante, siguen teniendo un papel central en la prevención de complicaciones. El experto señala que “las vacunas no son tan eficaces” frente a la variante K, aunque esto se interpreta en relación con la menor protección que brindan frente a esta subvariante específica, no una ineficacia total.

Medidas de salud pública frente a la expansión

Ante el aumento de casos, las autoridades han declarado una “alerta reforzada, dando prioridad a la prevención”, lo que implica que se reforzarán tanto los protocolos de vacunación como las medidas de higiene general. Entre estas recomendaciones se encuentra el lavado frecuente de manos, la ventilación de espacios cerrados, evitar lugares con aglomeraciones cuando hay brotes activos y el uso de mascarilla en presencia de síntomas respiratorios.

Las autoridades sanitarias también insisten en acelerar la vacunación antigripal, especialmente en los grupos más vulnerables, como las personas mayores de 65 años (grupo que ya supera el 56% de cobertura a nivel nacional), los pacientes con patologías crónicas, los profesionales sanitarios y personal esencial.

Aunque la eficacia de las vacunas frente a esta variante pueda ser menor, March subraya que “sigue siendo la herramienta más efectiva para prevenir complicaciones”, lo que refuerza el llamado a vacunarse como primera línea de defensa contra impactos más severos de la epidemia.

Impacto en la asistencia sanitaria

El adelanto de la actividad gripal y la circulación predominante de la variante K ha tenido un impacto inmediato en los servicios de salud. El aumento de casos de gripe registrados en Atención Primaria ha llevado a algunas comunidades autónomas, como Baleares, a superar ya el umbral epidémico habitual antes de lo esperado para estas fechas.

Esto coloca una presión adicional sobre un sistema sanitario ya tensionado por la atención a otras infecciones respiratorias y la demanda habitual de servicios en plena temporada invernal. Los profesionales insisten en que la saturación temporal de urgencias y consultas puede mitigarse, en parte, con medidas de prevención y un uso racional de los recursos.

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Prevención personal y colectiva

Además de la vacunación, los expertos recomiendan medidas básicas de higiene y conducta para reducir la transmisión: reforzar el sistema inmune con una nutrición adecuada, descanso y ejercicio, evitar contacto con enfermos, cubrirse al toser o estornudar, lavado frecuente de manos y permanecer en casa si se presentan síntomas. Estas acciones, combinadas con el refuerzo de las campañas de vacunación, pueden ayudar a frenar la curva de contagios y aliviar la presión sobre los servicios de salud.

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