Alfonso Ussía, uno de los columnistas más reconocibles de la prensa española durante las últimas décadas, ha fallecido a los 77 años en Ruiloba, Cantabria. Así lo confirmó el medio El Debate, donde colaboraba hasta sus últimos días. El periodista, conocido por su tono satírico y conservador, dejó escrita su última columna el pasado martes, dedicada al humorista Miguel Gila.
En su perfil en la red social X, Ussía se definía con ironía y afecto: “Escritor, madrileño, andaluz, vasco y montañés de vocación”. Esta multiplicidad de referencias identitarias resume el carácter poliédrico de un autor que, pese a las críticas que suscitaba en algunos sectores, mantuvo una presencia constante en el debate público durante más de cinco décadas.
Un legado marcado por la sátira y la tradición
Nacido en 1948, Alfonso Ussía fue el segundo hijo de Luis de Ussía y Gavaldá, II conde de los Gaitanes, y de María de la Asunción Muñoz-Seca y Ariza. Su genealogía le vinculaba directamente con figuras relevantes de la historia y la literatura española: fue nieto del dramaturgo Pedro Muñoz Seca, primo del escritor Borja Cardelús, sobrino del teniente general Jaime Milans del Bosch, y padre del novelista Alfonso J. Ussía.
Aunque inició estudios de Derecho y Periodismo, no llegó a licenciarse en ninguna de las dos carreras. Su vocación se consolidó pronto en la escritura, y sus inicios profesionales tuvieron lugar en el diario Informaciones, bajo la dirección de Jesús de la Serna y con Juan Luis Cebrián como subdirector. Más tarde, se convertiría en uno de los nombres emblemáticos del diario ABC.
Presencia en medios impresos, radio y televisión
Durante su trayectoria, Ussía colaboró con diversos medios, tanto impresos como audiovisuales. Participó como columnista en Diario 16, Ya, Las Provincias, Litoral, La Razón, el semanario Tiempo, y más recientemente en El Debate. También dirigió la revista El Cocodrilo.
En el ámbito audiovisual, tuvo una destacada presencia en radio y televisión. Participó en programas como Protagonistas y La Brújula, ambos de Onda Cero, y en el espacio de Telecinco Este país necesita un repaso, donde compartía mesa con nombres como Antonio Mingote, Antonio Ozores, Chumy Chúmez, Luis Sánchez Polack (Tip), José Luis Coll y Miguel Durán.
También fue creador de las series de televisión El marqués de Sotoancho (2000) y Puerta con puerta (1999), esta última basada en los contrastes cómicos de la convivencia entre vecinos.
Escritor de sátira y buen humor
Su producción literaria se centró principalmente en el humor y la crítica social, con un estilo afilado y reconocible. Entre sus obras más conocidas figuran Tratado de las buenas maneras y Manual del ecologista coñazo, libros donde desplegaba su visión irónica del mundo contemporáneo, especialmente en lo relacionado con lo políticamente correcto, el ecologismo o los cambios en las costumbres sociales.
Reconocimientos a una carrera extensa
La trayectoria de Alfonso Ussía fue reconocida con numerosos premios y distinciones oficiales. Entre ellos destacan el premio de periodismo Mariano de Cavia, la medalla de oro de la Comunidad de Madrid, la Gran Cruz del Mérito Naval con distintivo blanco y la Gran Cruz de la Orden del Dos de Mayo.
Una despedida dictada hasta el último aliento
El obituario publicado en El Debate ha revelado un detalle significativo sobre sus últimos días: “Ussía quiso participar en la conversación pública hasta el final, dictando a su hija Isabel hasta quedarse sin voz, cuando ya la enfermedad le impedía teclear”. Este gesto, más que simbólico, ilustra la entrega absoluta del escritor a su oficio, incluso en los momentos finales de su vida.
Su última columna, dedicada a Miguel Gila, fue publicada el martes previo a su fallecimiento. Un homenaje de humorista a humorista, de escritor a narrador popular, en el que Ussía demostraba que, pese a la fragilidad de su estado de salud, conservaba intacta su mirada crítica y su particular sentido del humor.
Alfonso Ussía se despide dejando una obra amplia, polémica y fiel a su estilo, donde la sátira y la tradición convivieron con un periodismo de opinión que no dejó a nadie indiferente.
