Unos promocionan y otros prohíben, la contradicción turística en Ibiza que rompe moldes. El caso de las quejas y la polémica por el acorralamiento de los tambores en Benirràs no queda solo en la confrontación entre quienes defienden la mítica celebración y los que rechazan el sonido en la playa. También implica a la Conselleria de Turisme, Cultura i Esports y al Ayuntamiento de Sant Joan, ambas en manos del Partido Popular.
Sucede que Ibiza sigue vendiéndose al mundo como destino de atardeceres legendarios, playas únicas y experiencias auténticas, tanto que uno de sus rituales más icónicos, la fiesta de los tambores de Benirràs, aparece todavía hoy en la web oficial de turismo de las Islas Baleares como un “plan imprescindible” para cualquier viajero que quiera conectar con el espíritu alternativo y festivo de la isla.
Sin embargo, la realidad que persigue la normativa de la administración municipal de la alcaldesa popular Tania Marí es otra: la música en la playa está prohibida y los controles policiales llevan adelante poco a poco el vaciado de sonido y ambiente, lo que durante décadas fue símbolo de libertad y convivencia. «Este acto es ilegal, el Ayuntamiento decidió prohibir el evento por motivos de seguridad», había declarado hace algunos meses al Periódico de Ibiza y Formentera.
La web oficial mantiene la fiesta en primera línea
En la página institucional illesbalears.travel, gestionada por la Agència d’Estratègia Turística de les Illes Balears (AETIB) y dependiente del Govern balear, la fiesta de los tambores de Benirràs sigue, sin embargo, ocupando un lugar destacado entre las recomendaciones turísticas de Ibiza. Se describe como “una fiesta mágica de tambores, bosques de pinos y una impresionante puesta de sol”.
La web insiste en el ambiente hippie, los orígenes en los años 70 y la cita dominical con la percusión colectiva. Invita al visitante a “disfrutar de un domingo diferente contemplando una peculiar puesta de sol al ritmo de los tambores más famosos de Ibiza”, y a completar la experiencia pasando por los puestos hippies para llevarse un recuerdo artesanal.
El aviso legal en el pie de página deja claro el carácter institucional y el propósito del portal: “la promoción turística de las Islas Baleares, aportando información al usuario sobre actividades así como información de interés”.
Reclamo institucional en los primeros puestos de Google
Este mensaje promocional se traslada también al posicionamiento digital. Al buscar en Google “benirras tambores ibiza”, la web oficial del Govern aparece entre los primeros resultados, por encima de la mayoría de portales turísticos privados.
Quien planifica su viaje encuentra como referencia institucional la misma fiesta que en la práctica está prohibida por las ordenanzas municipales y vigilada cada semana por la Policía Local.
La descripción de la web oficial, además de recomendar la fiesta, detalla cómo llegar a Benirràs, anima a recorrer los senderos de pinos y sugiere que el visitante añada la experiencia a su lista de “cosas por hacer en Ibiza”. En ningún momento advierte sobre la prohibición vigente ni sobre los controles que han cambiado la experiencia de la playa.
Protagonismo en la campaña institucional del Día de las Islas Baleares
La imagen de los tambores de Benirràs no solo sigue activa en la web. En 2024, el Govern balear dedicó su campaña institucional por el Día de las Islas Baleares a destacar los grandes símbolos culturales y naturales del archipiélago.
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Bajo el lema “Som el que estimam. Estimam el que som” (“Somos lo que amamos. Amamos lo que somos”), el vídeo difundido en el canal oficial de YouTube del Govern incluye escenas de músicos tocando tambores en Benirràs, junto al mar y en plena puesta de sol, con la frase sobreimpresionada “El ritme de tambor a Benirràs”. La campaña refuerza la idea de la fiesta hippie como icono de identidad, junto a elementos como Es Vedrà o las emblemáticas puestas de sol.
Una fiesta presente en la marca, pero ‘ausente’ en la playa
El contraste entre la promoción institucional y la situación real en Benirràs es evidente. Desde más de una década, la Ordenanza Municipal de Uso y Aprovechamiento de las Playas del Término Municipal de Sant Joan de Labritja prohíbe, en su artículo 51, el uso de “aparatos sonoros que alteren la tranquilidad de la playa y/o molesten al resto de usuarios”, así como la organización de fiestas, botellones y actividades no autorizadas.
Esta normativa, aplicada de manera estricta, ha hecho que en este año la presencia policial en Benirràs sea constante y la música, incluida la percusión tradicional, quede prácticamente desterrada.
Durante esta temporada, se han repetido los episodios en los que agentes de la Policía Local piden a los músicos que guarden sus instrumentos, disuelven pequeños grupos de percusionistas o impiden cualquier intento de organizar la tradicional fiesta de los domingos o en otros días. Los testimonios sobre la vigilancia y las sanciones han circulado ampliamente por redes sociales y testimonios de residentes.
La postura de ATEIB: “Es una celebración con solera, no un permiso para tocar cada día”
Consultada por este medio, la Agència d’Estratègia Turística de les Illes Balears (AETIB) reconoce que la difusión de los valores culturales de las islas es una de sus funciones principales. Desde la agencia explican que la fiesta de los tambores de Benirràs, tal y como aparece reflejada en la web oficial, se refiere a “una celebración puntual a la semana, que tiene solera”.
La AETIB matiza que su labor es promocionar la tradición cultural, pero no avalar ni incentivar la música o percusión en la playa fuera de ese contexto: “Si luego hay gente que coge un tambor y todos los días, a todas las horas, está con el tambor… Ahí ya no es cuestión promocional”.
No obstante, la normativa municipal vigente en Sant Joan prohíbe cualquier uso de aparatos sonoros en la playa, con independencia de su frecuencia o del número de participantes, salvo autorización expresa. De hecho, los controles policiales y las sanciones se aplican incluso en el marco de la tradicional fiesta dominical de Benirràs, por lo que la distinción entre evento puntual y uso cotidiano no tiene reflejo en la práctica.
De todas maneras, fuentes de la Conselleria advierten que darán más información en las próximas días.
La contradicción institucional: lo que se vende y lo que se vive
A pesar de que la realidad ha cambiado radicalmente, ni la web oficial ni las campañas institucionales han actualizado el discurso. El reclamo turístico se mantiene: los tambores de Benirràs siguen siendo promocionados como uno de los grandes atractivos de la isla, tanto en las recomendaciones digitales como en la imagen pública del propio Govern.
Para el visitante, la desconexión es evidente: llega a la cala atraído por el mensaje institucional, pero encuentra una playa silenciosa, o bien con presencia policial que limita el ambiente que durante décadas se ofreció como esencia de Ibiza.
La fiesta, así, sobrevive en la marca y en la memoria colectiva, pero va dejando de formar parte en su totalidad de la experiencia real.
La isla sigue vendiendo el sonido de los tambores mientras lo prohíbe en la práctica. Un símbolo de lo que fue Ibiza, convertido en reclamo digital y protagonista institucional, pero ya apagándose en la arena de Benirràs.