Lo que parecía una familia unida y estable se ha transformado en sorpresa en apenas unos días. Este mes de junio, Kiko Rivera compartió en sus redes una confesión sincera: “No soy una máquina, soy humano y me estoy desbordando”. Esa frase, cargada de vulnerabilidad, ha cobrado hoy plena dimensión al conocerse que se separa de Irene Rosales, tras 11 años de relación. La noticia, confirmada por la revista Semana, ha generado enorme revuelo junto con reacciones de sorpresa y tristeza entre sus seguidores.
Según ese medio, la pareja ha decidido poner fin a su vínculo de forma consensuada, tras una “decisión dura, difícil y muy meditada”. Han querido recalcar que no ha habido terceras personas implicadas, algo que han insistido en comunicar como primordial en estos momentos sensibles.
Las primeras palabras de Kiko Rivera tras su separación con Irene Rosales: gratitud y mesura
El DJ no tardó en emitir un comunicado que reflejaba madurez y responsabilidad: “Tomar la decisión correcta a veces es lo más difícil, pero también lo más necesario. Y en este caso lo hacemos con respeto, con gratitud y con la certeza de que lo más importante seguirá siendo lo mismo: nuestras niñas”. Rivera subrayó que su prioridad sigue siendo sus dos hijas, Carlota (10 años) y Ana (7 años), reafirmando que su relación continua como familia, aunque no como pareja: “Hoy cierro un capítulo con gratitud, pero abro otro con esperanza”.
Kiko también expresó que no sacará ningún beneficio económico ni televisivo de esta situación, una declaración que evidencia su voluntad de discreción y de proteger la intimidad familiar.
Lejos de romper los lazos completamente, Rivera deja abierta la posibilidad de continuar viéndose por el bien de sus hijas: “lo primero para ambos son las dos niñas”, según revela la exclusiva. Así, incluso en este escenario doloroso, proyecta una familia que, aunque reconfigurada, sigue acompañándose con respeto.
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De videoclips casi fallidos a un amor que parecía indestructible
La historia de Kiko Rivera e Rosales Irene empieza como un flechazo tras un casting fallido: él no apareció, pero quedó un interés mutuo. Desde entonces, han atravesado juntos episodios cargados de pruebas: las adicciones del DJ, conflictos familiares, enfermedades, entre otras circunstancias. El ictus de Kiko en 2022 marcó un punto de inflexión, haciéndole priorizar la familia y los buenos hábitos.
Ese cambio se vio reflejado recientemente, cuando celebraron sus 11 años juntos. Irene lo felicitó con ternura: “24 de mayo. 11 años juntos. Te quiero mi vida.” Hoy, esas palabras adquieren un matiz agridulce en el contexto de esta despedida.
Irene Rosales y Kiko Rivera cierran una etapa con respeto. Él habla desde la gratitud y anuncia un nuevo capítulo con esperanza, dejando claro que protegerán a sus hijas en todo momento. En una relación que sobrevivió altibajos extremos, su fin llega con dignidad, coherencia y una vida familiar que, aunque reconfigurada, sigue unida por amor y responsabilidad.
