INMIGRACIÓN ILEGAL

La Guardia Civil en Baleares estalla ante la declaración de la emergencia migratoria

La asociación alerta de que, pese a la declaración de emergencia migratoria y la inversión estatal en nuevas infraestructuras y recursos humanitarios, los agentes siguen con plantillas mermadas.

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Un guardia civil observa una patera con inmigrantes. (Foto archivo Guardia Civil)

La Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC) en Baleares ha denunciado que la declaración de emergencia migratoria aprobada este martes por el Gobierno no se acompaña de refuerzos de personal. Aunque valoran la inminente apertura de Centros de Atención Temporal de Extranjeros (CATEs) en los puertos de Ibiza y La Savina (Formentera), advierten que las plantillas siguen «mermadas y tensionadas», con condiciones laborales y de vida cada vez más difíciles.

«Seguimos con las plantillas mermadas y tensionadas, con una carestía de la vida y de la vivienda insoportables y sin una #InsularidadDigna», señaló la delegación de la AEGC, reclamando un compromiso real que vaya más allá de nuevas infraestructuras.

Emergencia migratoria y nuevas infraestructuras

La declaración de emergencia migratoria en Baleares contará con una inversión de 6,75 millones de euros hasta el 31 de diciembre de 2025. El plan incluye atención médica, traducción, servicios básicos y la apertura de instalaciones modulares en Ibiza, Formentera y Palma, con espacios específicos para mujeres y menores.

El Gobierno subraya que el objetivo es garantizar los derechos fundamentales y la dignidad de las personas migrantes, pero las asociaciones policiales insisten en que sin refuerzos humanos, la Guardia Civil seguirá al límite en Baleares.

Ibiza, al límite: 90 plazas vacantes y agentes «quemados»

En mayo de este año, la Asociación Profesional Justicia Guardia Civil alertó que en Ibiza faltan 90 efectivos y en Formentera otros 24, dentro de un déficit autonómico de 376 vacantes sin cubrir, según la asociación mayoritaria Jucil. Sumado a esto pedían un plus de insularidad, congelado desde 2007

«La queja más generalizada es el cansancio, la falta de descanso. Muchas veces no hay patrullas suficientes y hay que decidir qué incidencia atender. Eso genera un desgaste físico y, sobre todo, psicológico», había explicado Tomás Quesada, secretario provincial de Jucil a La Voz de Ibiza.

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