La tragedia golpeó al mundo del espectáculo circense en Alemania. Marina Barceló, una acrógata española de 27 años originaria de Mallorca, murió el pasado sábado tras caer desde unos cinco metros de altura mientras actuaba en el Circo Paul Busch, en la ciudad de Bautzen (estado de Sajonia, este de Alemania). El suceso ocurrió ante alrededor de cien personas, muchas de ellas familias con niños.
Un accidente mortal frente al público
Según el portavoz de la policía local, Stefan Heiduck, la artista “cayó desde una altura de unos cinco metros y murió en el mismo lugar del accidente”. La función se había iniciado poco antes y, tras el siniestro, “el equipo de intervención en crisis se puso inmediatamente en marcha y atendió a los espectadores y al resto de empleados del circo”.
El impacto emocional fue inmediato. Muchas personas abandonaron la carpa tras el accidente, incluidas familias con menores que presenciaron la escena. Heiduck hizo un llamado a los testigos a ponerse en contacto con la línea de atención telefónica para recibir ayuda psicológica: “Sobre todo en el caso de los niños, es importante ayudarlos antes de que se genere un trauma”.
La primera función del circo y un desenlace inesperado
El Circo Paul Busch había dado su primera función el viernes y tenía previstas otras para los días siguientes. Sin embargo, la tragedia interrumpió el calendario. La policía clasifica por ahora el suceso como accidente laboral.
El alcalde de Bautzen, Karsten Vogt, trasladó en nombre de la ciudad su pésame a los familiares y allegados de la joven artista española. El caso ha despertado consternación en Alemania y en España, donde su nombre ya era conocido en el ámbito del circo.
Quién era Marina Barceló, la acróbata española fallecida
Marina Barceló fue gimnasta durante diez años y desde 2018 desarrollaba su carrera como artista circense. En su página web aseguraba: “Cada día me esfuerzo por perfeccionar mi técnica y explorar nuevas formas de sorprender y emocionar al público”.
Había actuado en escenarios de varios países europeos, incluyendo España, y destacaba que “cada experiencia me ha enseñado algo nuevo: desde cómo adaptarme a diferentes escenarios hasta la importancia de conectar con las personas que me observan”.
En su trayectoria profesional, Barceló se especializó en acrobacias aéreas, funambulismo, caminatas en zancos y espectáculos sobre rueda. Trabajó con circos españoles como el Stellar Circus, Stromboli y el Circ Històric Raluy, así como con el Circ de Nadal de Andorra y el Safari de Polonia. En Alemania formó parte del Barnum, Paul Busch, Renz y Freiwald.
Un riesgo asumido por los propios artistas
El portavoz de la policía, Stefan Heiduck, explicó al diario Bild que Marina no estaba utilizando cuerda de seguridad en su actuación, aunque no estaba obligada a hacerlo. “Ella es la que decide si la usa o no”, afirmó.
El presidente de la Asociación Alemana de Circos, Ralf Huppertz, calificó el suceso de “trágico accidente” y subrayó: “Es una experiencia terrible, un shock, sobre todo para los visitantes y los niños”. Huppertz aseguró que no recordaba ningún accidente mortal de una acróbata en Alemania, aunque sí lesiones graves.
“La profesión de acróbata conlleva ciertos riesgos y, en algunas actuaciones, no es posible garantizar una seguridad al 100%. Los acróbatas asumen riesgos que ellos mismos calculan y evalúan. Pero también son conscientes de ello”, argumentó Huppertz.
Añadió que cinco metros no es una altura “especial” para artistas de esta disciplina, por lo que deduce que Marina debió de tener “muy mala suerte” en su caída. “Es inusual que una artista tan entrenada como Marina no sobreviva a una caída de cinco metros, pero todo puede ocurrir”, lamentó.
Impacto y duelo
El fallecimiento de Marina Barceló ha dejado un vacío en el mundo del circo europeo. Su historia, la de una gimnasta que transformó su talento en arte aéreo, terminó de forma abrupta en un escenario en el que ella se sentía plena.
El accidente ha puesto en el centro del debate la seguridad en espectáculos circenses y los límites entre la espectacularidad y la protección de los artistas. Aunque los riesgos forman parte del oficio, la muerte de la joven mallorquina recuerda que incluso en manos expertas la seguridad nunca es absoluta.
En Bautzen, la ciudad que acogía al Circo Paul Busch, el duelo es visible. Las autoridades locales han mostrado su apoyo a los familiares y han solicitado respeto en el proceso de investigación. En España, su nombre resuena como símbolo de entrega y pasión por el arte circense.
La tragedia de Marina Barceló se suma a una lista muy reducida de accidentes mortales en el circo europeo y plantea preguntas sobre los protocolos de seguridad en un sector donde, como dijo Huppertz, “los artistas asumen riesgos que ellos mismos calculan y evalúan”.