Una nueva tormenta solar se dirige hacia la Tierra y alcanzó su mayor intensidad entre la noche de este miércoles y la madrugada del jueves, según han informado la Agencia Espacial Europea (ESA) y el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Aunque no supone un riesgo biológico para la población, el evento puede afectar a satélites, redes eléctricas y sistemas de navegación en las regiones expuestas durante su llegada, entre las que se encuentran Europa, África y Asia. Además, el organismo advirtió que podría prolongarse hasta este viernes.
Una llamarada solar de gran intensidad y una eyección a 1.500 km/s
La ESA ha explicado que el martes se observó “una intensa llamarada solar con un pico alrededor de las 11.04 hora peninsular española”. Menos de una hora después, se detectó una eyección de masa coronal (CME) con una velocidad estimada de 1.500 kilómetros por segundo, cuya llegada se prevé para esta noche o primeras horas del jueves, aunque “con cierto grado de incertidumbre”.
La evaluación actual prevé que la tormenta geomagnética resultante tenga un impacto “grave”, con posibles perturbaciones en infraestructuras clave.
Tres eyecciones de masa coronal consecutivas
El escenario se complica por la interacción de varias CME durante los últimos días. Así lo detalla Juha-Pekka Luntama, jefe de la Oficina de Meteorología Espacial de la ESA: “Nuestro planeta fue impactado anoche por dos eyecciones de masa coronal consecutivas que desencadenaron una fuerte perturbación geomagnética. Esperamos que una tercera llegue hoy más tarde o mañana. El impacto de esta tercera CME dependerá en gran medida de si se fusiona con las dos primeras o no.”
La previsión apunta a que el fenómeno continuará: “Se estima que la tormenta geomagnética continuará en un nivel severo y podría afectar a los satélites, las redes eléctricas y los sistemas de navegación. Hemos observado más CME que están siendo expulsadas desde el Sol, por lo que se prevé que la intensa actividad espacial continúe durante la segunda mitad de esta semana.”
Una de las fulguraciones más potentes de los últimos años
El Ministerio de Ciencia ha detallado que la fulguración del martes fue de clase X5.1, “una de las más potentes de los últimos años”, y se suma a las CME registradas los días 7 y 9 de noviembre que ya alcanzaron la Tierra el día 11.
Los efectos inmediatos ya se han detectado:
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Cortes temporales en comunicaciones de radio de alta frecuencia.
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Interrupciones especialmente visibles en zonas como África.
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Una tormenta de radiación que continúa activa.
Aunque estas partículas solares no suponen un riesgo para la salud en superficie, sí pueden afectar a satélites y sistemas electrónicos en órbita, señala el Ministerio.
España: impactos leves y sin riesgo para infraestructuras críticas
Pese a la magnitud del evento, España se encuentra en una situación relativamente favorable debido a su latitud. Así lo aclara el Ministerio: “España no se encuentra entre los países con mayor exposición directa a este episodio extremo de clima espacial. Nuestra ubicación en latitudes medias, alejadas de las regiones polares, reduce significativamente la intensidad de los efectos previstos sobre el territorio nacional.”
Por ello, no se anticipan daños importantes en infraestructuras clave. Los posibles efectos serán puntuales:
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Interferencias en la precisión de sistemas GPS y GNSS.
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Alteraciones muy limitadas en comunicaciones por radio de onda corta o alta frecuencia.
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No se esperan afectaciones relevantes en telefonía móvil, internet o radio FM.
En cuanto a los satélites vinculados a España, el Ministerio señala que: “En algunos casos podrían activarse protocolos automáticos de seguridad o detectarse errores transitorios, sin impacto real en la continuidad del servicio.”
Seguimiento permanente desde España y la ESA
La Agencia Espacial Española (AEE) y la ESA mantienen un seguimiento detallado de la tormenta solar para anticipar cualquier cambio relevante o riesgo asociado. Ambos organismos insisten en que la actividad solar intensa podría prolongarse durante la semana, pero sin previsión de consecuencias graves para nuestro país.
Este episodio vuelve a poner de relieve la creciente importancia del clima espacial y su capacidad para afectar a tecnologías fundamentales para la vida moderna, desde las comunicaciones globales hasta la navegación o los servicios satelitales.












