UnA psiquiatra que trató en Ibiza a la mujer acusada de provocar el incendio mortal de ses Païsses en el que murió un anciano el 3 de agosto de 2023 ya había manifestado sospechas sobre su relación con un fuego previo, según declaró este martes una facultativa ante el jurado en la Audiencia Provincial de Palma.
Estas revelaciones se producen en un proceso donde también se han escuchado testimonios familiares que describen un clima de tensión previo al siniestro, incluida la advertencia de la hija del fallecido, que llegó a calificar a la acusada como una persona cuya presencia alteró gravemente la convivencia familiar.
La psiquiatra explicó que la sospecha le llegó a través de un compañero del Hospital Can Misses, donde la acusada había sido atendida tiempo atrás. El médico le comentó la posibilidad de que la mujer estuviera implicada en un incendio anterior, extremo que, según afirmó, no pudo verificar por sí misma pero que consideró relevante cuando sucedieron los hechos de agosto de 2023. La declaración se incorporó a la sesión como parte del contexto clínico y familiar del caso.
El hijo de la víctima estaba ingresado la noche del incendio
La testigo detalló que durante la madrugada en que se produjo el incendio, entre el 2 y el 3 de agosto de 2023, el hijo del anciano fallecido —pareja de la acusada— permanecía ingresado en la unidad de psiquiatría, lo que habría dejado a los dos mayores solos en la vivienda de ses Païsses. Según su valoración profesional, el hijo atravesaba un estado de vulnerabilidad psicológica importante, un elemento que la familia ya había puesto sobre la mesa en sesiones anteriores del juicio.
En esas intervenciones se aludió a un intento de suicidio previo del hijo de la víctima y a conductas que habían generado preocupación en el entorno más próximo. La hija del fallecido relató en su declaración que, desde que la acusada apareció en la vida de su familia, se sucedieron episodios de gran tensión, llegando a afirmar que «desde que ella entró en nuestras vidas, mi hermano intentó quitarse la vida y mi padre fue asesinado». Esa percepción familiar forma parte del relato que examina hoy el tribunal, aunque no constituye prueba directa sobre la autoría del incendio.
La mujer cuidaba de la pareja de ancianos
Según sostiene la acusación, la mujer cuidaba de la pareja de ancianos y tenía acceso habitual a la vivienda. El Ministerio Público mantiene que el anciano fallecido era una persona totalmente dependiente y que, debido a sus limitaciones físicas, no pudo abandonar el inmueble cuando se inició el fuego. La Fiscalía considera probado que el incendio se originó de manera intencionada y que la acusada habría actuado con conocimiento de la situación de indefensión del matrimonio.
Los investigadores describieron que la casa quedó «como si hubiera caído una bomba», expresión utilizada por un familiar durante el proceso para ilustrar el alcance de las llamas y el derrumbe del interior. La estructura de la vivienda quedó severamente dañada, dificultando las labores de rescate y la posterior reconstrucción de lo ocurrido.
La Fiscalía pide prisión permanente revisable
A la acusada se le atribuyen un delito de asesinato y otro de incendio, por los que la Fiscalía solicita prisión permanente revisable, la mayor pena contemplada en la legislación española. La acusación sostiene que los indicios, el contexto familiar y el grado de dependencia de la víctima dan solidez a la tesis de un acto deliberado, mientras que la defensa insiste en la ausencia de pruebas materiales concluyentes.
Durante estas primeras jornadas del juicio, varios testigos han coincidido en describir una convivencia marcada por episodios de tensión, así como comportamientos de la acusada que les generaban inquietud. Entre ellos, la referencia a su costumbre de manipular cerillas, un detalle apuntado por familiares que, según explicaron, les llamó la atención días antes del incendio.













