El cambio climático sigue transformando Ibiza. Según los últimos datos del Observatorio de Sostenibilidad de IbizaPreservation, la temperatura media en la isla ha aumentado 1,26 ºC en las últimas siete décadas y 0,36 ºC en los últimos 20 años, afectando tanto a las temperaturas mínimas como a las máximas. Además, la media anual de precipitaciones ha disminuido en 78 mm desde 1955, acelerando la desertificación y poniendo en riesgo los ecosistemas locales.
Una tendencia al alza sin freno
Los datos, recogidos en el Informe de Sostenibilidad de Ibiza 2024, muestran que las temperaturas siguen una tendencia ascendente. Según el análisis del Observatorio de Sostenibilidad, la temperatura media máxima en la isla aumenta a un ritmo de 2,5 ºC por siglo, mientras que la media mínima sube 1,1 ºC cada 100 años. Este fenómeno apunta a una Ibiza cada vez más cálida, con veranos más largos y períodos secos más prolongados.

El aumento de temperatura amenaza la biodiversidad
Desde IbizaPreservation advierten que el calentamiento global está acelerando la pérdida de biodiversidad en la isla. «Si la temperatura sigue aumentando, muchas especies de animales y plantas desaparecerán», alerta Inés Roig, técnica del Observatorio. Además, recuerda que los episodios recientes de lluvias no significan una mejora sostenida, ya que la evaporación provocada por las altas temperaturas impide la recuperación real de las reservas hídricas.
En cuanto a las precipitaciones, la media anual ha disminuido en 78 mm en los últimos 70 años, y en 22 mm tan solo en los últimos veinte. La década 2015-2024 ha sido la más seca desde 1975, lo que confirma la evolución hacia un clima cada vez más árido y vulnerable.

El 2024, el año más cálido jamás registrado
Según el Servicio de Cambio Climático de Copernicus, el 2024 fue el año más caluroso de la historia y el primero en el que la temperatura media global superó, durante un año completo, el límite de 1,5 ºC sobre los niveles preindustriales, un umbral clave del Acuerdo de París. «Estamos cruzando límites críticos y la crisis climática ya no es una opción, sino una obligación», advierte Elisa Langley, coordinadora del Observatorio.
Acciones urgentes para frenar el cambio climático
Desde el Observatorio instan a las administraciones y a la ciudadanía a actuar con urgencia. Entre las medidas clave, destacan la necesidad de optimizar y reducir el consumo de agua, descarbonizar el modelo energético y disminuir el consumo eléctrico en favor de fuentes renovables. «Debe haber un cambio estructural en la gestión de los recursos. No podemos seguir dependiendo de los combustibles fósiles», concluye Langley.