Paulo Viheira llegó de Brasil con 21 y ya lleva más de 30 afincado en la isla como escultor. Sus obras tienen como temática el ser humano, la unión y su día a día siempre con la forma, el color y la sencillez como protagonistas.
Licenciado en Bellas Artes y Escultor artesano encontró en Ibiza un lugar “receptivo” para el arte en el que combinar artesanía y escultura y poder vivir de ello. Su casa, en sí misma, es una galería de exposición, donde cada habitación se encuentra decorada con sus propias esculturas y expuestas para todo aquel que desee visitarle y adquirir una de ellas. Desde una cabecera sobre su cama hasta la mesa de su salón o diferentes tallas de madera en la pared. Para este escultor, el arte es parte de su vida. «¿Vivir o no del arte? Lo que es complicado es vivir sin el arte», asegura.
Hierro y madera de cedro
Todas sus piezas son a color y con «una historia de vida detrás». Trabaja con hierros, casi siempre reciclados, con madera de cedro por ser un material fuerte y robusto y con pintura acrílica que fija con parafina. Sus representaciones siempre forman grupos, desde un montaje con varias piezas que estén conectadas y puedan formar murales o una escultura con muchas figuras en las que cobra gran importancia las caras, los rostros y las expresiones.
Obras únicas y de carácter muy personal en las que Vihera utiliza sus propias vivencias, sensaciones y sentimientos internos para crear sus diseños. «Ideas que salen de mi mente y las plasmo directamente sobre la madera a carboncillo». Así, su colección sobre pájaros o su colección ‘Los Orixás’ surge por el vínculo que siente hacia su cultura o, su serie de músicos, gracias a su afición por la música.
‘El jardín más artístico’
Una de sus esculturas favoritas pertenece a la colección de ‘El jardín más artístico’, una iniciativa de un grupo de artistas de organizar exposiciones en el jardín de Las Dalias, en San Carlos, que fue recuperada el verano pasado después de 30 años y que ya tiene su próxima cita programada para el 17 de junio. Se trata de una figura humana hecha con cuerdas y cables de un barco, una azada vieja, una máquina de coser antigua basándose en la conexión y desconexión entre las relaciones pasada la pandemia.
En la actualidad, trabaja por encargo y también se le puede encontrar en diferentes exposiciones de la isla como LiberArte en Las Dalias o IbizArt Guide en el Centro Cultural de Jesús.
