Se dice que el artista es un perseguidor de la belleza y cada obra de Miguel Ángel Guillem refleja esta persecución en la que cuida minuciosamente cada detalle mezclando originalidad, creatividad e innovación. Su cabeza inquieta le ha llevado a tocar diferentes campos artísticos dependiendo de la demanda en cada momento a lo largo de su vida. «Mis obras cuentan historias», detalla.
Nació en Valencia en el año 1954, aunque su unión con la isla empezó desde pequeño mientras veraneaba con sus padres. Eligió estudiar Bellas Artes y, a los 19 años, aprovechó la temporada estival en la isla para vender sus primeras piezas de cerámica en el Puerto de Ibiza. Se trataban de figuras de cerámica que representaban a las payesas ibicencas.
Pronto se dio cuenta de que el oficio de artesano, no solo le gustaba, sino que además tenía «talento para ello». Así que, al finalizar los estudios, hizo la maleta y se trasladó a Ibiza a vivir. Poco a poco, comenzó a vender para varias tiendas de Ibiza y Formentera y, con 21 años, se montó su propia fábrica. Miguel Ángel exponía en la isla y según se iba dando a conocer iba ampliando territorio hasta llegar a la Costa de Sol y a exponer en Ferias Nacionales.
Museo del Prado y El Corte Inglés
Al principio, eran solo cuatro personas en la fábrica, su pareja Maribi, se cuñado y un amigo, pero en dos temporadas aumentaron a 10 trabajadores, más el personal que pintaba las figuras en su casa. Por ese entonces, tenía varias líneas de producción. Por un lado, elaboraba payesas de cerámica sobre cuadros y, por otro, hacía interpretaciones de cuadros de Velázquez. Mucho éxito en esa época tuvo su serie de ‘Las Meninas’ que, en 1986, presentó en Intergift, la Feria del Regalo en Madrid. Estos cuadros los llegó a vender para el souvenir del Museo del Prado y durante tres años hicieron la campaña nacional para El Corte Inglés.
Pero, unos años más tarde, «la cerámica cayó empicada» y su mente innovadora le llevó al siguiente paso: fabricar belenes payeses. Era en torno al año 2010 y tocaba renovarse. Siguió utilizando la cerámica para fabricar figuras, pero añadiendo más elementos y revolucionando totalmente el concepto como se conocía hasta entonces. Escenarios en los que el motivo navideño del Belén puede estar ambientado en una fábrica de sobrasada o en una típica casa payesa, por ejemplo. Este hecho hace que sean «belenes atemporales y sean demandados a lo largo de todo el año». Cierto es que, al principio, estaban enfocados a la Navidad, pero, ahora, prácticamente, «recreamos cualquier motivo», apunta este Maestro Artesano Figurer.
Bisutería
A pesar del éxito de los belenes, hace unos siete años, «una fuerte crisis estaba azotando el negocio de la artesanía», así que, una vez más, su mente creativa tuvo que buscar alternativas y, fue entonces, cuando introdujo el oficio de la bisutería artesanal a su vida. Las primeras joyas fueron la Diosa Tanit en diferentes formatos, desde medallones, hasta pendientes. Eso sí, también de cerámica. A estas creaciones fue incorporándole piedras semipreciosas en una base de latón chapado o plata, aunque puede utilizar cualquier material con el que visualice una obra de arte como piezas de cristal de murano de lámparas venecianas. «Yo no veo un collar por la técnica, sino por la composición de colores», explica. Para los anillos utiliza acero inoxidable chapado en oro y cada una de sus piezas es de diseño único y exclusivo.
En la actualidad, vive entre Ibiza y Roma. Desde abril a enero trabaja en la isla por encargo y expone sus belenes en la Feria Artesanal de Vara de Rey. Durante los primeros días del año, pone rumbo a Roma donde vende, junto a Maribi, bisutería artesanal en el Mercado Monti.
