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GRANJA ECOLÓGICA

Sa Posta: 17 años distribuyendo huevos ecológicos en Ibiza

La granja ha ganado este año el Premio Sabors de PIMEEF en la sección sabores ecológicos
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María Marí, propietaria de Sa Posta, en una de las naves de la granja.

Al oeste de Ibiza, muy cerca de Cala Tarida, se encuentra Sa Posta. Una granja ecológica de 4.800 metros cuadrados de terreno dividida en cuatro naves que sirve de hábitat a 800 gallinas. Cada nave cuenta con 200 gallinas y 1.200 metros cuadrados de parcela que brindan suficiente espacio para que las aves puedan moverse con libertad. Todas ellas, alimentadas con pienso ecológico a base de cereales de maíz, cebada, trigo, pipas de girasol, soja y verduras.

Sa Posta comenzó su recorrido en el año 2007, con tan sólo 150 gallinas, de la mano de María Marí y su marido Félix Corral. El matrimonio cuenta que, desde hacía tiempo, veían una demanda de huevos payeses en la isla que no se cubría y, puesto que poseían el extenso terreno y experiencia en la ganadería gracias a «haber tenido siempre animales en casa para consumo doméstico», decidieron dar el paso de criar gallinas con el objetivo de «comercializar sus huevos». Además, María se declara «una gran amante de los animales».

Rigurosos controles sanitarios

Una larga trayectoria de casi dos décadas criando gallinas en libertad, en plena naturaleza, y alimentadas de forma saludable para obtener un producto «sano, de calidad y de gran sabor», asegura María y que, en mayo de este año, les ha llevado a ganar el Premio Sabors de PIMEEF en la sección sabores ecológicos.

Todo el proceso avícola ecológico se lleva a cabo junto a unos «rigurosos controles de sanidad e inspecciones. Entre ellos, la realización de analíticas de salmonella cada 15 semanas«, explica María.

La producción de la granja es «aproximadamente unos 700 huevos al día, aunque depende mucho de la época del año. En verano las gallinas pueden producir un 20% menos porque les afecta bastante el calor, sobre todo los meses de julio y agosto», detalla María que añade que, «a pesar de ser un volumen considerable de producción, no cubrimos toda la gran demanda que hay en la isla».

Aunque por el momento no se plantean ampliar la producción por el gran trabajo que supone. «Ya tenemos una edad y la cría y mantenimiento de animales es un trabajo duro», reconoce María.

Producto local

La distribución intentan que sea lo más homogénea posible, repartiéndola por toda la isla en tiendas pequeñas, ya que, si distribuyeran a grandes superficies, «sólo daría para cubrir uno o dos supermercados y preferimos que toda la gente pueda acceder al consumo de los huevos».

María admite que, «a pesar de que le encanta en oficio, es un trabajo sacrificado» y lamenta que «no haya más ayudas por parte de las instituciones para los emprendedores pequeños».

Aunque, reconoce que sí hay ayudas para «los jóvenes productores y sus inversiones iniciales», por lo que anima a la juventud a embarcarse en un negocio que mantenga viva la ganadería y agricultura local, además de ofrecer «productos de calidad diferenciada».

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