– En varias ocasiones le he escuchado destacar la buena relación con los sindicatos. La semana pasada tuvimos una huelga de basuras en la que la actuación sindical dejó mucho que desear: incumplimiento de los servicios mínimos, quejas inverosímiles de camiones, camiones que no recogían la basura… ¿Cómo valora la acción sindical en este caso?
-Este es un caso especial porque es una empresa que trabaja en una concesión municipal, así que hay un tercer agente con el que entenderse. Afortunadamente, los ayuntamientos han facilitado el acuerdo.
Lo que nunca he entendido es por qué hay que llegar a los extremos a los que hemos llegado. No es normal. Me he reunido con la empresa, ya que son socios nuestros, y me han explicado su punto de vista. Algunas de las peticiones sindicales eran inasumibles para ellos.
La huelga es un derecho y, por lo tanto, es legítima. Lo que no se puede permitir es el incumplimiento de los servicios mínimos o utilizar cualquier artimaña para evitar trabajar. Si un vehículo no está en condiciones, no lo estaba ni ahora ni hace 15 días…
Todos formamos parte de la sociedad y cualquier movimiento afecta a los demás. Estamos hablando de un servicio público y creo que eso no se valoró suficiente.
– Tengo la sensación, y así lo expresamos en un editorial recientemente, de que era un mal trago fácilmente evitable y que al final todas las partes eran conscientes de que se iba a llegar a un acuerdo y, de hecho, cuando se volvieron a sentar a la mesa, en pocas horas se resolvió el conflicto. Sin embargo, tuvimos que pasar por la huelga el viernes, sábado y domingo, con el daño y el perjuicio que esto ocasionó.
-Yo creo que ha sido un pulso mal medido. La huelga, que es un derecho, no debería haberse producido. Alguien debería haber intervenido para evitarla, ya sea la administración o los propios trabajadores. Debería existir un consejo de sabios en estos casos que determine si lo que se pide es justo o no, y si la empresa tiene la obligación de cumplirlo. La huelga es un derecho, pero llegar a ella indica que algo ha fallado, específicamente la confianza entre la empresa y los trabajadores en la negociación. Esa falta de confianza es una de las peores situaciones que pueden darse en una empresa.
– De todas maneras, huelgas también hacen las patronales, aunque son llamados paros patronales…
-Efectivamente. Es que hay sectores con problemas graves, como el sector primario y el transporte. En el caso del campo, por ejemplo, es inaceptable que un agricultor tenga que vender por debajo del precio de coste. Un agricultor no puede asumir subidas del 50% en combustible y fertilizantes cuando el precio de venta de su producto está regalado y no cubre sus costos de producción. Esos son los sectores que realmente deberían quejarse.