Este martes, 15 de octubre, la comunidad artesanal de Ibiza ha quedado conmocionada por la noticia del fallecimiento de Toni Marí Ribas, más conocido como Frígoles, a los 90 años.
Su vida, marcada por una trayectoria de más de siete décadas en la alfarería tradicional, lo consolidó como una figura imprescindible en la historia de la cerámica ibicenca. El funeral en su memoria se llevará a cabo este miércoles en la iglesia de es Puig d’en Valls a las 16 horas.
Su historia
Toni Frígoles comenzó a trabajar a los 12 años en el taller de cerámica de su pueblo natal, Jesús, donde aprendió a moldear el barro que recogían en carros desde la cantera.
Con el tiempo, se especializó en la fabricación de objetos de uso cotidiano como botijos, macetas, y tejas, los cuales vendía a los payeses de la isla. Sin embargo, con la llegada del turismo y el auge de los materiales plásticos, Frígoles adaptó su oficio y comenzó a crear piezas decorativas, incluyendo su propia marca.
A lo largo de su carrera, el taller de Frígoles se convirtió en una parada obligada para los autobuses llenos de turistas que querían ver al maestro artesano en plena acción. Este taller, ubicado en es Puig d’en Valls, fue testigo de grandes transformaciones en la artesanía local y el lugar donde trabajó hasta sus últimos días, ya solo por hobby y bajo encargo.
Uno de los mayores homenajes a su vida fue la reciente inauguración de la Plaza del Mestre Terrisser Frígoles, un espacio público que lleva su nombre en es Puig d’en Valls, como reconocimiento a su legado en la cerámica artesanal de la isla. La plaza, que cuenta con una escultura de unas manos moldeando un jarrón, simboliza su amor por este arte que transmitió a su hija, María José, quien hoy continúa su legado con su propia marca, Frigolades.
La pérdida de Toni Frígoles deja un vacío en la artesanía ibicenca, pero su legado continuará inspirando a las generaciones futuras, manteniendo vivo el arte de la alfarería tradicional en la isla.