Rubén Castellar Lozalo consiguió lo que parecía imposible: ganar ante la justicia civil una reclamación por irregularidades en el nombramiento en el marco del proceso de selección de bomberos colaboradores para Formentera, destapar toda una trama de amaños para favorecer al hijo del ‘conseller ético’ de Gent per Formentera, José Marí Mayans, y llevar al banquillo de los acusados a la anterior cúpula del grupo político de izquierda.
La víctima del amaño ocurrido entre 2011 y 2012 por el que ahora están acusados el ex presidente insular Jaume Ferrer Ribas; la actual secretaria general de GxF, Sonia Cardona Ferrer; la ex diputada Silvia Margarita Tur Ribas; y el ex gerente del Consell, Isidor Torres Mayans; ha accedido a hablar con La Voz de Ibiza, después de que se desvelaran los detalles de la investigación del Juzgado de Instrucción Nº3 de Ibiza.
Cómo fueron los hechos
La víctima del amaño tramado fue alertada por un allegado cuya identidad prefirió mantener en reserva. “Yo tenía un compañero que estaba ahí adentro y él me iba filtrando información. Él me iba diciendo, ‘mira Rubén, que Carlos Marí Mayans no tiene el carnet, no tiene la edad para sacárselo’”, explica.
En paralelo Castellar se comunicaba con el Consell para saber cómo iba el proceso: “Me decían que no, que estaba todo bien. Y no me quedó otra que al final acudir a los juzgados y denunciar”.
En declaraciones a La Voz de Ibiza, recordó que “había cinco plazas de bomberos y yo quedé séptimo. Uno de los requisitos para ser bombero era tener el carnet de camión. En el caso de no tener el carnet de camión, tenías cuatro meses para sacártelo. El chico que estaba adentro me decía que Carlos Calzado no tenía carnet y se lo estaba sacando. Entonces, me dice ‘tiene hasta tal día para sacárselo”.
El número siete de la lista sabía que si Calzado no tramitaba permiso de conducir categoría C el puesto iba a ser para él ya que Carlos Marí Mayans recién había cumplido los 19 años, dos menos de los necesarios para acceder a este tipo de carnet.
“Una vez que echaran a Carlos Calzado por no tener los requisitos, a Carlos Marí Mayás podían meterlo cuatro meses nada más o directamente no meterlo. Entonces tendría que haber trabajado yo, porque yo sí que tenía los requisitos”, explica.
Ahí es cuando se concretan las irregularidades: a Carlos Calzado no lo eliminaron de la nómina a pesar de no tramitar el carnet de conducir a tiempo, mientras que a Carlos Marí Mayans se le hizo una especie de “reserva de plaza hasta que tuvo la edad suficiente y los requisitos para entrar a trabajar”, explica la víctima.
Esa “reserva de plaza” se materializó en la maniobra de paralizar el expediente durante un año, algo que el Juzgado Contencioso Administrativo calificó como una “dilación indebida e injustificada en el procedimiento”.
Sin rencores
Para Castellar, esta situación ya es cosa del pasado. Trabajando desde hace seis años y medio en el cuerpo de Bomberos del aeropuerto de Ibiza, su isla, no guarda rencor sobre lo que sucedió hace casi 11 años. Es un capítulo cerrado para él.
“Mi caso ya está resuelto, ya se vio el fallo, ya me indemnizaron (con 80.000 euros)”, cuenta a La Voz de Ibiza.
“Todo lo que sale ahora, que están investigando a los demás políticos del Consell de Formentera, fue a posteriori. El juez ya vio indicios de actos delictivos. Fue todo por mi causa que se investigaron más cosas. El Juzgado de Primera Instancia, cuando vio estos actos, abrió diligencias para investigar”, explica.
El juicio oral contra la anterior cúpula de Gent per Formentera se celebrará en abril del próximo año. De momento, la víctima del hecho todavía no sabe si tendrá que declarar ante los jueces.
“A mí nadie me ha comunicado nada. Y si me llaman a declarar, pues diré exactamente la misma verdad. Lo mismo que le estoy contando ahora, se lo puedo contar a quien sea. No tengo nada que esconder. De hecho, yo fui la víctima”, reafirma.
Tampoco arrastra rencores contra Carlos Marí Mayans, el bombero que le quitó su lugar gracias al amaño tramado, con quien compartió un par de años en el parque de bomberos de Formentera. “Yo me pongo en el lugar de que si hubiera sido al revés, si a mí me hubiera beneficiado la Administración y al otro le hubiera perjudicado, yo entendería también que denunciara”, sostiene con cierto sentido común.
Supone que Carlos Marí Mayans “hoy está enemistado conmigo”, aunque aclara que “no es un tema personal, es un tema de un fallo de la administración. Entonces, el que se lo quiera tomar personal, yo lo siento. Pero yo tengo que mirar por mí. Igual que miraría por un hijo, por un familiar o por cualquier injusticia. La gente que lucha contra las injusticias está en sus derechos”.
Todo en familia
Aunque sabe que “a los políticos no les ha sentado bien y no les sentaría bien mi presencia, evidentemente”, dice no haber sufrido presiones en su trayectoria como bombero de Formentera.
“La palabra mafia es fea decirla. Pero es como una especie de familia que la gente hace lo que quiere”, sostiene el bombero perjudicado.
Además, cuenta que ha recibido un gran apoyo en Ibiza por haber denunciado tal injusticia y por haber expuesto a los políticos. “Fue un reconocimiento. ‘¡Olé!, qué valor denunciar a la administración pública. Y tú has sido valiente, has denunciado y has ganado. Aquí en casa en Ibiza, me sentí muy reconocido y muy arropado por mi gente. Cosa que, en Formentera no, no tengo nada en contra de nadie”, afirma.
De todas formas, dice que “en parte” entiende esa lógica por las características de la isla. “Formentera es una isla pequeña, tiene pocos habitantes. Todos se conocen. Es como un pequeño pueblo. Además, tiene un precio y unas condiciones que, si no eres de allí, es difícil hacerse. Porque la vida allí es muy rudimentaria. Es todo muy tranquilo”, sostiene.
“Por eso, la gente suele tomar Formentera como un lugar de paso. A lo mejor viene mucha gente a trabajar la temporada de verano en hoteles, en bares o en restaurantes y cuando acaba, como todo se cierra, se van. A lo mejor la Administración dice que prefiere tener gente de aquí, de la casa, de Formentera, que no se me van a ir”, argumenta.
“De hecho, bomberos que han entrado ahí después que yo, sin ser de Formentera, con el tiempo se han ido. Creo que ahora hay varios que son de Mallorca, que van y vienen, y unos cuantos de Ibiza. Con la parte de la Administración, yo lo llego a entender, pero también entiendo la injusticia. Si lo quieres hacer, es lo que hay. Cuando uno se presenta a un proceso selectivo, están los mejores o el que más nota saca en ese momento. No hay más”, concluyó.