Una reflexión de Víctor Colomar Costa, coordinador insular del Consorcio para la Recuperación de la Fauna de las Illes Balears (COFIB), apuntando contra los «tarados del dios gato», ha desatado un debate profundo en la isla. En un mensaje publicado en su cuenta personal de redes sociales, el veterinario de fauna silvestre lanza duras críticas hacia quienes defienden la presencia de felinos en espacios naturales.
El técnico, que ha estado al frente de campañas contra especies invasoras como las serpientes y los gatos asilvestrados, se refiere a sus oponentes como «gatistas», «mascotistas» y «tarados del dios gato». Sin nombrarlo, el texto parece aludir directamente al coordinador insular de PACMA, Olivier Hassler, con quien Colomar ha tenido discrepancias previas. «Tengo que estar muy agradecido con un gatista franchute por la oportunidad que me brinda de opinar», desliza.
En la publicación, que acompaña con una foto tomada por él del vómito de un gato, donde entre los pedazos se ven los restos de una lagartija pitiusa (Podarcis pityusensis), advierte que, si dejara de desempeñar su función actual, podría dedicar todo su tiempo a «los gatos y sus derivadas». Asegura que tiene la capacidad técnica para actuar de forma «discreta e indetectable» y recalca que no tendría «demasiado problema» en realizar «alguna tarea de tipo paramilitar».
«Sé construir y colocar trampas de muchos tipos para muchos tipos de animales… Sobre todo y especialmente… carnívoros invasores en islas del Mediterráneo occidental… Para cuando tuvierais la sospecha de que faltaban animalitos por vuestra zona, ya iríais muy tarde», lanza en su publicación.
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También menciona su conocimiento de la legislación para complicar los trámites de recuperación de animales por parte de particulares, y concluye con una afirmación que resume su postura: «En una isla medioambientalmente sana no debería haber ni un solo gato paseando por nuestros ecosistemas».
El problema de la proliferación de gatos y serpientes
La publicación ha generado una fuerte división de opiniones entre la ciudadanía. En redes sociales y foros locales, algunos usuarios han expresado su respaldo a Colomar, señalando que la superpoblación felina supone un riesgo real para la fauna autóctona, especialmente para la lagartija pitiusa, una especie endémica amenazada. Otros, en cambio, han criticado el tono del mensaje, y también, en una postura intermedia, hay quienes sostienen que se deberían realizar campañas de castración y esterilización de animales.
Las palabras de Colomar llegan en un contexto ya marcado por la controversia. Su gestión al frente del COFIB había sido cuestionada anteriormente, no por sus declaraciones, sino por sus políticas. Dos campañas en la plataforma Change.org —una en 2019 y otra lanzada a principios de este año— han pedido su destitución, alegando deficiencias en la gestión del control de especies invasoras, tanto reptiles como mamíferos.
Desde la Conselleria de Agricultura, Pesca y Medio Natural, la postura oficial ha sido la de eludir cualquier pronunciamiento, al ser consultados por La Voz de Ibiza.«Se trata de una opinión personal que Víctor expresó en su cuenta personal» y que, por tanto, «no se harán valoraciones a medios». En este sentido, han expresado que el balance oficial de la temporada se hará, como es habitual, al finalizar la campaña.
Mientras tanto, asociaciones ecologistas como GEN-GOB, Amics de la Terra y la plataforma Sargantanes o Serps han venido respaldado públicamente la labor técnica de Colomar, subrayando la dificultad de combatir amenazas ambientales como la expansión de serpientes o la depredación de gatos en el medio natural.
Para muchos defensores de los animales, lo ocurrido trasciende el debate por los comentarios de Colomar. A comienzos de esta semana, PACMA ha alertado sobre una situación grave en el Centro de Protección de Animales Domésticos (CEPAD) de Ibiza, donde, entre enero de 2023 y junio de 2024, 118 de los 146 gatos ingresados —un 80,8 %— murieron, según datos facilitados por el Ayuntamiento de Sant Josep.
Aunque el SEPRONA inspeccionó las instalaciones sin hallar maltrato, PACMA sugiere que esta alta tasa de mortalidad podría estar vinculada al encierro de gatos comunitarios, muchos de los cuales no logran adaptarse al cautiverio. Además, la formación denuncia que no se ha implementado ningún programa obligatorio de captura, esterilización y retorno, y acusa al centro de tratar erróneamente a estos animales como si fueran abandonados.