La Policía Local de Sant Josep ha llevado adelante este miércoles un operación contra lo que tenía todos los ingredientes para ser una macrofiesta ilegal. Sin embargo, el operativo y las investigaciones realizadas in situ arrojaron una sorpresa mayúscula que impidió clausurar el evento y sancionar a los promotores y asistentes: las autoridades no pudieron comprobar que se comercializaran tickets para el acceso de los asistentes a esta especie de discoteca diurna que fue montada el viernes pasado en una villa de lujo de la zona de es Cubells y por la que ya han pasado miles de personas y reconocidos DJs del ambiente del ocio nocturno.
Así, esta imponente celebración que cuenta con un despliegue millonario de recursos ha perdido su calificación de “clandestina” o “ilegal”, al menos por ahora, para las fuerzas policiales.
Tal como avanzó La Voz de Ibiza, en los últimos días se fueron estableciendo diferentes meetings points para trasladar a los clubbers, que van rotando con el objetivo de evitar los controles policiales.

El martes hubo una intervención de la Policía Local en el parking del CEIP L’Urgell, donde se denunciaron a cuatro personas por conducir bajo los efectos de las drogas. Mientras que ayer el centro de traslado se instaló en el parking público del Polideportivo de Can Guerxo en la zona de Sant Jordi, tal como pudo documentar este medio.
El modus operandi es siempre el mismo: los asistentes suelen ser captados en los VIPs o a la salida de las discotecas, quienes se trasladan hasta el meeting point establecido, desde donde son lanzados los transfer rumbo al after interminable.
Operativo exitoso (o casi)
Desde el Ayuntamiento han explicado a La Voz de Ibiza que “ya se han puesto anteriormente denuncias a la villa por hechos similares” y que la Policía “está haciendo un seguimiento de cerca del asunto”. Sin embargo, no han confirmado si se inició algún tipo de expediente administrativo.
En ese marco, la Policía Local llevó adelante este miércoles una operación en la villa apuntada por las autoridades.
Ante la magnitud del despliegue privado en una zona de difícil acceso por caminos sinuosos, se estableció un perímetro de seguridad de dos kilómetros alrededor de la fiesta ubicada en suelo rústico.

De esta forma, pudieron evitar primero la llegada de más personas al evento: se les impidió el paso a todos los coches, quienes se retiraban sin ningún tipo de oposición ni incidentes. Este último indicio ya hacía presuponer a las fuerzas policiales que los asistentes no habían realizado un pago anticipado para acceder a la fiesta.
Una vez dentro de la villa, se detuvo la discoteca diurna, que contaba con DJs, un gran despliegue de servicios privados, varios coches que superaban el medio millón de euros aparcados en el acceso y hasta “aguadores” a lo largo del camino para dar aviso de la llegada de las fuerzas policiales.
No obstante, los organizadores argumentaron que se trataba de un “evento privado” entre amigos y conocidos, escapando de las garras sancionadoras de las autoridades.
El numeroso despliegue de la Policía Local de Sant Josep, con hasta seis vehículos policiales movilizados, no frenó la fiesta en un primer momento. Pero tuvo consecuencias, ya que el dispositivo de seguridad que habían montado los promotores en el angosto camino rural que conduce hasta la villa fue desmantelado inmediatamente.

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