El Vaticano ha anunciado medidas extraordinarias de seguridad y aislamiento para el cónclave que comenzará el 7 de mayo, con el objetivo de elegir al sucesor del Papa Francisco. Entre las disposiciones más destacadas se encuentra la desactivación completa de las señales de telecomunicaciones dentro del territorio vaticano y requisar todos los dispositivos electrónicos de los 133 cardenales electores.
Apagón de comunicaciones y confiscación de dispositivos
La Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano comunicó que, a partir de las 15:00 horas locales del 7 de mayo, se desactivarán todas las instalaciones de transmisión de señales de telecomunicaciones móviles y de radio en todo el territorio vaticano. Esta medida busca garantizar la «seguridad de las actividades para la elección del Sumo Pontífice» y se mantendrá hasta que se designe al nuevo Papa.
Además, los cardenales deberán entregar sus teléfonos móviles y otros dispositivos electrónicos antes de ingresar al cónclave. Estos serán almacenados y devueltos únicamente al finalizar el proceso de elección. El portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni, explicó que esta medida es parte del protocolo para asegurar el secreto absoluto durante el cónclave.
Medidas de seguridad adicionales
Para reforzar el aislamiento, se han instalado inhibidores de frecuencia en la Capilla Sixtina y en las residencias donde se alojarán los cardenales, como la Casa Santa Marta y el Colegio Etíope. Estas instalaciones han sido adaptadas con compartimentos especiales, puertas provisionales y cierre de ventanas para garantizar el aislamiento de los participantes.
Asimismo, se han apagado las cámaras y sensores que normalmente custodian la Capilla Sixtina, y se ha verificado que no quede en su interior ningún instrumento que pueda grabar. Todo el personal que asistirá en el cónclave, incluyendo ayudantes, electricistas, fontaneros, enfermeros y personal litúrgico, ha prestado juramento de secreto absoluto.
Juramento de secreto y sanciones
Las disposiciones para el juramento de secreto están establecidas en la ley vaticana. El Papa Juan Pablo II reescribió las normas sobre las elecciones papales en un documento de 1996, que fue enmendado por el Papa Benedicto XVI en dos ocasiones antes de su renuncia en 2013. Estas enmiendas endurecieron el juramento de secreto, dejando claro que cualquiera que revele lo sucedido dentro del cónclave enfrenta la excomunión automática.
El juramento establece que los participantes deben observar «secreto absoluto y perpetuo» y abstenerse de utilizar cualquier dispositivo de grabación de audio o video. Esta medida busca preservar la confidencialidad del proceso y evitar cualquier tipo de filtración o injerencia externa.
Inicio del cónclave y expectativas
El cónclave comenzará el 7 de mayo en la Capilla Sixtina, donde los 133 cardenales electores se reunirán para elegir al nuevo Papa. Durante este periodo, los cardenales estarán completamente aislados del mundo exterior, sin acceso a medios de comunicación, y permanecerán en las residencias designadas hasta que se alcance una decisión.
La elección del nuevo pontífice requerirá una mayoría de dos tercios de los votos emitidos. El proceso puede durar desde unos pocos días hasta varias semanas, dependiendo del consenso alcanzado entre los participantes.
Estas medidas reflejan el compromiso del Vaticano con la tradición y la confidencialidad del proceso de elección papal, asegurando que se lleve a cabo sin interferencias externas y bajo el más estricto secreto.
