Ibiza se enfrenta a una costosa batalla contra el chicle desechado en sus calles, revelando un problema de incivismo que supera las expectativas financieras y estéticas. Una campaña de concienciación impulsada por el Ayuntamiento ha puesto de manifiesto la asombrosa escala de esta contaminación.
La cifra es alarmante: se estima que hay más de 600.000 gomas de mascar pegadas por toda Ibiza. Lo que muchos consideran un acto insignificante de desecho, tiene un impacto económico monumental en las arcas públicas: quitar un solo chicle del suelo cuesta 1 €.
La preocupación manifestada en la campaña no es solo por la falta de educación, sino por el daño tangible que esto causa. Los chicles no solo ensucian las calles, sino que también dañan el pavimento y transmiten una «mala imagen de nuestro pueblo». En el video difundido, una ciudadana capturó el sentimiento generalizado al describir la situación como «¡Qué asco!».
El mensaje principal es que el problema es una cuestión de «respeto a la isla». Con la enorme cantidad de dinero invertida en la limpieza, potencialmente más de 600.000 €, se invita a la ciudadanía a «pensar un poquito» sobre lo que se podría hacer con esos recursos.
La solución a este costoso problema de higiene y mantenimiento es extremadamente simple. La campaña insta a los residentes y visitantes a realizar un «pequeño gesto que hace una gran diferencia»: tirar el chicle a la papelera. El llamado final es a la responsabilidad comunitaria: «Vamos a cuidar Ibiza entre todos» y «Mantén las calles limpias, cuida nuestro hogar».
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