Las aventuras de un Uber en Ibiza están a la orden del día… y de la noche. Así lo cuenta Carlos, conductor de la aplicación durante la temporada alta y un superviviente de los precios de la isla, tal como relata en una entrevista en YouTube.
Un Uber en Ibiza: entre el lujo y el descontrol
Carlos trabaja como conductor de Uber en Ibiza durante la temporada alta. Asegura que la isla ofrece sueldos mucho mejores que en la Península, pero a un precio elevado. «He pagado 600 euros al mes por dormir en un sofá sin puertas en un estudio compartido», cuenta.
Pero lo más sorprendente de su historia no es el coste de la vida, sino lo que ocurre dentro de su coche. Entre clientes ebrios, fiestas descontroladas y situaciones de auténtico peligro, su trabajo es una montaña rusa de experiencias.
En una entrevista para el canal de YouTube Fortfast WTF, ha relatado con lujo de detalles los momentos más surrealistas que ha vivido como conductor de Uber en Ibiza. Sexo, excesos y miedo forman parte de su día a día.
El primer día de trabajo y la inesperada propuesta de un trío
El primer día que se pone al volante en Ibiza, el destino le tiene preparada una bienvenida explosiva. Son las 4 de la mañana y recoge a cuatro chicas británicas en la discoteca Amnesia. De inmediato, le piden que haga una parada en una gasolinera para comprar algo de comida.
Mientras están allí, una de ellas lo toma del brazo y le dice que es muy atractivo. Él se lo toma como un cumplido sin mayor importancia. Pero al volver al coche, la conversación da un giro inesperado.
«¿Recuerdas lo que te dije antes? Era para ofrecerte un trío», le dice la pasajera sin rodeos.
Carlos se ríe y evita dar demasiados detalles de lo que ocurre después. Solo confirma que aprovecha sus 45 minutos de descanso para aceptar la oferta. «Esa empresa ya no la volveré a pisar, así que lo cuento sin problemas», comenta con una sonrisa.
Clientes desnudos y una fiesta en la piscina
No es la única vez que se encuentra con situaciones insólitas. Una noche, acude a recoger a unos clientes en una villa de lujo. Cuando llega, la puerta se abre y aparece un hombre negro de dos metros completamente desnudo, con un collar de oro en el cuello.
Detrás de él, salen dos chicas también desnudas, que se suben al coche sin preocuparse por su falta de ropa.
Durante el trayecto, una de ellas se queja en voz alta. «Jeni, me duele tanto la garganta, llevo toda la noche chupando la de no sé quién», dice. Carlos no puede creer lo que está escuchando.
Pero si algo caracteriza a Ibiza es que siempre se puede ir un poco más allá. En una ocasión, un grupo de turistas británicos le invita a su villa después de un trayecto. Como tiene 45 minutos de descanso, decide aceptar la invitación.
«Apagué la aplicación, me quedé en calzoncillos y me tiré a la piscina. La casa estaba llena de chicas», cuenta entre risas.
El susto más grande: una noche con hombres armados
No todas las noches son divertidas. En una de sus carreras más tensas, Carlos recoge a un pasajero que le indica que lo lleve a una zona apartada. El trayecto es por caminos oscuros sin luces ni señales. Cuando llegan, la puerta de la villa está abierta y decide entrar.
De repente, aparece un hombre de Europa del Este con un arma, golpeando el coche y preguntándole a dónde va.
«Yo no he visto una pistola en mi vida, vengo de un pueblo. Se me pusieron los huevos aquí», confiesa, señalando el cuello.
El cliente que está en el asiento trasero empieza a gritar que es un VIP, pero el conductor no se arriesga y decide salir de allí a toda velocidad. «Aceleré como nunca, llegué al centro de Ibiza en cinco minutos. Exprimí el coche a tope», recuerda con la adrenalina todavía presente.
Después de esa noche, se plantea seriamente si debe seguir trabajando en la isla.
La trabajadora sexual que casi provoca un accidente
En otra noche caótica, recoge a una mujer que parece ser una prostituta. Durante el trayecto, ella decide pasar desde el asiento trasero al delantero, cruzando su cuerpo por encima de la palanca de cambios.
De pronto, le pone el culo en la cara y empieza a bailar.
«Nos vamos a matar», pienso. Y encima, cuando llega al destino, me da 2 euros de propina», dice entre risas.
500 euros por ser guía turístico
No todo es peligro y tensión en su trabajo. En una ocasión, recoge a un turista ruso que no habla inglés ni español. Durante todo el trayecto, el pasajero le pega el móvil en la cara con el traductor activado, preguntándole a qué sitios puede llevar a su novia para impresionarla.
Carlos le recomienda lugares exclusivos y, al final del viaje, el cliente saca un fajo de billetes. «Toma 500 euros por hacer de TripAdvisor», le dice antes de bajarse.
Ibiza, la isla donde todo es carísimo
Más allá de las anécdotas, el conductor de Uber explica que Ibiza es un lugar extremadamente caro. Los alquileres, la comida y el ocio están a precios imposibles para un trabajador promedio.
Ibiza: un «videojuego» donde todo puede pasar
Carlos resume su experiencia en la isla con una frase clara: «Esto es como un videojuego. No sabes qué te puede aparecer en cada turno».
Desde fiestas en villas millonarias hasta encuentros con clientes armados, su trabajo como conductor de Uber es una montaña rusa de emociones.
Y aunque cada noche es impredecible, hay algo que tiene claro: «Aquí, lo que pasa en Ibiza, se queda en Ibiza… o no».