PATRIMONIO EN RIESGO

La anarquía en el varadero del puerto de la Savina: completa desprotección de un Bien de Interés Cultural

Coches, basuras, y desechos apoyados sobre el muro ‘Guafe’, parte integrante del BIC de ses Salines. Del otro lado, el Consell ha exigido una serie de requisitos para la instalación de una terraza.

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Coches y basura pegada al muro declarado un BIC

El varadero de Formentera anexo a la zona portuaria del puerto de la Savina, propiedad de Salinera Española y gestionado por Port Med Formentera, empresa del conglomerado del empresario Nicolás Mayol, no solo está en el punto de mira por una investigación del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil a raíz de una inspección a una de las empresas que prestan servicio dentro del recinto (Formentera Isla Azul, SL) y que se enfrenta a multas millonarias por cuatro irregularidades detectadas relacionadas con vertidos ilegales en s’Estany Pudent, en el tratamiento de residuos, de Industria y de Actividades.

Y es que la protección del patrimonio también está en entredicho. Cuando menos. El muro que supone el perímetro del recinto del varadero, una suerte de polígono industrial en el que conviven diversas actividades junto a la principal, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) está absolutamente desprotegido.

Mientras el Consell de Formentera mira hacia otro lado. Y nunca mejor dicho, ya que el tratamiento que se le da a la protección del muro es diametralmente opuesto en función de si es la parte exterior o bien la interior.

El varadero del puerto de la Savina ha sido noticia en las últimas semanas por el irregular traslado de embarcaciones que se encontraban en los amarres gestionados por Port Med Formentera y el controvertido desahucio de un empresario que arrendaba allí un almacén que terminó con una denuncia contra su director José Roselló Tur por arrojar basuras contra un restaurante.

El Bien de Interés Cultura en cuestión es el muro Guafe, que data del siglo XIII y  que el Consell Insular incluyó en su catálogo en 2004. En su parte exterior, da a la zona portuaria de la Savina. Y en el interior delimita con el polígono industrial y este a su vez con s’Estany Pudent y el Parque Natural de ses Salines.

A pesar de las estrictas normativas para su preservación, La Voz de Ibiza ha podido documentar la completa desprotección de la parte interior del muro. Esta situación también refleja la pasividad del Consell Insular de Formentera.

Y una inaudita doble vara de medir en función del lado del muro de que se trate. Mientras que a un restaurante próximo ubicado al otro lado del varadero le exigen que cumpla todas las normativas para la protección, del otro lado, el varadero incumple impunemente todos los cuidados.

La Voz de Ibiza espera una explicación sobre esta situación del Consell de Formentera, administración competente en Patrimonio, desde la semana pasada sin éxito.

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Las pruebas

Las imágenes que acompañan esta noticia son irrefutables: coches prácticamente pegados al muro, un muro de bloques de hormigón, viejas estructuras y desechos apoyados sobre la antiquísima pared en el sector protegido del varadero.

Todo ello a pesar de que se trata de la máxima figura de protección legal del patrimonio histórico en España. Esta declaración se aplica a aquellos bienes muebles o inmuebles que tienen un valor histórico, artístico, arquitectónico, arqueológico, etnográfico, documental o técnico excepcional.

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Dentro del varadero también funciona una empresa de alquiler de coches y motos

Un experto en urbanismo de Formentera explicó a La Voz de Ibiza que ese “muro tiene que estar protegido, al igual que la Torre (del Triturador). Es donde estaba lo que se llamaba el Guafe. Ese conjunto arquitectónico y paisajístico, que es un Bien de Interés Cultural, es donde venía el último tramo del ferrocarril que existía. En la torre se trituraba la sal y luego se echaba a través de una tolva y se embarcaba en los barcos que venían a cargar la sal”.

En tal sentido, analizó que “está protegido por ley y así cómo está es cualquier cosa menos un espacio protegido y cuidado. Está bastante dejado a la mano de Dios. Hay negligencia por parte de la administración evidentemente y por parte de los propietarios o usuarios de esos espacios”.

“Todo ese espacio está muy degradado, intencionalmente degradado. La parte de la marinas que tienen que hacerse cargo de eso no lo hacen y están dejando que se destruya. Es motivo para estar preocupados”, agregó la misma fuente especialista en urbanismo.

Desprotección total

El tramo del muro en cuestión, “correspondiente a la estructura denominada Guafe, que fue demolida parcialmente durante la década de los 90 del siglo XX, forma parte del Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de lugar histórico, de los elementos constructivos y de ingeniería de ses Salines, declaración que fue aprobada por el Pleno del entonces Consell Insular de Eivissa i Formentera en sesión de 16 de julio de 2004”, establece un informe técnico del Consistorio al que ha tenido acceso La Voz de Ibiza.

Este informe emitido por el Área de Patrimonio Cultural emitido por el Consell de Formentera el 13 de agosto de 2021 establece que el artículo 41.1 de la Ley de Patrimonio Histórico de las Islas Baleares (LPHIB), relativo a los criterios de intervención en bienes de interés cultural, establece que se “prohíbe la colocación de elementos e instalaciones que impliquen una ruptura de la estructura o la composición de la fachada, o que impliquen perjuicio para la contemplación y el disfrute ambiental del entorno”.

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Además, determina que la colocación del mobiliario debe ser desmontable “y que no afectan directamente al muro protegido”.

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El descontrol del varadero junto al muro ‘Guafe’

La contracara

Sin embargo, del otro lado del muro, es la contracara. Parece el día y la noche. Allí el Consell ha establecido una serie de obligaciones y requisitos al local gastronómico Can Savinera, de la empresa La Savinera SL, para montar una terraza y la instalación una pérgola, mesas y sillas, en una superficie de 36 metros cuadrados con autorización de la Autoridad Portuaria.

“No se podía poner nada enganchado al muro», detalló el propietario Nicola Polti. Mientras que “del otro lado es una completa anarquía, hacen lo que quieren. Hasta ponerle basura”.

“De la parte donde estamos nosotros, tenemos que estar involucrados en patrimonio y de la otra parte no hay ningún control. La completa anarquía de zona franca de este sitio donde no hay control del Consell”, se quejó el propietario.

El empresario ha debido solicitar, ante el Consell en febrero del 2024, un informe favorable “por la ocupación de espacio cerca del BIC de ses Salinas y su mobiliario” para montar una terraza.

Este espacio, aunque fuera del área correspondiente al BIC de ses Salines, se encuentra en contacto con un tramo del muro del Guafe, que sí forma parte del BIC y constituye el extremo occidental del área protegida.

Esto derivó en un informe de Patrimonio Cultural con los requisitos que debía cumplir “en relación con la colocación de mobiliario exterior en el espacio libre situado al norte del local ubicado en la calle de la Mare de Déu del Carme núm. 1 (la Savina), lindando por el este con un muro que forma parte del bien de interés cultural (BIC) de ses Salines”.

Can Savinera en el puerto la Savina
Can Savinera en el puerto la Savina, ubicado al lado del muro

Entre las directrices y prescripciones se estableció que:

  • No se admitirá la fijación de elementos de anclaje, rótulos ni otros elementos al muro protegido.
  • Se admite la colocación de mesas y sillas para usar el espacio como terraza de un local destinado a bar restaurante.
  • El mobiliario será preferentemente de madera y/o metal.
  • En cualquier caso, deberá integrarse adecuadamente en el entorno, especialmente en lo que respecta al cromatismo.
  • Dejar una franja libre de al menos 1 metro de ancho entre el muro y el mobiliario que se prevea colocar.
  • Se admite la instalación de toldos, siempre que se dispongan de forma completamente horizontal, no tengan ningún tipo de cerramiento vertical, sean de lona de color arena, se separen al menos 1 m del muro protegido y se coloquen a una altura que no supere los 2,5 m desde el suelo.
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Zona protegida

Ses Salinas se encuentra dentro del catálogo del Registro Insular de Bienes de Interés cultural (RIBIC). Aunque no se fija un entorno de protección, se incluyen una serie de estructuras, entre ellas el muro en cuestión.

La normativa estipula que la tipología del BIC enmarca un lugar histórico: “Lugar o paraje natural susceptible de delimitación espacial unitaria que se puede vincular a acontecimientos o recuerdos del pasado, creaciones culturales o de la naturaleza, que tiene un interés destacado desde el punto de vista histórico, artístico, arqueológico, histórico-industrial, paleontológico, etnológico, antropológico, social, científico o técnico”, según el artículo 6.4 de la Ley de Patrimonio Histórico de las Islas Baleares.

El 19 agosto de 2004, a través de una publicación en el Boletín Oficial de las islas Baleares (BOIB), se establece como zona protegida ses Salines de Formentera con la tipología de lugar histórico, luego del acuerdo del pleno del Consell Insular.

Allí consta el informe favorable a la declaración del Institut d’Estudis Eivissencs (IEE), como institución consultiva prevista en la Ley 12/1998, de 21 de diciembre, del patrimonio histórico de las Islas Baleares (LPHIB).

En ese momento, Salinera Española S.A., quien es la propietaria del terreno y lo arrenda a Port Med Formentera –gestora del varadero-, había planteado una serie de alegaciones que fueron desestimadas. En la primera de ellas, exponía que resultaba “improcedente la intención de otorgar una especial protección a ses Salines de Formentera porque la compañía titular de la explotación se ha encargado de cuidarlas durante más de cien años”.

Sanciones

La LPHIB establece un régimen sancionador específico para quienes causen daños a estos bienes.

Para las infracciones leves, que contempla daños menores o incumplimientos administrativos sin consecuencias graves, la multa puede superar los 60.000 euros (la normativa original estipula 10 millones de pesetas).

Independientemente de la sanción económica impuesta, el infractor está obligado a restaurar el bien dañado a su estado original, siempre que sea posible.​

En caso de incumplimiento de las obligaciones de conservación o restauración, la administración –en este caso el Consell Insular- puede imponer multas coercitivas sucesivas para garantizar el cumplimiento.

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