Miguel Ángel Roig‑Francolí, compositor, pedagogo y teórico musical nacido en Ibiza, recibió la Medalla de Oro de la Ciudad de Ibiza 2025 en un acto celebrado en el Claustro del Ayuntamiento, en pleno centro histórico de Dalt Vila. En su discurso de aceptación, realizó un duro alegato contra el modelo turístico y urbanístico vigente en la isla, generando gran impacto mediático y social.
En un mensaje cargado de emoción y crítica, Roig‑Francolí se preguntó: «¿Qué le hemos hecho a esta isla? ¿Qué han hecho, o qué no han hecho durante décadas, las instituciones que podrían haber orientado y regulado el modelo turístico, económico y territorial de Ibiza?».
Añadió que la evolución de la isla no ha sido positiva sino, más bien, una involución controlada por lo que denominó como “los intereses del gran capital”.
Una defensa feroz de Ibiza
El premio se enmarcó dentro de las Festes de la Terra en honor a Santa María de las Nieves, donde el compositor volvió a sus raíces para elevar una voz crítica hacia el rumbo que ha tomado la isla.
Denunció cuestiones graves que afectan a la convivencia y la calidad de vida en Ibiza: masificación, contaminación de playas, escasez de agua, narcotráfico, desaparición de especies endémicas como la sargantana, colapso del tráfico y la inaccesibilidad de viviendas dignas.

En tono directo sobre el presente de la isla, afirmó: «¿A qué playas podemos ir ahora los ibicencos sin la molestia de la masificación, sin el agresivo bombardeo sonoro de los beach clubs, sin la presencia de materias fecales ni el agua verde a causa de las microalgas?».
Una voz autorizada
Roig‑Francolí, nacido en Vila el 20 de marzo de 1953, desarrolló su carrera en instituciones prestigiosas como la University of Cincinnati, donde enseñó durante más de treinta años. Su obra ha sonado en escenarios internacionales como el Carnegie Hall, el Teatro Real o el Palau de la Música Catalana.
Gracias a su trayectoria, ha sido reconocido en ocasiones anteriores con distinciones como la Medalla de Oro del Consell de Ibiza (2014) o el Premi Ramon Llull (2010).
Además, resaltó que este tipo de reconocimientos le otorgan una voz con la que debe “animar al pueblo ibicenco y a sus representantes a actuar con contundencia contra la explotación desmesurada e insostenible de la isla”.
Consciente, crítico y esperanzado
En un final cargado de solidaridad y legado, Roig‑Francolí anunció que va a donar todos los archivos de su carrera al Arxiu Històric d’Eivissa i Formentera, como legado a su tierra natal. Cerró su intervención con un mensaje esperanzador: «Visca Eiviss, y entre todos, salvemos lo que aún podemos salvar de nuestra isla».