AMBIENTE

SOS por la lagartija ibicenca: bióloga denuncia «ignorancia, miopía y estrategias fallidas»

La doctora en Biología Antònia Maria Cirer ha enviado una petición in extremis a todas las autoridades para exigir un plan de erradicación de serpientes y denunciar más de quince años de «negligencia de gestión», «errores de diagnóstico» y actuaciones «fallidas» que han llevado al borde de la extinción al único vertebrado endémico de las Pitiusas.

Lagartija
Lagartija.

La lagartija de las Pitiusas (Podarcis pityusensis), el último exponente de la fauna vertebrada terrestre que existía en las islas antes de la llegada del ser humano, se enfrenta a una extinción inminente. Esta es la dramática advertencia lanzada por Antònia Maria Cirer, doctora en Biología y catedrática de Ciencias Naturales, quien ha remitido una serie de cartas fechadas en septiembre de 2025 a las máximas autoridades de Baleares e Ibiza.

En su petición, Cirer denuncia la «grave negligencia de gestión» y la «inoperancia» de los técnicos responsables, que han conducido a la especie a una situación límite. «Probablemente, estamos en el último decenio en que todavía podremes observarla dentro de su hábitat natural», alerta la experta en sus escritos enviados a la presidenta del Govern, Marga Prohens, y al presidente del Consell Insular, Vicent Marí, entre otros.

La causa principal de esta catástrofe ecológica es la irrupción de varias especies de culebras invasoras desde 2003, que están diezmando las poblaciones de lagartijas a un ritmo alarmante. Según las observaciones de campo de Cirer, el patrón es devastador y repetitivo en toda la isla: desde la llegada de las primeras serpientes a una zona, las lagartijas desaparecen por completo en menos de cinco años.

La situación es tan grave que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ya la considera una especie «en peligro de extinción» desde 2024, a pesar de lo cual nunca se ha implementado un plan de conservación específico ni ha sido beneficiaria de un proyecto LIFE de protección.

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Quince años perdidos por diagnósticos «erróneos y optimistas»

Cirer critica duramente el «error de enfoque y diagnosis» que ha marcado la gestión de la crisis desde sus inicios. A pesar de que ya en 2010 informes de la Asociación Herpetológica Española recomendaban la erradicación inmediata de las serpientes, la bióloga denuncia que desde la Conselleria de Medio Ambiente del Govern Balear se favorecieron «diagnosis optimistas y diletantes, pero poco reales».

Entre estos pronósticos fallidos, Cirer señala las hipótesis que apostaban por una posible convivencia entre lagartijas y serpientes o por un ««nuevo equilibrio ecológico», ignorando que los ecosistemas insulares son mucho más frágiles y no comparables a los continentales. También califica como «no reales» los estudios de densidad de poblaciones que en 2019 y 2022 llegaron a negar el riesgo de extinción, argumentando que se basaban en zonas donde las serpientes aún no habían llegado o donde las lagartijas ya se habían extinguido años antes.

Este enfoque inicial ha provocado que, durante más de quince años, las administraciones hayan apostado por simples «tareas de control de plagas» en lugar de un verdadero «plan estratégico de erradicación». El resultado, según Cirer, es una «actuación fallida que engulle toda la inversión económica y humana sin obtener resultados»: cada año aumentan las capturas de serpientes, pero también el territorio afectado.

Un plan de choque para evitar la extinción

Ante esta «grave miopía» de las instituciones, Antònia Maria Cirer exige un cambio de rumbo radical y propone un plan de actuación con medidas concretas a corto, medio y largo plazo. Las principales demandas son:

  1. Creación de ‘santuarios’ para lagartijas: Habilitar zonas de cría in situ, como jardines públicos, rotondas o patios de escuela, protegidas por vallas antiserpiente efectivas, con el borde superior curvado hacia fuera. Cirer advierte que un intento previo en la Necrópolis de Puig des Molins ha sido «fallido» por no haber instalado todavía esta estructura protectora, permitiendo la entrada de serpientes.
  2. Potenciar la cría ex situ: Ampliar la red de cría en cautividad, que ya cuenta con una población exitosa en el Zoo de Barcelona, a otros centros para garantizar la supervivencia de la diversidad genética de la especie. Estas poblaciones servirían como reservorio para futuras repoblaciones.
  3. Coordinación real de voluntarios: Unificar bajo una misma directriz a los múltiples actores que actualmente capturan serpientes de forma desorganizada (COFIB, cazadores, Ibiza Preservation y grupos de voluntarios). La bióloga pide reparto gratuito de trampas y cebos, así como asistencia y asesoramiento para todos los colaboradores.
  4. Explorar nuevos métodos de erradicación: Liberar a los técnicos de las tareas de trampeo para que investiguen y apliquen métodos más eficaces, como el uso de feromonas, trampas con crías de ratón (que exigen revisiones cada 3 días y no cada 3 semanas como ahora), o el adiestramiento de perros para localizar serpientes.
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La doctora Cirer concluye sus misivas con una advertencia final sobre la capacidad de los gestores actuales: «Si el equipo técnico implicado hasta ahora no ha sido capaz ni tan siquiera de contener el aumento del territorio afectado, difícilmente sabrá estructurar un plan estratégico para la erradicación».

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