Recientemente, en Estados Unidos se inició una demanda contra varias apps de citas acusándolas de adictivas. Diversos profesionales opinaron sobre el caso que trascendió fronteras, reflexionando sobre si el uso de estas aplicaciones puede o no causar adicción.
Sea como sea, el uso del móvil, tan generalizado y más aún a partir de la masificación de las redes sociales, claramente puede ser problemático. Los psicólogos Lucía Rodríguez De La Torre y Juan Ignacio Di Rosa, fundadores de @espaciovincular en Instagram, advierten señales de esta adicción que posiblemente no habías relacionado con tu móvil, y explican el por qué
Para dar ejemplos de posibles señales, listan una serie de frases que nos resultarán muy familiares, por haberlas pronunciado o escuchado de otras personas:
- «No puedo escuchar mensajes de audio a velocidad normal» (es decir, es necesario reproducirlos en velocidad más rápida).
- «Agarro el móvil mientras estoy viendo una serie».
- «Organizo salidas y cuando llega el momento no quiero ir».
- «Si estoy sin hacer nada, me siento improductivo».
- «Me cuesta concentrarme cuando leo».
¿Sobreuso del móvil y adicción? La explicación
Los profesionales explican que «somos adictos al móvil y a las redes sociales».
«Esto cumple con las características de toda adicción. En primer lugar, no tenemos control, aunque creemos que sí. En segundo lugar, se minimiza el impacto. Todos sabemos que es dañino, pero nadie se anima a dejar el móvil o las RRSS», desarrollan.
Y añaden: «En tercer lugar, sentimos incomodidad cuando no tenemos el celular. Esa incomodidad es abstinencia. En cuarto lugar, interfiere en otros ámbitos de la vida. Sentimos que no tenemos propósito, que nos cuesta leer, estudiar. No queremos reunirnos con las personas que amamos».
¿Por qué pasa todo esto? Bueno, es porque «las redes sociales son una enorme fuente de dopamina».
«El cerebro pide lo que más placer le da, no sabe qué es mejor o peor, solo quiere lo que más le da. Por eso no podemos controlarlo», advierten.
Y concluyen con una reflexión: «Nos sentimos solos, aburridos, sin mucho sentido en la vida, pero no dedicamos ni un minuto a buscarlo. Dormimos mal, pero lo último que hacemos es revisar el móvil, y lo primero que hacemos al despertar. Muchas personas están automedicadas por diversas razones. Pero no le damos un segundo de paz al cerebro debido a la cantidad de información que consumimos, ya sea un video de un gatito, de cocina o de política».