La ansiedad, aunque a menudo la consideramos negativa, puede tener beneficios cuando se encuentra en la cantidad adecuada.
El médico psiquiatra Dawn Potter explica en un artículo de Health Essentials, el blog de Cleveland Clinic, que todas las emociones, incluida la ansiedad, probablemente evolucionaron para ayudarnos a sobrevivir. Aunque solemos etiquetar las emociones como positivas o negativas, todas cumplen una función importante en nuestra experiencia humana.
En el caso de la ansiedad, ésta es un síntoma de nuestra respuesta de “lucha o huida”. Cuando percibimos peligro, nuestro sistema nervioso simpático se activa, liberando hormonas que nos preparan para protegernos.
Los beneficios de la ansiedad
Entonces, en situaciones apropiadas, la ansiedad nos mantiene alerta y vigilantes.
Así, la ansiedad nos ayuda a mantenernos a salvo en situaciones peligrosas. Por ejemplo, al conducir en una tormenta, la ansiedad nos mantiene alerta y nos anima a prestar atención a la carretera.
Sin embargo, el médico explica que en psiquiatría existe una curva llamada la “de Yerkes-Dodson”, que muestra cómo el estrés y la ansiedad pueden mejorar el rendimiento hasta cierto punto.
¿Cuándo la ansiedad deja de ser buena? ¿Cuándo consultar a un profesional?
Sin embargo, cuando la ansiedad es abrumadora, afecta negativamente nuestro desempeño. Es importante reconocer cuándo la ansiedad, una forma del miedo, es útil, y cuándo se convierte en un obstáculo para hacer ciertas actividades, estar felices, tranquilos o con cierta paz.
La ansiedad saludable nos mantiene alerta y nos impulsa a tomar medidas, muchas veces es motivadora, pero debemos evitar que se vuelva abrumadora.
«No podemos dejarnos llevar por la idea de evitar todo lo que nos causa malestar. Pero sí queremos empujarnos a enfrentarnos con seguridad a nuestros miedos y ver que no tenemos por qué sentirnos incapacitados por ellos», dice el médico.
Y concluye: «La ansiedad existe para protegernos de las situaciones que nos dan miedo. En nuestra vida, a veces tenemos que hacer cosas que pueden dar miedo (…) Pero hay una gran diferencia entre algo que es un peligro inminente y algo que no lo es. Y nuestro cerebro no siempre distingue la diferencia».