En entrevista con La Voz de Ibiza, Marc Rahola, fundador y CEO de OD Group, jugador clave de la hostelería ibicenca, se pronuncia «escéptico» sobre las intenciones del Govern de subir la ecotasa en junio, julio y agosto para, como dijo Marga Prohens, «contener la llegada de flujos turísticos» en temporada alta y contribuir así a atenuar la crisis de vivienda.
–¿Qué opinión tiene del aumento de la ecotasa anunciado por el Govern?
–Aún realmente no hemos visto el impacto, pero cuando se puso por primera vez el impuesto hubo muchas quejas y al final se ha normalizado. El problema de un impuesto no es su implementación, sino qué se quiere hacer con él. Este impuesto es sobre el impacto turístico y de los clientes que vienen a los hoteles y que, de alguna manera, deterioran el territorio. Entonces, que se invierta en el territorio el 100%. Es lógico. Con lo que no estaría de acuerdo es que si está recaudando dinero en Ibiza, ese dinero vaya a Menorca, o el de Menorca a Mallorca. Y que realmente haya un plan. ¿Más dinero para qué? Todos los veranos, por ejemplo, tenemos roturas de cañerías fecales. Si se está recaudando, que se arregle eso. Pagamos suficientes impuestos, pero no sé si van a Madrid o a las Baleares. Si es para arreglar ese tipo de cosas, está bien. Siempre he creído que cuanto más cerca la recaudación de la acción, mejor. Lo vemos en los países más pequeños. Pero si hay que politizar esos ingresos, pues…
Así que para realmente tener una opinión, tengo que ver en qué se aplica, pero históricamente, España no se ha caracterizado por ser eficiente en sus impuestos. Así que mi posición es de escepticismo. En Barcelona se ha hecho bien, se paga una tasa que realmente se invierte en procesos turísticos.
Turismofobia, precios de locura en Ibiza y crisis de vivienda
–Todo esto, en un contexto turismofóbico.
–Ya que hablamos de Barcelona: allí se han dado cuenta que lo que ayuda a regular el turismo son los hoteles. En un hotel, quienes se alojan se tienen que identificar. Además, están en sitios urbanísticamente aptos. Los pisos turísticos han atomizado eso y dado pie a que entre lo legal y lo ilegal. En Ibiza, prácticamente el 45% de alojamiento no está en hoteles. También está pasando en la mencionada ciudad, en Venecia, en Madrid, muchas ciudades. Eso encarece la vivienda. El hotel era como una embajada, donde se encontraban los viajeros. Eso es lo que un hotel puede hacer y un piso turístico no. La regulación debe estar allí. Hoy, en las Baleares, no se pueden hacer nuevos hoteles. Entonces, ¿cómo es que vienen más personas? El aliado es el hotelero: antes éramos los malos y ahora, poco a poco, se va viendo que podemos ayudar.
–¿Piensa que con la ecotasa se está premiando a la ilegalidad y castigando a la legalidad?
–Totalmente y no solo con el aumento de la ecotasa sino con los impuestos anteriores. Nada paga la parte ilegal.
–Además, lleva a un aumento en los costes y eso se refleja en los precios, en un momento de mucha crítica a los precios de Ibiza.
–No se lo puedo repercutir al cliente porque si pudiera ya lo estaría haciendo, como es lógico. Al final hay una deflación de ese impuesto.
–El CEO de Meliá dijo que los hoteles en España tenían capacidad de crecer, en cuanto a precios. Entre ellos, puso como ejemplo a Ibiza, en comparación con Santorini o la Costa Amalfitana. ¿Está de acuerdo con esa afirmación?
–Sí. Ahora: una cosa es que esté de acuerdo con que podemos incrementar el precio, porque es un hecho, y otra cosa es que esté de acuerdo con que se suban los impuestos. Las infraestructuras que tiene España no están en Grecia. ¿Cuántos hoteles hay en Santorini? ¿En Mikonos? Y está muy atomizado con islas. España tiene una parte continental muy potente, desde Cataluña hasta la Costa del Sol. Tiene un gran turismo interior, por mencionar sólo a Madrid y a Barcelona. España es una potencia mundial.
–¿Qué relación tiene eso con la capacidad de crecimiento del precio?
–Cuando tienes infraestructura, tienes clima, tienes una buena posición sanitaria, y la facilidad de acceder a todo eso siendo europeo, eso es una ventaja. Nosotros, cuando nos jubilemos, difícilmente vamos a ir a vivir a Noruega, por muy fantástico que sea el país. Pero un noruego, cuando se jubile, va a querer jubilarse en España. España no deja de ser la Florida o la California de Europa. Un tío de Milwaukee, si puede, se va a ir a Tampa o se va a ir a San Diego. No hace falta ir a Los Ángeles o Miami.
–Entonces, si tenemos esa capacidad de subir precios, ¿por qué no los subimos?
–Es un tema de recorrido. Los distintos destinos compiten. Hace 15 años difícilmente había la tecnología que tenemos a día de hoy en España. Y además hemos tenido una lección de higiene de nuestros grandes operadores españoles que han podido competir con los grandes operadores del mundo. Meliá, Barceló, Riu, Palladium, etcétera. Han traído muchísimas cosas que se aprende compitiendo en ultramar. Esto ha hecho que tengamos una situación privilegiada y cada vez más. Ahora ya es un hub de aprendizaje constante. Constantemente hay un hub de trabajo, constantemente producimos muy buen capital humano, muy buena tecnología y lo ponemos en práctica, y competimos cada vez más y mejor. Eso lleva a una mejora continua y eso se traduce con una mejora de precio. Pero aún muchísima parte de la hostelería española está en proceso de esa profesionalización: porque, por ejemplo, ha estado en manos de familias y ahora están vendiendo.
–En una reciente entrevista con José Luis Benítez, gerente de la Asociación Ocio de Ibiza, le pregunté que Ibiza es el único lugar del mundo que no quiere parecerse a Ibiza. ¿De acuerdo?
–Sí, es un clásico. El mundo instagrameable en el que vivimos genera información y desinformación. El mundo instagrameable de show-off genera haters y lovers. Aquí no puede ser de otra manera y se genera esa situación. Dicen que se están haciendo más discotecas y no, son las que había, se transforman. No es blanco o negro. El problema de la vivienda es real y me preocupa, genera un empobrecimiento del destino. Los hoteles pueden resolver parte de ese problema y lo hacen. Pero por el encarecimiento que hay se deterioran los servicios públicos: cuesta más tener policías, profesores, médicos y más.
El problema que tenemos es que no tenemos planes integrales de urbanismo. El Ayuntamiento de Ibiza ha estado con proyectos suspendidos por años. No se planifica la ciudad que se quiere: Can Misses es un dormitorio, no tiene vida más allá de cuando juega la UD Ibiza. Ha habido una falta de planificación política en un momento en que la oferta privada se ha especializado y la pública, no.
–Se ven constantemente promociones con precios que no son para residentes…
–Ahora veremos lo que pasa. Se tiene que empezar a actuar de forma más contundente contra el turismo ilegal. Necesitamos más agilidad a la hora de clausurar la oferta ilegal.