En la costa de Cala Molí, frente a un mar en calma y lejos del bullicio, se esconde un lugar donde la puesta de sol no se mira: se escucha. Se trata de URUSAI Sunset Bar, la nueva propuesta de El Silencio Ibiza, que debuta esta temporada con un concepto inédito en la isla: el primer audiophile bar de Baleares, inspirado en los históricos listening bars de Tokio y Londres.
Aquí, cada elemento está al servicio de una idea: hacer del sonido una experiencia consciente. Vinilos raros, platos japoneses reinterpretados, sake y una arquitectura diseñada para resonar con cada nota. No hay pantallas. No hay ruido de fondo. Hay silencio, mar y música.
Qué es un audiophile bar (y por qué ha llegado a Ibiza)
El término audiophile bar designa espacios diseñados para ofrecer una escucha musical de alta fidelidad, con equipos de sonido de altísima gama, selección curada de vinilos y una atmósfera que invita a la atención plena. En URUSAI, ese concepto se materializa gracias a un sistema Palladium Audio, fabricado artesanalmente, y una acústica diseñada para el detalle.
La idea no es llenar el aire de sonido, sino darle espacio. La conversación se suaviza, las luces se atenúan y el ritual comienza: escuchar música como si fuera un poema breve, como un haiku grabado en vinilo. Todo ello acompañado por cócteles con ingredientes japoneses y una gastronomía que eleva la experiencia.
Una carta japonesa con producto balear
URUSAI no es solo un bar: también es un restaurante con personalidad propia. En la cocina, los chefs Taku Yuji Mikurya y Romain Littière proponen un menú que fusiona técnica japonesa con ingredientes de temporada de las Islas Baleares.
Entre los platos destacan el carpaccio de toro y akami ikejime, los sobas con gamba roja y pistacho, el solomillo de rubia gallega al carbón binchotan, y el ya popular toro saando, un sándwich de atún graso que ha conquistado las cenas en París. Todos los platos están pensados para compartir, al estilo de las izakayas niponas, pero con un toque insular.
La oferta líquida ha sido comisariada por Anabelle Berthelemot, con una selección de vinos naturales, sakes de autor y cócteles como la margarita de wasabi o el martini de lichi.
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Vinilos, arquitectura y cultura: la banda sonora del atardecer
La curaduría musical está firmada por Jaime Fiorito, hijo del pionero del sonido balearic, DJ Alfredo. Su selección va del jazz japonés de los años 70 al funk experimental, pasando por electrónica ambiental, soul brasileño y rarezas imposibles de encontrar en streaming.
Cada sesión en URUSAI se vive como un viaje narrado en vinilo. No hay listas automatizadas: hay criterio. Y eso se nota.
El diseño del espacio, a cargo del arquitecto Kulapat Yantrasast, ha sido pensado para acompañar esa experiencia. Materiales naturales como madera, piedra o tejidos orgánicos fueron elegidos no solo por su estética, sino por su comportamiento acústico. El resultado: una sala que vibra al ritmo de la música, no por encima de ella.
Un atardecer que no se baila, se respira
Cada noche, a partir de las 18:00 horas, URUSAI se convierte en un refugio para la escucha y el placer lento. Mientras el cielo se tiñe de dorado, los comensales llegan sin prisa, se descalzan, eligen un cóctel y dejan que el vinilo comience a girar.
No hay espectáculo, pero sí atmósfera. No hay un DJ estrella, pero sí una programación rotativa de artistas internacionales que entienden la música como un lenguaje sutil. Aquí, el lujo no se mide en volumen, sino en textura sonora. No se celebra el exceso, sino la curaduría precisa.
Ibiza suma un nuevo ritual: el sunset que se escucha
Con URUSAI, El Silencio Ibiza propone algo diferente en una isla saturada de estímulos: una experiencia donde menos es más. Donde el atardecer no se interrumpe con flashes, sino que se acompaña con sakes. Donde el lujo está en el sonido, la selección y la calma.
No es un lugar para ver y ser visto. Es un espacio para estar. Para escuchar. Para quedarse sin hablar mientras el mar, la aguja y la luz hacen lo suyo.