Ibiza no es solo fiesta. Es mar, luz, silencio y rincones que parecen sacados de otro planeta. La isla blanca sigue siendo uno de los destinos más deseados del mundo por una razón muy clara: sus playas.
Aquí no solo se podrán encontrar calas escondidas de aguas cristalinas, sino también extensas franjas de arena dorada con beach clubs sofisticados, atardeceres épicos y esa vibración única que conecta con lo más salvaje y libre de cada uno.
Esta es la guía definitiva. Una combinación de clásicos irresistibles y joyas menos conocidas, seleccionadas no solo por su belleza, sino también por la experiencia única que ofrecen.
1. Cala Comte (Platges de Comte)

Oeste de la isla. De aguas increíblemente turquesas, arena dorada y vistas al islote de S’Illa des Bosc, Cala Comte es una postal viviente. Ideal para ver el atardecer, con un chiringuito muy valorado y zona de rocas para quienes buscan más intimidad. Consejo: Llega temprano o al final del día. Es muy popular y el aparcamiento se llena con rapidez.
2. Cala Salada y Cala Saladeta

Cerca de Sant Antoni. Dos calas conectadas por un sendero. La primera tiene fácil acceso y servicios; la segunda, más salvaje, ofrece una experiencia más tranquila. Arena fina, agua cristalina y un entorno rodeado de pinos. Consejo: Aparca lejos y ve caminando. En temporada alta se restringe el acceso en coche.
3. Ses Salines

Parque Natural de Ses Salines. Famosa por su ambiente cool, su arena blanca y su proximidad a beach clubs como Jockey Club o Sa Trinxa. Naturaleza, diseño, música y estilo se dan la mano en esta playa emblemática. Consejo: Perfecta para combinar relax, buena gastronomía y puesta de sol con ritmo chill.
4. Aguas Blancas

Noreste, cerca de Sant Carles. Una playa de tradición nudista (aunque no exclusiva), con acantilados rojizos y atmósfera tranquila. Aquí no hay postureo, solo conexión con lo esencial. Las mañanas son especialmente mágicas. Consejo: Hay que bajar un buen tramo de escaleras. Lleva calzado cómodo.
5. Cala d’Hort

Frente a Es Vedrà Un lugar con magnetismo. Literal. Esta playa tiene vistas privilegiadas al místico islote Es Vedrà, rodeado de leyendas y energía telúrica. Consejo: Quédate hasta el atardecer. Ver cómo el sol se oculta tras Es Vedrà es un ritual ibicenco.
6. Cala Bassa

Oeste, cerca de Sant Josep. Conocida por sus aguas calmadas y fondo arenoso, es ideal para familias. El popular Cala Bassa Beach Club añade un plus de confort. Consejo: En verano, lo mejor es ir entre semana para evitar aglomeraciones.
7. Punta Galera (la joya escondida)

Al norte de Sant Antoni. No es una playa tradicional, sino una formación rocosa con terrazas naturales. Ambiente alternativo, perfecto para meditar, hacer yoga o ver el atardecer en silencio. Consejo: No hay servicios. Lleva agua, comida y una esterilla. Es un lugar especial para muchos locales.
8. Cala Xarraca

Norte de la isla. Rincón fotogénico con aguas turquesa y un muelle de pescadores que protagoniza muchas imágenes en redes. Excelente para hacer snorkel. Consejo: Prueba el barro natural de los acantilados laterales. Un spa 100 % ibicenco.
9. Es Cavallet

Sur, junto a Ses Salines. Playa larga, salvaje y abierta al mar. Muy popular entre la comunidad LGTBI+, con zonas más tranquilas al fondo y chiringuitos con ambiente elegante. Consejo: El restaurante El Chiringuito es un imprescindible si buscas buena gastronomía frente al mar.
10. Cala Gracioneta

Cerca de Sant Antoni. Pequeña, íntima y de aguas tranquilas. Rodeada de pinos, es ideal para familias, parejas o para desconectar en calma. Consejo: Tiene un restaurante encantador justo encima. Reserva si quieres comer con vistas de postal.