ENTREVISTA

Marta Planells, la ibicenca creadora de la primera escuela de ‘breathwork’ en español, ‘The Breath Act’: Sanar respirando

Marta Planells y Juan D´Angelo son los creadores de 'The Breath Act', una combinación de “respiración consciente, neurociencia” y más, única en su tipo y la primera en español dentro de la práctica del ‘breathwork’

Marta Planells Breath Act Breathwork
Marta Planells, fundadora de The Breath Act junto a Juan D'Angelo. (Foto: Instagram @martaplanells)

Estimado lector: haga una pausa y preste atención a su propia respiración. Antes de seguir leyendo, ponga su foco en el flujo de aire que entra y sale. Inspire en cinco segundos hinchando la panza para hacer una respiración abdominal, haga una pausa y suelte en cinco segundos. Todo por la nariz. Repita algunas veces, mejor si son cinco minutos, centrándose en, simplemente, respirar. Esta es una herramienta simple que comparte Marta Planells (Ibiza, 1986), creadora (junto a Juan D’Angelo) de la primera escuela de breathwork en español: The Breath Act

“Esta técnica sencilla la llamamos de coherencia cardíaca. Inhalar por la nariz en cinco, pausa, exhalar en cinco por la nariz. Todo el tiempo de manera circular y conectada. Se sincronizan así cerebro y corazón. Hace que la frecuencia cardíaca del corazón funcione mejor y regula rápidamente los niveles de estrés. La mayor parte de la población respira mal, de manera acelerada y muy superficial. Así que es muy importante involucrar el diafragma, respirar desde el abdomen, porque la mayoría de la gente respira aquí arriba (se señala el pecho), y eso afecta de forma negativa a nuestro cuerpo, tanto a lo físico y lo mental como lo emocional. Se puede hacer incluso mientras scrolleamos en las redes…”, explica. 

Como revela abiertamente en la web y las redes de The Breath Act, Marta lidió desde pequeña con traumas de infancia, una “gran herida de abandono, ya que desde los 7 años mis abuelos pasaron a ser mis tutores legales (crecí con ellos) porque mi madre no estaba en condiciones de cuidar de mí. Adicción al alcohol y la cocaína”. 

Hizo carrera en empresariales y llegó a ser directora de franquicia de una reconocida firma de ocio. Sin embargo, a los 30 años, le diagnosticaron migraña crónica y los médicos le recomendaron acostumbrarse a vivir así. Además, vivía una relación tóxica. 

Pero Marta decidió que no. Y hoy, incluso puede dar gracias a todo lo que vivió, por el camino de transformación al que la llevó. Al que recorrió. 

Abrir la puerta a la herida interna: de las emociones y la somatización

–¿Cuándo comenzó su camino de búsqueda de sanación y cómo llegó a contactarse por primera vez con el breathwork?

–Siempre me llamó el mundo del desarrollo personal. Recuerdo que de adolescente no leía novelas sino libros de inteligencia emocional. Mi nivel de consciencia quizás no me permitía entenderlos, pero allí se fue plantando la semilla. Siempre me interesó porque tenía muy presente el trauma de mi infancia y que yo guardaba mucho dolor, mucha ira. Lo que no sabía es que me acabaría afectando tanto y luego transformando tanto mi vida. Después enfermé. 

–¿Fue repentino?

–Siempre digo que el cuerpo es muy sabio, que te va avisando. No es que de la noche a la mañana enfermase como si nada, mi cuerpo me estuvo avisando durante casi dos años: un ataque de ansiedad, una migraña puntual, dolores de espalda. Sólo que como uno vive en piloto automático uno no es consciente. Entonces hacía lo que hace la mayoría: una medicación, o ir a urgencias, y continuar con mi ritmo loco de vida. Cuando no escuchas al cuerpo, un día se frena por completo y te dice: “Ahora me vas a escuchar, sí o sí”. En mi caso, fue la migraña crónica. Recurrí a la medicina tradicional pero también, como siempre me había interesado, empecé a probar todo tipo de terapias alternativas, pero todo externo, buscaba alguien que me sanase. Lo que sea. Nada me funcionaba, obviamente. En esa desesperación, te aferras a todo. Cualquier cosa que me decían que había funcionado, ahí iba yo. Pero tenía muy en claro que lo mío era de origen emocional, todo por lo que había vivido durante mi infancia. Ahí fue cuando conocí el trabajo del doctor Joe Dispenza

–¿Cómo lo conoció?

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–Llegó a mis manos uno de sus libros, El placebo eres tú. Habla precisamente de la somatización de enfermedades. Al mismo tiempo, mi diagnóstico médico era: “Marta, acostúmbrate a vivir así, ya lo has probado todo”. Fue un colapso y fue una claridad a la vez. Con 30, 32 años ya, que los médicos me dijesen eso. Yo pensaba: “¿Cómo? ¿Cómo me acostumbro a vivir así? La vida no puede ser sólo esto. Si yo misma y mis emociones me han metido en esto, yo misma también puedo salir”. Al leer el libro de Joe Dispenza fue cuando adquirí ese compromiso y esa fe en mí misma de que yo podía salir de esa situación, de que podía sanarme. Me apunté a uno de sus retiros y me hackeó por completo la mente y la respiración. 

–¿En algún momento de ese camino, de esa búsqueda, de ese probar todo y no encontrar, se sintió vencida?

–Millones de veces. Muchas veces sentí ganas de morirme, de no tener que aguantar más el dolor. Mi migraña era muy fuerte y era las 24 horas del día. Más toda la tormenta emocional que vivía en mi hogar. Muchas veces pensé: “No puedo aguantar más, quiero morir”. 

The Breath Act: Marta, Juan, Joe Dispenza, la meditación y empezar a respirar

En ese camino, no sólo conoció a Joe Dispenza, sino también a Juan D’Ángelo, hoy su compañero de vida y también fundador de The Breath Act, que nació oficialmente en 2022, aunque Marta ya hacía sesiones por su cuenta desde hacía más de un año. 

“Joe Dispenza trabaja todo a través de la meditación y nos enamoramos de ella. Allí fue nuestro primer contacto con la respiración. Empezamos a indagar y experimentar con mentores de breathwork de Estados Unidos en la técnica de respiración consciente conectada, que está enfocada a la liberación emocional. Eran experiencias muy profundas donde realmente llegabas a sacar emociones densas que tenías almacenadas por años y años. Nos ayudaba a trascender muchas situaciones. Fue así como combinando esa técnica y la meditación nos dimos cuenta que respirando antes de meditar llegábamos todavía mucho más profundo. ¡Nuestro proceso de transformación fue tan grande! Juan pudo sanar su depresión y duelos, yo mi enfermedad y al haber vivido eso quisimos llevarlo al mundo. En España no había con quien aprenderlo. 

–¿Así surgió la idea de crear The Breath Act?

–Sí, así surgió la idea de crear la escuela y luego nuestra combinación de técnicas. Al final no hemos inventado nada, la respiración consciente se empezó a desarrollar en los años ‘60 principalmente en Estados Unidos y Rusia. Lo que sí hemos creado es nuestro propio método particular: la hemos combinado con neurociencia aplicada inspirados por el trabajo de Joe Dispenza con la guía de voz, y la hemos combinado con música y sonido, porque el sonido es modulador de las ondas cerebrales y también ayuda a entrar en procesos más profundos. A ello sumamos el trabajo somático. 

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–¿Qué es el trabajo somático?

–Ayuda a soltar nuestras resistencias para poder liberar las emociones. Somos cuerpo, el cuerpo está lleno de memoria celular y todas las situaciones que hemos vivido y sobre todo las heridas emocionales no resueltas, quedan almacenadas. El trabajo somático consiste principalmente en tocar diferentes centros meridianos provenientes de la medicina china que ayudan a desbloquear y que la persona pueda liberar las emociones. 

–¿Cómo son los workshops?

–Son eventos abiertos a todo el público, de entre dos y cuatro horas. Es para empezar a tener contacto con la respiración. Luego, para personas que quieren profundizar están las certificaciones. Algunos las hacen para dedicarse profesionalmente a ello, otros por proceso puro de transformación personal.

–¿Trabajan de manera solamente presencial o también hacen workshops virtuales?

–Hacemos. Ahora estamos preparando uno para septiembre, gratuito, para todo aquel que quiera experimentar la herramienta. 

–¿La gente que va a sus workshops suele ya tener alguna experiencia previa?

–Lo más bonito de los workshops es, precisamente, que hay una mezcla de gente. A las certificaciones, claro, sí, viene gente que ya tiene ciertas cuestiones muy presentes, que quieren ir a profundidad con la herramienta. Pero a los workshops viene gente de todo tipo, te encuentras a aquel más espiritual y a aquel más mental, a lo mejor al que es CEO de una empresa o un contable. Gente que ni sabe a qué viene porque lo ha traído una pareja o amigo. 

Cuando vas explicando, al principio no entienden nada, están muy mentales pensando en lo que va a suceder. Pero luego da igual cuán científico eres o no: si respiras, el proceso sucede, porque es un proceso fisiológico. Luego no hay nada más gratificante que ver la transformación de cada uno. Mucha gente nos escribe para contarnos sus avances: muchos casos que sanan ansiedad y depresión, que han conseguido dejar medicación, volver a sentirse seguras en su cuerpo y disfrutar la vida; casos de estrés, porque vivimos en una sociedad en la que el estrés crónico está normalizado, personas que quizás sufrían tics debido al estrés y a partir de venir a los workshops han conseguido eliminarlos sin buscarlo. Al empezar a respirar se regula todo tu sistema nervioso. También gente que estaba bloqueada, que no podía avanzar con proyectos laborales, a la que la respiración les ha dado la claridad necesaria para avanzar. 

Nunca nos escucharás decir que el breathwork sana, no. No es eso, es que la persona se abre a encontrarse consigo misma, a soltar esas emociones que tenía adentro, se abre a su camino de transformación. 

Las emociones y el ‘breathwork’: hacernos responsables

–Si no quiero hacer una certificación pero sí seguir trabajando en respiración, ¿cómo continúo? ¿Hacen sesiones uno a uno?

–Nosotros no pero como somos escuela tenemos muchos alumnos para recomendar que trabajan de esa manera. Además, luego de los workshops damos herramientas para continuar en el día a día y es lo que más promovemos: que quienes vienen, luego respiren en su día a día, porque realmente no sirve de nada venir tres horas a respirar profundamente si después vas a volver al caos de tu vida y no cambiar nada, ¿no? Se trata de empezar a cambiar el hábito y romper ese piloto automático en el que vive la mayor parte de la sociedad, y empezar a ser responsable de tu vida y de tus emociones. 

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–Las emociones, entenderlas, gestionarlas, es algo que se trabaja también en psicoterapia. ¿Psicoterapia y el método de The Breath Act son combinables?

–La psicoterapia es súper necesaria porque somos mentes lógicas. La mayor parte de la gente es súper analítica, nuestra mente necesita entender de manera racional todo lo que ha sucedido y cambiar la perspectiva. Eso es súper necesario. Cuando se complementa con la respiración, el trabajo es súper potente y profundo. Cada vez hay más estudios científicos que demuestran el poder que tiene. Lo que hace es que no trabaja las heridas emocionales no resueltas desde la mente, sino que es un enfoque ascendente, que va desde los centros reguladores de las emociones, desde nuestro cuerpo, el soma, hacia la mente. Entonces, libera toda la energía estancada, esa memoria celular de lo que sucedió en el cuerpo. Así, la mente integra y procesa lo que sucedió porque ha liberado la emoción atascada. 

Una persona que haya contenido muchísima rabia toda su vida por algo que le sucedió, por más que tú vayas desde la mente, que le hagas comprender que la situación fue de cierta manera, la rabia va a seguir en su cuerpo, le va a condicionar día a día. De repente, su pareja le dice algo y salta, o en el trabajo. A través de la respiración se pueden soltar todas esas emociones para que la persona pueda estar en su centro y en su equilibrio, para así ver la realidad desde otra perspectiva. 

–Fue madre nuevamente hace casi un año y ha compartido cómo le ayudó este camino, ¿puede explayarse sobre eso?

–Ahora, mi hija mayor está por cumplir 6 años. Si vuelvo 6 años atrás y me hago la pregunta de si tendría un bebé de manera natural, sin epidural, en el agua, en ese momento mi respuesta habría sido que no, que ni loca. Todo mi proceso de sanación, de respiración, de expandir la conciencia me llevó por ese camino. La respiración fue clave en todo momento. Mi preparación al parto fue simplemente respirar, respirar de manera consciente. 

–Para cerrar: hoy las redes ayudan a conocer experiencias y caminos pero también tanta información es abrumadora: que hay que caminar descalzo, que hay que comer tal cosa y eliminar tal otra, que hay que meditar tantos minutos cada día… ¿Cómo hacemos para navegar entre todo eso, qué recomienda?

–Mi opinión muy personal es que puedes ser vegano, gluten free, no beber alcohol, caminar descalzo, pero si no cuidas tus emociones, vas a estar destruido por dentro, por muy healthy que sea tu alimentación. Vas a estar en completo desequilibrio si no prestas atención a tus emociones. Lo más importante es empezar a hacernos responsables de todo lo que almacenamos dentro de nuestro cuerpo, de esas emociones, de liberarlas, de empezar a saber cómo funciona nuestro cerebro y utilizarlo a nuestro favor.

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