El Gobierno afronta uno de los momentos más delicados de la legislatura tras un día que altos cargos socialistas calificaron sin matices como «muy heavy». El juez del Tribunal Supremo Leopoldo Puente ordenó este jueves prisión incondicional para el exministro de Transportes José Luis Ábalos y para su exasesor Koldo García, detonando una crisis que ha sacudido a todo el Ejecutivo y al PSOE. En palabras de fuentes del partido recogidas por EL MUNDO, «se nos colaron dos manzanas podridas y las hemos puesto de número dos».
La noticia estalló mientras Pedro Sánchez firmaba el acuerdo para la mejora salarial de los empleados públicos, un acto al que no pensaba acudir pero cuya presencia se decidió «sobre la marcha» cuando ya se sabía que Anticorrupción había solicitado cárcel para quien fuera su mano derecha durante años. «Ha habido gente que ha dicho que eso del Black Friday…», bromeó Sánchez con Miguel Borra, presidente del CSIF, intentando transmitir normalidad. Pero puertas adentro, nadie en el Gobierno escondía que había sido un jueves negro.
Un golpe político en plena debilidad parlamentaria
El Ejecutivo ya llegaba tocado a esta jornada después de que el Congreso rechazara la senda de estabilidad, primer paso imprescindible para elaborar los Presupuestos. El fiasco evidenció la carencia de apoyos suficientes y dejó al Gobierno en situación crítica. Pero la entrada en prisión de Ábalos fue un nuevo mazazo que «vuelve a desnudar la trama corrupta que operó en el Ejecutivo y el PSOE».
Desde La Moncloa insisten en que «la legislatura está igual de difícil que estaba», pero el escenario ha cambiado. La prisión preventiva no hace perder la condición de diputado, pero sí todos los derechos políticos y económicos. Ábalos tenía el compromiso de votar en consonancia con el PSOE. Ahora, sin su voto, el margen del Gobierno se estrecha todavía más.
El problema es especialmente grave con Junts, que mantiene una posición de «bloqueo» y se encuentra en pleno choque con los socialistas. «A los socialistas ya no les vale una abstención de Junts… necesitan que voten sí a todo», admiten fuentes parlamentarias. Y el partido independentista no parece dispuesto.
La sombra de un adelanto electoral
La sensación en el Congreso es de «desmoronamiento» de la legislatura. Aunque ningún socio ha roto formalmente, ya ninguno descarta un adelanto electoral. Pese a ello, en el entorno de Sánchez aseguran que el presidente mantiene la intención de presentar Presupuestos: «Nos hace daño no tenerlos, pero si los llevamos, socios y oposición tienen que retratarse».
El cálculo político está claro: si las cuentas se rechazan, el Gobierno quiere llegar a las urnas exhibiendo «lo que quería hacer» y culpando a los demás de bloquearlo. «Modo precampaña» activado en todas las formaciones, pero con La Moncloa insistiendo en llegar a 2027 pese al terremoto Ábalos.
Ferraz rompe con Ábalos: “Merece todo mi desprecio”
La distancia del PSOE con su antiguo secretario de Organización es absoluta. «Merece todo mi desprecio», afirma sin titubeos una ministra. En el partido repiten que Ábalos ha pasado de ser uno de los hombres más poderosos de la formación a convertirse en «un diputado del grupo mixto» y «palabra de un imputado».
El exministro agravó la ruptura con Ferraz al cambiar de estrategia y pasar al ataque contra Sánchez. «Investigar a Air Europa sería abrir el melón, ahí podemos llegar a Begoña. Podemos llegar bien llegados», afirmó en una entrevista horas antes de su citación ante el Supremo, una declaración que ha encendido aún más los ánimos en el PSOE.
Fuentes socialistas admiten que ver de nuevo «a un socialista en el furgón entrando en Soto del Real» ha sido devastador para el partido. «La etiqueta de corrupción ya la tenemos por desgracia», señala un dirigente. Otro lo resume así: «Ataca un pilar nuestro que era la lucha contra la corrupción».
Un Gobierno en estado de choque
Ministros y altos cargos evitaron ayer a la prensa. La consigna era una sola: «Tranquilidad» y recordar que «es un proceso judicial que sigue su curso». Pero en privado, el malestar es palpable: «Ábalos no tiene derecho a estar herido, el daño nos lo ha hecho a nosotros», dice un alto dirigente.
Incluso se cuestiona, de manera interna, la capacidad de Sánchez para elegir a su círculo más próximo. «La acumulación seguida de cuernos de dos parejas tiene que hacerle dudar de a qué gente elige y cómo», afirma un veterano conocedor de la ejecutiva.
