España cuenta con uno de los mayores números de personas centenarias del mundo, una cifra que confirma la tendencia global de que las mujeres viven más que los hombres. Según los datos del Ministerio de Sanidad, la esperanza de vida de las mujeres en España en 2020 fue de 85 años, frente a 79,5 años de los hombres. Este nivel de longevidad se refleja especialmente en las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística (INE), que señalan que alrededor de 13.919 mujeres han superado los cien años de edad.
En este contexto ha emergido la historia de Teresa Fernández Casado, una mujer leonesa que ha sido recientemente reconocida como la persona viva más longeva de España tras la verificación de su edad por parte de LongeviQuest, una organización internacional especializada en el estudio de la longevidad humana. Con 112 años y 117 días, según consta en su documento nacional de identidad, Teresa ha superado oficialmente a Angelina Torres Vallbona, anterior máxima longeva del país.
La validación llegó a la familia en forma de carta dirigida a sus hijos y confirmó de forma retroactiva que Teresa ostenta este título desde el 11 de noviembre, fecha del fallecimiento de Torres Vallbona.
Raíces profundas en su tierra natal
Teresa vive en Zambroncinos del Páramo, una pequeña localidad del municipio de Zotes del Páramo, en la provincia de León, y aún reside en la misma casa en la que nació el 29 de julio de 1913. Su longevidad ha sido testigo de transformaciones históricas: guerras, cambios sociales, emigraciones, avances tecnológicos y generaciones enteras de su propia familia.
La mujer tuvo siete hijos, de los que seis siguen vivos. Entre ellos destaca su hijo Ángel, de 93 años, quien se ha convertido en un caso excepcional: es uno de los pocos hijos de una persona centenaria que también supera la novena década de vida. Teresa es además abuela de once nietos, bisabuela de nueve biznietos y tatarabuela de dos tataranietos, generando una extensa red familiar que celebra su día a día.
Una figura querida y recordadora viviente
La familia y los vecinos describen a Teresa como una “mujer de pueblo, muy querida por todos”. Su hija Manuela la recuerda como una especie de archivo viviente del pueblo, “la persona a la que todos acudían cuando necesitaban confirmar una fecha o algún detalle extraviado en la memoria colectiva”, un rol social que ha desempeñado con naturalidad durante décadas.
A pesar de su avanzada edad, Teresa conserva hábitos que sorprenden tanto por su vigencia como por su simplicidad. Sus hijos aseguran que se encuentra bien, que come con apetito y duerme “estupendamente”, y mantienen una rutina que incluye rituales cotidianos que forman parte de su día a día.
El rito de una copa de vino en cada comida
Entre las costumbres que más han llamado la atención de familiares, vecinos y expertos se encuentra su relación con el vino. Teresa mantiene un hábito que no ha querido abandonar: “En todas las comidas toma una copa de vino”, y en días especiales incluso acompaña los momentos familiares con “un brindis con un chupito de hierbas”.
Aunque no se trata de una receta milagrosa, este detalle forma parte de su historia y encaja con otras observaciones de longevidad que se han hecho alrededor del mundo, donde el consumo moderado y ritualizado de vino se asocia a estilos de vida saludables. Su caso ha recordado a estudios conocidos sobre las denominadas “zonas azules” (regiones con alta concentración de personas centenarias) donde el vino con moderación es parte de la vida cotidiana.
Lo notable en Teresa es que apenas toma medicación, y cuando hace dos años ingresó en el hospital, los profesionales “no pudieron localizar un historial clínico porque no lo encontraron”. Esa ausencia casi total de historia médica registrada da aún más relevancia a su longevidad natural.
Una figura entre los más longevos del mundo
Gracias a la certificación de LongeviQuest, Teresa no solo lidera el ranking de longevidad en España, sino que también se sitúa entre las diez personas más longevas de Europa y en el puesto número cincuenta del mundo, de acuerdo con los registros internacionales. Este reconocimiento pone de relieve no solo su extraordinaria edad, sino también el interés global que despiertan las historias de longevidad humana.
Reflexiones científicas y hábitos de vida
Su caso se suma a las observaciones de investigadores que estudian la relación entre estilos de vida, genética y longevidad. Aunque no existe una fórmula única que garantice vivir más años, se han documentado ciertos factores que pueden influir en la salud a largo plazo, como una alimentación equilibrada, actividad social constante, redes familiares sólidas y, en algunos casos, el consumo moderado de vino.
Investigadores como Dan Buettner, que ha analizado las zonas azules del mundo, han sugerido que el consumo moderado de vino tinto, rico en compuestos antioxidantes como el resveratrol, podría tener efectos beneficiosos sobre la salud cardiovascular y otros sistemas del organismo. No obstante, los expertos también subrayan que “esto no quiere decir que beber una copa de vino, y mucho menos en exceso, te ayudará a vivir más años” y que el consumo debe ser moderado y adaptado a cada contexto de salud individual.
