Luciano, uno de los artistas más influyentes del circuito internacional y figura clave en la historia reciente de Ibiza, ha compartido una mirada nostálgica sobre la evolución de la isla: “La libertad se ha reducido. Antes podíamos hacer fiestas en la playa y a nadie le importaba. Nadie se molestaba realmente por las cosas que hacíamos. Y ahora, literalmente, no se puede hacer nada.”
El artista recuerda cómo junto a artistas como Sven Väth y su legendaria residencia Cocoon, contribuyó a definir lo que hoy se conoce como el “sonido de Ibiza”. “Cuando llegamos, había una oportunidad de traer un nuevo sonido. Y eso fue lo que hicimos con DC-10 y Cocoon. Todos los años que estuve allí éramos un grupo de personas descubriendo algo. Todos los DJs de hoy estaban en la pista de baile, escuchando y aprendiendo. Estábamos creando unidad”, rememora.
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Sin embargo, lamenta que esa misma música que entonces era alternativa se haya convertido en la corriente dominante: “Ahora la música principal de la isla es precisamente ese tipo de música underground, y se ha convertido en el lado comercial de Ibiza”.
“Hoy todo es al revés: el underground se volvió mainstream”
Luciano no oculta su desencanto ante la transformación del panorama actual. “Lo que veo hoy es exactamente lo mismo que viví hace 25 años, pero al revés. Ahora la música principal de la isla es precisamente ese tipo de música underground… y se ha convertido en el lado comercial de Ibiza.”
El DJ y productor reconoce que el cambio no solo ha sido musical, sino también social. “Hoy la gente está más dividida. Por eso no elijo residencias fijas; quiero tocar un poco para todos. Sigo creyendo que lo más importante es crear unidad”.
El artista admite sentirse parte de otra generación: “Las generaciones cambian, TikTok, Instagram… es otro mundo. Yo ya me estoy haciendo mayor. Los jóvenes viven lo mismo que viví hace 25 años, pero esperan cosas diferentes.”
De la utopía hippy al imperio del ocio
Para entender la reflexión de Luciano, hay que volver atrás. En los años setenta, Ibiza era un refugio para artistas, hippies y bohemios que huían del ruido del continente. La isla ofrecía un espacio de libertad y experimentación creativa sin precedentes. Pequeños bares y locales comenzaron a mezclar sonidos diversos, sentando las bases del espíritu musical ibicenco.
Con la llegada de los años 80, el fenómeno creció. DJs internacionales descubrieron que la isla era el lugar perfecto para experimentar con nuevos ritmos. Amnesia, Pacha y Space se convirtieron en templos globales de la música electrónica y en laboratorios sonoros donde todo era posible.
De esa mezcla nació el Balearic Beat, un sonido que fusionaba house, techno y música étnica. Ecléctico, abierto y hedonista, se convirtió en el sello distintivo de Ibiza y en su principal exportación cultural.
Durante los años 90, la isla alcanzó su apogeo: los DJs más influyentes del planeta tenían residencia allí, los turistas jóvenes llegaban en masa y las fiestas se convirtieron en experiencias míticas. Era la era de la euforia, la experimentación y la expansión global del clubbing.
La era VIP y el fin de una época de oro
Pero con el nuevo milenio, la libertad dio paso a la estructura. Llegaron los grandes promotores internacionales —Ministry of Sound, Manumission, La Troya— y el ocio nocturno se industrializó. Los clubes empezaron a programar siete días a la semana, el turismo se sofisticó, y la “isla libre” se transformó en una máquina global de entretenimiento.
Ibiza se volvió símbolo del lujo, del acceso exclusivo, de la lista de invitados y el backstage. La esencia underground, paradójicamente, se convirtió en un producto más del mercado global. “Como muchas instituciones se han vuelto tan rígidas y todos se han empezado a poner trabas entre sí, la libertad se ha reducido”, lamenta Luciano. “Pero Ibiza siempre será Ibiza. Es mi hogar. Mi madre vive allí, uno de mis hijos nació allí. Siempre será un lugar especial para mí.”
El alma de la isla sigue viva
Pese a la nostalgia, Luciano no pierde la esperanza: “Al final, se trata más de la isla. Ibiza siempre será especial. Tiene una energía única que no depende de las modas.”
Su visión rescata una idea que atraviesa generaciones: más allá de los clubes, los DJs y las redes, Ibiza es una experiencia colectiva, una mezcla de naturaleza, libertad, música y comunidad. Quizá la isla haya cambiado, pero su latido sigue ahí, esperando a quienes sepan escucharlo.












