«HE ESTADO MUY ENFERMO»

La revelación más dura de Ángel Llàcer sobre su enfermedad: «Vi la muerte, claro que la vi»

El actor y director reconoce que estuvo “muy enfermo”, a punto de perder la pierna y de morir tras contraer una severa infección. Hoy afronta la vida “más tranquilo, más aquí y ahora”

Ángel Llàcer
Ángel Llàcer

Ángel Llàcer ha reaparecido completamente transformado. No solo por su estado físico, aún marcado por las secuelas de la grave infección que contrajo en un viaje a Vietnam, sino también por la forma en la que afronta ahora la vida. El actor, director teatral y juez de Tu cara me suena ha compartido la experiencia más dura de su vida, una enfermedad que lo llevó al límite, lo dejó más de un mes ingresado, lo obligó a pasar cuatro veces por quirófano y lo puso cara a cara con la muerte.

Llevo un año y medio complicado porque he estado muy enfermo”, reconocía este sábado en un evento de Atresmedia celebrado en Las Palmas de Gran Canaria. Y aun así, asegura que el aprendizaje que ha sacado del proceso lo ha cambiado para siempre: “El balance es superpositivo, porque me siento más aquí y ahora, más relajado, más de hablar con la gente, más cariñoso, no me estreso por las cosas que vendrán…”.

Un año y medio al borde del abismo

Llàcer viajó a Vietnam sin imaginar que regresaría con una bacteria llamada shigella, que desencadenó una infección tan severa que estuvo a punto de costarle la pierna… y la vida. “Tuve que aprender a andar y mi único objetivo era poner un pie delante del otro”, explica, usando ese proceso como metáfora de cómo ahora transita su día a día: paso a paso, sin atropellos, sin presiones.

La infección avanzó tan rápido que Llàcer llegó a despedirse de sus padres por miedo a no sobrevivir. Entre quirófanos, antibióticos y dolor, atravesó uno de los episodios más traumáticos de su vida. Él mismo lo confiesa sin rodeos: “Vi la muerte, claro que la vi, y le dije ¡hola!… y ¡adiós! y la dejé… La verdad es que fue traumático el momento de casi morirme, y después fue dura la recuperación”.

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Sin embargo, incluso entonces nunca se permitió caer en la autocompasión: “Nunca me he apalancado en la queja ni en el lamento; al contrario, siempre es como, venga, ‘adelante’ y eso me ha enseñado que soy bastante fuerte, la verdad”.

Una nueva forma de vivir

Las secuelas todavía están ahí, pero Llàcer se siente renacido. Dice que ahora vive con una serenidad que antes no tenía. Se toma las cosas con calma, disfruta más de las conversaciones, del trabajo y del día a día. Cuenta que la experiencia le ha enseñado a priorizar lo esencial: “Voy mucho más tranquilo y las cosas ya no me aturullan”.

Buena parte de su recuperación la pasa en la comarca catalana de La Garrocha, donde se siente un vecino más y encuentra la paz que necesita. Allí, rodeado de naturaleza, ha podido comprobar algo que le emociona profundamente: la cantidad de gente que le quiere y le apoya.

Un deseo para el futuro: salud y nada más

Llàcer tiene clarísima su petición para el año que viene: “Salud, yo ahora siempre pido salud. Al 2026, 27, 28, 29…. les pido lo mismo. Salud, tranquilidad y amor”.

Y resume así lo que ahora considera el mayor éxito posible: “No hay nada mejor que estar con tus seres queridos, hacer las cosas que te interesen y disfrutar con los proyectos. Ya está, nada más. En el momento, en el sitio donde estés, estar a gusto. Este es el mayor éxito que uno puede tener”.

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La experiencia que casi le arrebata la vida es hoy el motor de un Ángel Llàcer renovado, más consciente y más agradecido que nunca. Una lección brutal que, como él mismo dice, lo ha convertido en “un hombre nuevo”.

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